Dios cura nuestras heridas con sus manos, y para tener manos se hizo hombre.
2015-02-09
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te adoro. Sólo Tú eres Santo, sólo Tú eres el Señor, sólo Tú el altísimo Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Te amo y deseo conocerte más íntimamente ya que eres la bondad y la misericordia infinita.
Petición (pide la gracia que buscas obtener con tu oración)
Señor, conviérteme y dame esa fe fuerte que me ayudará a sacar frutos concretos en este día, porque creo que Tú puedes curarme de mi mediocridad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 6, 53-56
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos, terminaron la travesía del lago y tocaron tierra en Genesaret. Apenas bajaron de la barca, la gente los reconoció, y de toda aquella región acudían a Él, a cualquier parte dónde sabían que se encontraba, y le llevaban en camilla a los enfermos.
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A donde quiera que llegaba, en los poblados, ciudades o caseríos, la gente le ponía a sus enfermos en la calle y le rogaba que por lo menos los dejara tocar la punta de su manto; y cuantos lo tocaban, quedaban curados.
Palabra del Señor.
Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (sugerimos leer esto que dijo el Papa)
La palabra que nos ayudará a entrar en el misterio de Cristo es cercanía. Un hombre pecó y un hombre nos salvó. ¡Es el Dios que está cerca! Cerca de nosotros, de nuestra historia. Desde el primer momento, cuando eligió a nuestro padre Abraham, caminó con su pueblo. Y esto también se ve con Jesús que hace un trabajo de artesano, de trabajador.
A mí, la imagen que me viene es aquella de la enfermera en un hospital: cura las heridas, una por una, pero con sus manos. Dios se involucra, se mete en nuestras miserias, se acerca a nuestras heridas y las cura con sus manos, y para tener manos se hizo hombre. Es un trabajo de Jesús, personal. Un hombre trajo el pecado, un hombre viene a sanarlo. Cercanía. Dios no nos salva solo por un decreto o una ley; nos salva con ternura, con caricias, nos salva con su vida, por nosotros. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 22 de octubre de 2013, en Santa Marta).
Diálogo con Cristo
(Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama)
Propósito
(Proponte uno personal: ¿qué? El que más amor implique… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación).
Visitar esta semana a esa persona enferma, que nadie o pocos visitan, para consolarle y atenderle en lo que pueda.
«Para quien cree en Cristo, las penas y los dolores de la vida presente son signos de gracia y no de desgracia, son pruebas de la infinita benevolencia de Dios, que desarrolla aquel designio de amor, según el cual, como dice Jesús, “el sarmiento que dé fruto, el Padre lo podará, para que dé más fruto”.»