Permanecer unidos en el Amor.
2015-09-20
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Dios Padre, gracias por el don de la creación, incluyendo mi propia vida. Dios Hijo, gracias por redimirme a costa de tu propio Cuerpo y Sangre. Dios Espíritu Santo, gracias por ser el dulce huésped de mi alma, que alumbra mi mente, fortalece mi espíritu y enciende el fuego de tu amor en mi endurecido corazón.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 9, 30-37
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea, pero él no quería que nadie lo supiera, porque iba enseñando a los discípulos. Les decía: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres; le darán muerte, y tres días después de muerto, resucitará". Pero ellos no entendían aquellas palabras y tenían miedo de pedir explicaciones.
Llegaron a Cafarnaúm y una vez en casa, les preguntó: "¿De qué discutían por el camino?" Pero ellos se quedaron callados porque en el camino habían discutido sobre quién de ellos era el más importante. Entonces Jesús se sentó, llamó a los Doce y les dijo: "Si alguno quiere ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos". Después tomando a un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo: "El que reciba en mi nombre a alguno de estos niños, a mí me recibe. Y el que me reciba a mí, no me recibe a mí, sino a aquel que me ha enviado".
Palabra del Señor.
Reflexiona lo que Dios te dice en el Evangelio (te sugerimos leer esto que dijo el Papa)
«Las divisiones entre los cristianos, mientras hieren a la Iglesia, hieren a Cristo. Y nosotros divididos hacemos una herida a Cristo. De hecho, la Iglesia es el cuerpo del que Cristo es la cabeza. Sabemos bien cuanto estaba en el corazón de Jesús que sus discípulos permanecieran unidos en su amor. Basta pensar en sus palabras que aparecen en el capítulo diecisiete del Evangelio de Juan, la oración dirigida al Padre en la inminencia de su Pasión: "Padre santo, cuídalos en tu nombre, los que me has dado, para que sean una sola cosa, como nosotros".
Esta unidad estaba ya amenazada mientras Jesús estaba aún entre los suyos: en el Evangelio, de hecho, se recuerda que los apóstoles discutían entre ellos quién era el más grande, el más importante. El Señor, sin embargo, ha insistido mucho en la unidad en el nombre del Padre, haciéndonos entender que nuestro anuncio y nuestro testimonio serán más creíbles cuanto más seamos capaces de vivir en común y querernos.
Es lo que sus apóstoles, con la gracia del Espíritu Santo, después comprendieron profundamente y se tomaron en serio, tanto que san Pablo llegará a implorar a la comunidad de Corintio con estas palabras: "Hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, yo los exhorto a que se pongan de acuerdo: que no haya divisiones entre ustedes y vivan en perfecta armonía, teniendo la misma manera de pensar y de sentir".» (S.S. Francisco, audiencia del 8 de octubre de 2014).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal, ¿qué? El que más amor implique… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Voy a identificar dos o tres cosas prácticas que puedo hacer esta semana para crecer en la unidad y la comunicación en mi propia familia.
«El amor que unirá a Dios con los que habitan allí, y a éstos entre sí, será tan grande que todos se amarán como a sí mismos y amarán a Dios más que a sí mismos. Por eso nadie querrá más que lo que Dios quiere; lo que quiera uno querrán todos, y la voluntad de todos será la voluntad de Dios.»