Quebrá la luna entre tus manos, 
hacela pedazos 
y úntate de su polvo fino y negro. 
Protejámonos de los símbolos 
y de los sueños, 
cubrámonos de las frustraciones 
con una costra dura de realidad. 
Aceptemos el día como día 
y la noche como noche, 
pasando por el tiempo 
con la espalda recta y los ojos secos; 
porque la mente no es dueña de la vida 
y los deseos no son las leyes: 
hay que acatar la moral y el orden, 
revestirnos de una sonrisa de bolsillo, 
apretarnos el corazón en un puño 
y aceptar el sacrificio. 
GIOCONDA BELLI