¿Por qué llora la Virgen?
La Virgen llora en muchas de sus imágenes milagrosas, porque los hombres no hacemos caso de sus mensajes, que nos invitan a la conversión, al cambio de vida, a rezar más y a hacer penitencia. Por eso María, que no quiere que sus hijos, los hombres, nos perdamos para siempre, derrama lágrimas, incluso de sangre, para hacernos comprender la gravedad del momento que vive la humanidad.
Estemos atentos a los pedidos de nuestra Mamá del Cielo, porque una madre siempre busca el bien de los hijos, y si la madre llora, es porque ya no tiene palabras para convencernos, sino que usa sus lágrimas para ablandar nuestro corazón endurecido.
Empecemos, a partir de hoy, a rezar más, a hacer más sacrificios, pequeñas renuncias a gustos por amor a Dios y a Ella. Comencemos una vida nueva cumpliendo los Diez Mandamientos y confesándonos frecuentemente. Yendo a Misa al menos todos los domingos, para que María se consuele de que somos hijos malos pero que tenemos la buena voluntad de cambiar y comenzar a ser buenos.
Es necesario que los que estamos cerca del Señor, nos acerquemos más aún, que aumentemos nuestra fidelidad a Dios, recemos más y hagamos más sacrificios, porque por un puñado de almas de buena voluntad, el Señor perdona a muchos pecadores.
Ayudemos a María Santísima a rescatar hijos del poder del Maligno. Y las armas que hay que utilizar no son otras que las utilizadas por Jesús: oración y penitencia.
Aprovechemos las mil contrariedades que nos surgen cada día por el sólo hecho de tratar de cumplir bien nuestros deberes de estado, y ya con eso consolaremos mucho a la Virgen, que nos sonreirá y derramará sobre nosotros y sobre los nuestros, un río copioso de gracias y dones, favores celestiales e incluso materiales, y seremos felices ya desde esta tierra, porque nunca es uno tan feliz como cuando se siente útil a Dios y a los hermanos.