Purísimo Corazón. 

Dice Jesús:

"Hoy escribe esto sólo. La pureza tiene un valor tal, que un seno de criatura pudo contener al Incontenible, porque poseía la máxima pureza posible en una criatura de Dios.

(“El Evangelio como me ha sido revelado”, María Valtorta)

Comentario: 

El Corazón de la Virgen era purísimo, y por eso pudo concebir al Hijo de Dios, antes que en su vientre, en su Inmaculado y Purísimo Corazón.

Efectivamente antes de la Encarnación Jesús ya estaba en el Corazón de la Virgen, porque Ella lo había concebido por la Fe y la Pureza.

Si buscamos a Jesús, lo encontraremos en el Corazón de María, porque allí María guarda los tesoros que Dios le ha confiado, entre los que está su mismo Unigénito, Jesucristo.

Por eso si queremos ir a Jesús, conocer al Señor y amarlo verdaderamente y sin temor a equivocarnos, vayamos a María, que Ella nos enseñe a conocer a Jesús, pues nadie conoció mejor al Dios-Hombre que su propia Madre, la Virgen.

El camino para llegar a Jesús es María, y por Ella debemos ir al encuentro del Salvador. Proceder de otra forma sería temerario, porque si Dios eligió a María como Camino para llegar hasta los hombres, es lógico que nosotros los hombres usemos el mismo Camino, que es el Corazón de María, para llegar a Dios.

Varias veces en el Santo Evangelio se dice que María guardaba y meditaba todas las cosas en su Corazón. Por ello si entramos en ese Corazón Inmaculado a través del acto de consagración, tendremos sobreabundancia de tesoros espirituales y gracias sin número, porque en Él Dios ha escondido lo más precioso y bello que posee.