Señor, te encomendamos el alma de tu siervo Felipe Camiroaga, Roberto Bruce, y los 21 persona fallecida en el Archipielago de Juan Fernández y te suplicamos, Cristo Jesús, Salvador
del mundo, que no le niegues la entrada en el regazo de tus patriarcas,
ya que por ella bajaste misericordiosamente del cielo a la tierra.
Reconócela, Señor,
como criatura tuya; no creada por dioses extraños, sino
por ti, único Dios vivo y verdadero, porque no hay otro
Dios fuera de Ti ni nadie que produzca tus obras.
Llena, Señor, de alegría
su alma en tu presencia y no te acuerdes de sus pecados pasados
ni de los excesos a que la llevó el ímpetu o ardor
de la concupiscencia.
Porque, aunque haya pecado,
jamás negó al Padre, ni al Hijo, ni al Espíritu
Santo; antes bien, creyó, fue celoso de la honra de Dios
y adoró fielmente al Dios que lo hizo todo.