Cierto joven se acercó a un maestro y le pidió consejo sobre la mejor manera de agradar al Señor

- "Ve hasta el cementerio e insulta a los muertos -le dijo el maestro."

El joven hizo lo que se le ordenó. Al día siguiente, volvió a visitar a su maestro.

-"¿Te respondieron los muertos?" - Preguntó el sabio.

El joven le contestó que no.

- "Entonces vuelve allí y elógialos" - Replicó el maestro.

El estudiante obedeció. Esa misma tarde volvió con su maestro, quien nuevamente quiso saber si los muertos le habían respondido.

- "No" - dijo el joven.

- "Pues para agradar al Señor, compórtate de la misma manera" -le indicó el maestro -

No hagas caso del desprecio de los hombres, ni de sus elogios; de esta manera, podrás construir tu propio camino tomado de la mano de Dios.

No debes buscar la aceptación de los hombres sino la de Dios.

Cuantos de nosotros buscamos quedar bien delante de los amigos hablando de una forma incorrecta, o bien aceptando o riendo las cosas que dicen otros aún sabiendo que no son correctas.O actuamos de esta o aquella forma porque nos presionan los amigos o compañeros, incluso muchas veces nuestra misma familia.

Dice la Biblia que no se puede servir a dos amos, pues se amará a uno y se odiará al otro.

No podemos agradar a Dios y a los hombres.

Busquemos siempre agradar a nuestro Dios, sin ofuscarnos ni enorgullecernos por los insultos o halagos de los hombres