Quince minutos con el Divino Niño Jesús
Tu paz.
Divino Niño Jesús dame tu paz, porque sé muy bien que la paz es tu don, es el don de Dios, y sólo estando en paz podré escuchar tu palabra y ponerla en práctica.
Porque, efectivamente, cuando hay turbación o inquietud en mi alma, no escucho con claridad las inspiraciones de la gracia y el demonio anda rondando para molestarme.
Cuando tú naciste, Divino Niño, había mucha paz en Belén, y paz en el mundo y por eso el emperador pudo ordenar un censo en sus dominios, pues no había guerras en ese tiempo. Y ello era porque habías nacido tú, Divino Infante, que eres el Pacífico, el Rey de la Paz, y que das tu paz a tus fieles. Y es por eso que te pido hoy que me des tu paz bendita, para que pueda vivir la vida en este mundo con la tranquilidad en el orden, y siempre esté dispuesto a seguir tus consejos.
Ayúdame, también, Niño Jesús, a ser instrumento de paz en mi entorno, comenzando por mi familia, que a veces vive en la discordia, y también por mi patria, que tanto necesita de la paz de Dios.
Divino Niño Jesús, sé muy bien que teniendo paz en mi alma, viviré contento el resto de mis días, para luego ir a gozar de eterna paz junto a Ti en el Cielo.
Sé muy bien también que a veces no tengo paz porque vivo en pecado mortal, y quien no se confiesa con el sacerdote, no puede tener paz, porque la paz nace de un corazón en amistad con Dios y reconciliado con Él.
Quiero tener paz, Niño Jesús, y para ello te prometo hacer todo lo que esté en mi mano para que me regales tu bendita paz.