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DE OTOÑO  
  
  
Yo sé que hay quienes dicen: 
 ¿por qué no canta ahora  
 
 con aquella locura armoniosa de antaño?  
Ésos no ven la obra profunda de la hora,  
la labor del minuto y el prodigio del año. 
  Yo, pobre árbol, produje,  
al amor de la brisa,  
cuando empecé a crecer,  
un vago y dulce son.  
Pasó ya el tiempo  
de la juvenil sonrisa:  ¡dejad al huracán 
 mover mi corazón! 
  
Ruben Darío  
   
   
  
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