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La Bruja despertó de su sueño de varios siglos, se desperezó largamente
y ya en pie se miró en el espejo y dijo: -¡Qué suerte!
Estoy tan horrible como siempre. No, mejor aún. Estoy
más fea que nunca. ¡Qué hermoso! ¡Cuántas arrugas y granos
tengo en la cara! Soy fea, muy fea, tan fea que hasta
yo misma me asusto al mirarme al espejo. ¡Magnífico!
Sigo siendo, sin duda, la bruja que más aterroriza y,
espero, la que más maldades comete por minuto. En esto,
a decir verdad, no tengo competidoras. La bruja del cuento
de Blancanieves al lado mío es un poroto. ¿Qué digo?
Un microbio. Yo soy una Superbruja: la bruja más bruja.
Y,
colocándose en la cabeza el bonete de bruja, agregó: -¡Qué bueno!
tengo ganas de hacer los peores hechizos, los más
malignos. Voy a echar primero una mirada para ver
como anda el mundo. La última vez que me dormí, los
hombres se deleitaban quemando brujas en la hoguera.
Quizás ahora haya mejorado nuestra situación laboral.
La
Bruja salió con su escoba a recorrer el planeta y,
de pronto, vio pasar un "jet", y exclamó: -Vaya ¡qué bien
se alimentan los pájaros en este tiempo! ¡Cómo han
crecido y qué hermosa armadura de metal llevan! Me
gustaría hacer lo mismo con mi cuervo. Pero espero
que después no haga, como éste, tanto ruido al volar.
Más
adelante la Bruja divisó una ciudad y gritó: -¿Qué veo
allí? No lo puedo creer. Una ciudad con casas que
han crecido hasta las nubes. Y están todas juntas.
Unas al lado de las otras. Y eso.¿Qué es eso? parecen
carruajes sin caballos y corren enloquecidos por
las calles .Me parece que esta vez dormí unos cuantos
siglos de más. Dormí mil años, por lo menos. ¡Qué sueñito
largo tuve! ¿no?
La
Bruja descendió a aquélla ciudad, se acercó a un
transeúnte y le preguntó: -Dígame,
señor, ¿Cómo es qué andan esos carruajes sin caballos? ¿Cuál
es el hechizo? -Mire, señora,
su disfraz es muy bueno, pero no tengo tiempo para
perder con bromas. ¡Taxi! ¡Taxi!
La
Bruja quedó atónita viendo al hombre correr tras
uno de esos carruajes sin caballos, y se dijo: "¿Taxi? ¿Taxi? ¿Será una
palabra mágica? Trataré de recordarla".
La
Bruja comenzó a caminar y se encontró, de pronto,
frente al escaparate de un negocio de artículos electrónicos.
Le llamó poderosamente la atención un televisor encendido
que estaba proyectando una película del Lejano Oeste.
Vio la escena de un ataque de indios a una diligencia,
y expresó: -Ah, no yo quiero saber
cómo lograron meter a toda esa gente y a todos esos
caballos dentro de esa cajita.
Entró al
negocio y le manifestó al vendedor: -Señor, ¿cuál
es el hechizo de esta cajita? -¿Hechizo? ¿Hechizo?
No, no conozco esa marca. -Ah,
usted tampoco me quiere responder. No se preocupe,
yo lo voy a averiguar lo mismo.
La
Bruja metió la mano dentro del aparato y, lógicamente,
se produjo lo que se podía esperar: una terrible
descarga eléctrica. La descarga le dejó carbonizados
todos los cabellos y electrificados los ojos. Por
lo cual, comenzó a lanzar chispas por ellos y a maldecir,
y dirigiéndose al vendedor, dijo: -Me
vengaré de lo queme han hecho. En usted descargaré primero
mi ira.
Hizo
un pase mágico con su varita y, al instante, el vendedor
se quedó en calzoncillos y medias agujereadas. La
Bruja salió del negocio echando humo, diciéndose: " Me
vengaré de todos los que habitan en esta ciudad.
Les haré una tremenda maldad. Van a llorar. Les envenenaré el
agua". Cuando llegó al río vio las aguas y,
sorprendida, se dijo:"Huy, no puede ser. Alguien
se me adelantó e hizo el trabajo por mí. No importa.
Envenenaré el aire, ya verán lo que es bueno".
Olfateó el aire con su nariz curva (que tenía un
grano más grande que un tomate) y se lamentó: "Pero
no puede ser, alguien se me adelantó también
en esto. ¡Qué fastidio! Ya sé. Envenenaré los mares,
los peces, las nubes, el suelo, los animales, las
plantas, los bosques, las selvas" . La Bruja
se dio cuenta, de inmediato, de que algo extraño
ocurría. Cada vez que iba a consumar uno de sus hechizos,
comprobaba que alguien se le había adelantado para
hacer su maldad.
Se
rompía la cabeza preguntándose quién habría sido
capas de adivinar sus maléficos pensamientos. Hasta
que, finalmente, alguien le explicó que las brujas
quedaban pequeñas en esa época y que los hombres
se habían convertido en los brujos más terribles:
los brujos de la contaminación. Su brujería era la
peor que podía imaginar cualquier bruja, porque ella
conducía a la autodestrucción de la especie.
La
Bruja riéndose con aire de victoria, aseveró: -Yo
seré bruja, pero no tonta. Una bruja protege a otra
bruja y a la hermandad de las brujas. Pero el hombre
de este tiempo busca destruir a toda la humanidad. ¡Qué brujería
más descabellada! Para mí el hombre de esta época
no es más que un brujazo tonto, un archibrujo tonto,
un príncipe de brujos retonto.
La
Bruja se alejó con su escoba y volvió a su negra
mirada para dormir otros siglos. Después de todo,
eran mejores las pesadillas que ella soñaba que aquellas
que los hombres vivían en ese tiempo.
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