En este año nuevo hazte nuevo, reduce tu ansiedad, cultiva flores en la esquina de tu alma, riega de ternura tus sentimientos más profundos, imprime a tus pasos el ritmo de las tortugas y la levedad de las garzas.
No te mires en los otros; la envidia es un cáncer que mina la autoestima, fomenta la agitación y abre, en medio del corazón, el agujero en el que se precipita el mismo envidioso.
Mírate en ti mismo, asume tus talentos, cree en tu creatividad, abraza con amor tu singularidad.
Evita, sin embargo, una mirada narcisista.
Sé solidario; al extender hacia los demás tus manos estarás oxigenando tu propia vida.
No te conviertas en rehén de tu egoísmo.
Cuídate de la lengua.
No profieras difamaciones ni injurias: El odio destruye a quien odia, no al odiado.
Cambia la maledicencia por la benevolencia.
Comprométete a expresar al menos cinco elogios por día; tu salud espiritual lo agradecerá.
No desperdicies tu existencia hipnotizado por la televisión o navegando alocadamente por internet, náufrago en el remolino de imágenes e informaciones que no consigues transformar en síntesis racional.
No dejes que la espectacularidad de los medios anule tu capacidad de soñar y te transforme en consumista compulsivo. La publicidad sugiere felicidad y sin embargo no ofrece más que placeres momentáneos.
(Frei Betto)