Si en alguna ocasión te sientes tentado(a) o inclinado(a) a criticar, a juzgar o a subvalorar a alguna persona por su apariencia física o por algo que te han dicho de ella, mírate primero en un espejo, ¡tú tampoco eres perfecto(a)!.
Analízate objetivamente, así aprenderás más de ti mismo(a) y crecerás como persona.
No tenemos derecho a esperar de los demás, lo que nosotros no hemos ofrecido. Somos propensos a esperar o reclamar que por ejemplo nos tengan paciencia, pero no tenemos paciencia para con los demás; esperamos y pedimos que nos comprendan, pero no nos preocupamos por ser comprensivos con los demás; esperamos que nos perdonen, pero no estamos dispuestos a perdonar.
¡Hagamos méritos!... ¡demos nosotros el primer paso!.