A veces, cuando cometemos un error o nos equivocamos, tenemos cierta tendencia a ignorarlo o culpar a otros. Asumir nuestros fallos e intentar sacar consecuencias positivas de ellos nos va a dar una visión más amplia de la realidad y nos va a dotar de experiencia para un futuro.
Hay personas que no son capaces de asumir la responsabilidad de sus equivocaciones. Creen que nunca comenten errores y los atribuyen a la mala suerte o a malas actuaciones por parte de los demás.
Otros tienen una actitud pasiva y prefieren no tomar ninguna decisión antes de equivocarse, nunca se arriesgan, no soportan el fracaso. Suelen tener muy baja autoestima y para ellos cometer un error es algo terrible y difícil de encajar. Suelen ser personas dependientes y prefieren que otros decidan por ellos. Estas personas difícilmente van a fracasar pero igualmente tampoco van a avanzar.
Por otro lado, hay quien reacciona y actúa con seguridad y, ante las equivocaciones, pone en marcha todo lo que está a su alcance para salir adelante. Son personas luchadoras que ante cualquier error, estudian los motivos e intentan aprender y sacar experiencia de ellos.