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 PRELUDIO
 Mientras la sombra pasa de un santo amor, hoy quiero
 poner un dulce salmo sobre mi viejo atril.
 Acordaré las notas del òrgano severo
 al suspirar fragante del pífano de abril.
 
 Madurarán su aroma las pomas otoñales;
 la mirra y el incienso salmodiarán su olor;
 exhalarán su fresco perfume los rosales,
 bajo la paz en sombra del tibio huerto en flor.
 
 Al grave acorde lento de música y aroma,
 la sola y vieja y noble razòn de mi rezar
 levantará su vuelo süave de paloma,
 y la palabra blanca se elevará al altar.
 ANTONIO MACHADO 
 
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