Si supieramos cuánto nos ama Dios todo sería distinto, si supieramos reconocer ese amor tan vivo, moriríamos de amor
Pienso en la oración, en lo maravilloso de ese momento. Todas las luchas, los pensamientos, cada palabra y balbuceos terminan en los brazos de Dios
En la oración todo se hace sencillo, nos damos cuenta que hay una Persona que nos quiere, que nos ama, que se compadece de nosotros
Una tremenda Persona que nos pide mucho, pero que nos ama…
Qué importante sentirse amado por este Dios que es Padre, un verdadero papá. Darnos cuenta que nos ama como sea, que susurra en nuestro corazón su tierno amor. Darnos cuenta que está, y que nos busca. Si no nos sintiesemos amados, la vida terminaría siendo un calabozo de sin sentidos y confusiones. Y nos ama a todos, qué importante esta certeza….
Hoy el ruido nos asfixia, buscamos a veces inconscientemente una vía de escape, y lo que necesitamos no es una vía de escape sino un camino que nos muestre la luz, que a pesar de los problemas y cuantas cosas tengamos que enfrentar, tenemos certeza que esa luz está ahí, quizá a lo lejos, pero que está y se acerca tan solo hablando. Darnos cuenta que cada minuto que pasa es por misericordia de Dios para que nos vayamos desprendiendo de nosotros y dejarlo a Él.
Qué maravilla amar en la oración, ponerse en comunión espiritual con los seres humanos que más amamos, hablarle a Dios de ellos, y también de los que nadie se acuerda; anonadarse de nuestras flaquezas, turbarse ante el egoísmo propio y del mundo; desprenderse de uno mismo…Hablar con María, consagrarse a ella, estar dispuestos a que nos moldee; dar gracias, muchas gracias por todo lo que se nos ha regalado, pedir la gracia de Dios para ser grandes por Él. El momento donde mojamos a Dios con lágrimas de dolor y de alegría, un momento para arrancarse a lo eterno y volver eterno
Cuando niño me mandaban a limpiar lentejas, y recuerdo que venían unas piedrecitas las cuales sacaba…La oración pienso que es así, nos entregamos a Dios para que quede solo el amor y nos vayamos haciendo videntes en medio de la ceguera
Qué maravilla conversar con Dios, tener la certeza que te ama como eres. Qué sería de la vida sin la oración, un verdadero caos, quien descubre su valor jamás podrá abandonarla.