Perdido en la casa del Padre
En la historia ficticia del Hijo malgastador que Jesús contó para ejemplificar el gran amor de Dios, había un padre y dos hermanos.
También estaba el hijo mayor, que representa a aquellos que siguen fieles a Dios pero que no están disfrutando de todas las riquezas del Padre. El hijo mayor se quejó ante el padre porque nunca le había dado ni un cabrito para celebrar. En el relato el padre le dice: “Tu siempre estás conmigo y todas mis cosas son tuyas”. Sin embargo el hijo mayor estaba como perdido en su propia casa, no se había dado cuenta que estaba perdiendo las bendiciones del padre o que no se daba cuenta que las estaba recibiendo.
Si eres hijo de Dios, disfruta de las riquezas del Padre Celestial, vive una vida abundante y gozosa, con la mejor actitud. Ya no nos sintamos celosos por lo que Dios hace con los demás. No pierdas la visión de la vida ni quites la mirada de Jesús. Alégrate cuando otros, que habían estado en pecado, vuelven a Dios.
Dios es soberano, Él sabe lo que hace, su deseo es que todas las personas se salven, no importando si tienen muchos años de vida por delante o están al borde de la muerte, si han trabajado mucho en su servicio o habiendo vivido perdidamente, al final de sus trágicas vidas, consiguen la paz con Dios. Mientras tanto tú como yo podemos seguir en la casa del Padre y abrir todas las puertas de bendiciones que aún no las hemos ni tocado, conozcamos lo que tenemos y ya no estemos perdidos en la casa del Padre.
Por Mery Bracho
Juan 15:11-32