

El conocimiento es la luz que iluminará el camino, entre más cosas sepa de usted mismo, más luz habrá en su interior. Hemos confundido la necesidad con el amor. Creemos que amamos las cosas que necesitamos, pero en realidad no las amamos. Necesitamos a nuestra pareja, a nuestros hijos, pero ¿realmente los amamos? Solo podemos amar a otros en la medida que nos amemos a nosotros mismos.. Si conocemos la verdad, conoceremos el amor. Cuando empezamos a conocernos a nosotros mismos encontramos a un personaje perfecto, lleno de un gran potencial. Hemos estado tan preocupados intentando ser que no disfrutamos del simple hecho de ser. La ambición que proviene de la mente puede servir para conseguir buenas casas, carros, etc. Sin embargo, solo la ambición que proviene del corazón, puede darnos la felicidad. La ambición del corazón consiste en desarrollar todo ese potencial. A los seres humanos se nos dio dos pies para que no tuviéramos que permanecer en un mismo lugar, pero si nos quedáramos quietos más a menudo para poder aceptar y apreciar, en lugar de ir de aquí para allá intentando apoderarnos de todo lo que podemos, entenderíamos verdaderamente lo que es la ambición del corazón. Solo con el poder del conocimiento de uno mismo se puede derrotar el miedo y la duda. Es necesario voluntad y osadía para poner a prueba el conocimiento que se tiene de uno mismo. El conocimiento es la verdad y ésta es mucho más poderosa que cualquier espada. El miedo y la duda solo existen si uno les permite existir, no debemos salir corriendo al primer intento. Hay que enfrentarse al miedo y a la duda una y otra vez hasta llegar a vencerlas.. Si nos enfrentamos al miedo y a la duda, hay posibilidad de que los eliminemos, pero si no las enfrentamos, es seguro que nos destruyen. El miedo y la duda son ilusiones que no existen, y son posibles de desterrar mediante el conocimiento de uno mismo. Esta es la senda de la verdad. No podemos conocer lo desconocido si nos aferramos a lo conocido. No podemos seguir culpando a otros de nuestras desgracias y errores. Somos la causa no el efecto.


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