Los movimientos de la danza árabe o danza del vientre se corresponden con los cuatro elementos, ejecutándose cada uno en una imitación metafórica del elemento que interpretan:
Las manos: son el aire, cuando bailan solas, delicadas y versátiles, y cuando acompañan otros pasos, rígidas, pero nunca violentas.
Las caderas: son el agua, llenas de movimientos ondulantes y acompasados, siempre suaves pero decididas. Los movimientos de la cadera se distinguen en dos grupos; solares y lunares. Los solares son los que corresponden a movimientos medidos y golpes rítmicos y los lunares a círculos, ochos y otros giros de cadera menos bruscos.
Las piernas: son la tierra, sus movimientos son hacia abajo, firmes y decididos de formas armadas y rígidas.
El fuego se ve representado en todos los movimientos de “shimmie” y también en los solares.
Hay quienes explican esta teoría introduciendo también un quinto elemento; el éter, que correspondería a la magia de la bailarina, aquello que provoca el embrujo que esta danza en particular parece ejercer sobre los mortales.
El Raks Sharki, que significa literalmente Danza Oriental, es la danza del mundo, el Universo bailando para uno, el baile del alma.
