Porque somos importantes, el ángel de la guarda nos cuida

Son reales, no sólo metáfora, afirma un experto en el tema

ROMA (Zenit).— A pesar de que la existencia, la presencia y la realidad de los ángeles custodios está expresada claramente en las Sagradas Escrituras y en la tradición milenaria de la Iglesia, la devoción a los ángeles, sobre todo en el periodo posconciliar, ha sido banalizada y rechazada.

En el mundo secularizado, los ángeles se han convertido además en objeto de espiritismo, irenismo y su banalización los ha llevado incluso al interior de los movimientos new age.

Casi todas las páginas de la Biblia hablan de los ángeles, que no son metáforas sino personas reales, dotadas de espíritu e inteligencia, afirma Marcello Stanzione, párroco de la Abadía de Santa María Nova en el municipio de Campagna (Salerno, Italia), quien ha refundado la Asociación Milicia de San Miguel Arcángel, y cada año organiza un congreso internacional y publica libros sobre el tema.

La tradición que cuenta es la de los santos, y los ángeles están presentes en casi todas las hagiografías de los místicos más importantes (San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila, Santa Francisca Romana, San Pío de Pietrelcina, Santa Faustina Kowalska, San Josemaría Escrivá de Balaguer,...), señala.

¿Por qué el Señor ha creado a los ángeles de la guarda? ¿Cuáles son sus responsabilidades? Como la vida sobre la Tierra está expuesta a graves peligros, tanto para el cuerpo como para el alma, y todas las personas importantes tienen un escolta o la guardia personal, como nosotros somos importantísimos para Dios, el Señor ha puesto a nuestro lado un espíritu celeste que, como dice la famosa oración Angele Dei, nos ilumina, nos custodia, nos dirige y nos conduce a la salvación del Paraíso.

El último libro del párroco se titula precisamente “Invito alla devozione degli angeli custodi" (“Invitación a la devoción a los ángeles custodios”), (Ediciones Villadiseriane).

Hay distintas categorías de ángeles que tienen diferentes misiones, explica. Por ejemplo, los ángeles del Padre, los ángeles del Hijo, los ángeles del Espíritu Santo y los ángeles de la Virgen. Después están, por ejemplo, los ángeles que rigen los elementos del cosmos.