Reflexión:
Cuando una persona se apasiona por un ideal, no sólo lo lleva a cabo, sino que contagia
a los que están a su alrededor.
Cristo reunía en torno a sí más gente que los escribas. Y, claro, la manera más común
entre los envidiosos y egoístas para quitar la atención de la gente de su adversario es
la calumnia. Esto es lo que hacen los escribas. Temen enfrentarse a Jesús cara a cara
y le calumnian. Pero Cristo les da una lección. Primero les dice que su razonamiento
está equivocado cuando se refieren a la división interna de un reino. Cristo no
pertenece al mismo reino que el diablo. Aquí está su error. Y se lo explica con una parábola.
Luego les pone en guardia contra el peor pecado que pueda cometer un hombre,
que es el negar el Espíritu Santo. Aquel que niegue o rechace al Espíritu Santo es
reo de condenación eterna por propia elección. La razón es porque en el amor de
Dios es donde nos salvamos y somos perdonados. Porque la misericordia de Dios
sobre nosotros depende del infinito amor que nos tiene. Por tanto, si una persona
rechaza este amor, el Espíritu de Amor, el Espíritu Santo, está rechazando al
mismo Dios. En otras palabras, está prefiriendo su condenación.
Aprendamos hoy a perdonar, para que seamos perdonados en el amor de Dios,
en el Espíritu Santo. Perdonemos aquellos que nos ofenden o que no nos agradan
tanto. Dios en su infinito amor nos perdona. Imitémosle amando y perdonando
de corazón, olvidando las ofensas.
Con Cariño Y Mucho Amor!!
Carlitos

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