Quince minutos con el Divino Niño Jesús
Pienso en María.
Divino Niño Jesús, ahora que nos acercamos a la Pascua, pienso en tu Madre, que desde que eras pequeño supo, por la revelación de Simeón, pero también por iluminación divina de las Sagradas Escrituras, que Tú eras el Varón de dolores, destinado a satisfacer a la Justicia Divina.
¡Pobre Madre, que ya viéndote pequeñito en sus brazos, derramó lágrimas de amor y compasión!
Sí, cuando Tú, Jesús, bebiste el cáliz amargo de la Pasión, ya encontrase en él el sabor de los labios de María, tu Madre, que lo bebió primero.
Por eso, Divino Niño, quiero pedirte la gracia de consolar el Corazón de María, en especial en estos días en que, misteriosamente se renueva tu Pasión y, por lo tanto, se renuevan también los dolores de María.
Niño Jesús, ¡qué gran amor tuvo tu Madre para Ti y para los hombres! Enséñame a amar a María como Tú la amaste y la amas, para que yo también tenga la dicha de recibir el beso de nuestra Madre común, la Santísima Virgen, cuando llegue el momento de mi muerte.
Jesús, tú que tuviste que dejar a tu Madre para ir a evangelizar y terminar muriendo en la cruz, haz que yo también esté dispuesto a dejarlo todo por servirte, y que de la mano de María, vaya por los caminos del mundo hasta terminar, si fuera necesario, dando la vida por Ti y por el Evangelio.