Una fecha para recordar
En tal fiesta como la de hoy hace un año, el Bautismo del Señor, el papa Francisco desafió a quienes le escuchaban en la Plaza de San Pedro: el que sepa la fecha de su bautismo que levante la mano. El Papa comentó: es obvio que no tenemos ningún recuerdo de este día si fuimos bautizados poco después del nacimiento, pero es importante saber el día que fuimos inmersos en esa corriente de salvación de Jesús.
Esto es el Bautismo, el sacramento que nos introduce en la familia de los hijos de Dios que es la Iglesia, y que suele administrarse en los primeros días de la vida. A veces el mismo día del nacimiento, como fue el caso de Juan María Vianney, el Cura de Ars, o de Juan XXIII. En su caso resultó una jornada ajetreada para su padre, porque cuando acudió a la iglesia de Sotto il Monte la encontró cerrada, pues el párroco había ido a un pueblo cercano. Corrió entonces al Ayuntamiento para inscribirlo en el registro y regresó con el papel a la iglesia. Las prisas hicieron que entonces se diera cuenta de que fue inscrito como Angelo Giuseppe, en vez de Giuseppe Angelo, como quería la familia. Y así quedó.
El papa Benedicto XVI, refiriéndose al Bautismo señalaba que Dios no actúa de modo mágico, sino que cuenta con nuestra libertad. Nos ofrece con el Bautismo un don para toda la vida, un sello en nuestra alma; los padres y padrinos lo piden para el niño, ya que desean lo mejor para él, pero llegará un momento en el que los bautizados deberán ejercer la libertad de aceptar a Dios y amarlo con todas sus fuerzas, y esto ya nadie podrá hacerlo por cada uno, que debe asumir personalmente la gracia que Dios le ha otorgado.
El evangelista nos dice en la misa de este domingo que cuando Jesús de Nazaret fue bautizado salió una voz de lo alto que le dijo: «Tú eres mi Hijo predilecto» (Lc, 3,22). Eso mismo nos dice a todos, ya que hemos sido incorporados a la familia de Dios, en la comunión con la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, en cuyo nombre hemos recibido el agua de salvación.
Con esta fiesta termina el ciclo litúrgico de la Navidad. Deseo que mantengamos durante todo el año el espíritu navideño; que recordemos que un día fuimos bautizados y que pertenecemos a este Dios amoroso que nos abraza desde que nacemos.
Jaume Pujol
Arzobispo de Tarragona