FILIPENSESES 2:12.-
“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho mas ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor”
Pablo insistió que la salvación es un regalo de Dios, que el hombre no se la puede ganar; un regalo no merecido que recibimos gratuitamente de parte de Dios por medio del sacrificio que Cristo hizo en la cruz del Calvario.
Hay un concepto por ahí de que una vez salvo, siempre salvo.
Pero examinemos la Palabra y dejemos que sea esta la que nos hable.
Hay una historia en el Antiguo Testamento, la de Esaú y Jacob en la que podemos ver lo que a un hombre le sucede cuando desprecia un regalo de Dios.
Es en GENESIS 25:29-32.-
29 Y guiso Jacob un potaje; y volviendo Esau del campo, cansado,
30 dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom.
31 Y Jacob respondió: Véndeme en este DIA tu primogenitura.
32 Entonces dijo Esau: He aquí yo me voy a morir; para que, pues, me servirá la primogenitura?
El único que podía lograr que el regalo de Dios le fuese quitado era el mismo Esau. Si el no hubiese despreciado la primogenitura, nadie se la hubiese podido quitar.
Así es con nuestra salvación. Nosotros tenemos que entender el valor el regalo que hemos recibido. Fue un regalo que costo mucho, el sacrificio del mismo Hijo de Dios.
JUAN 16:1-6.-
1 Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
2 Todo pámpano que en mi no lleva fruto, lo quitara; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiara, para que lleve mas fruto.
3 Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.
4 Permaneced en mi, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por
si mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en
mi.
5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mi, y yo en el, este lleva mucho fruto; porque separados de mi nada podéis hacer.
6 El que en mi no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secara; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.
Cuando Jesús se disponía a ser sacrificado, les enseño a sus discípulos sobre el concepto de la salvación.
1 “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador”.
Jesús enseña que no hay salvación sin el. Para llegar al Padre no hay varios caminos sino un solo camino (Juan 14:6) y ese camino es Jesús.
2 “Todo pámpano que en mi no lleva fruto, lo quitara; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiara, para que lleve mas fruto”.
La salvación indica que ahora tenemos una relación con Dios.
Ser salvos quiere decir que pertenecemos a Cristo y necesitamos vivir esa relación con el.
3 "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado".
Fijémonos que Jesús les está hablando a personas que son salvas, personas limpiadas por su Palabra
4 "Permaneced en mi, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por si mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mi".
PERMANECER palabra clave en la salvación. Jesús nos invita a que permanezcamos en el, a no dejar el camino que hemos encontrado, o al cual se nos ha llevado.
6 "El que en mi no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secara; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden".
Para algo poder ser echado afuera quiere decir que tuvo que estar adentro primero.
Para perder la salvación, primero hay que haber sido salvo.
HEBREOS 6
4 Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,
5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,
6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.
YO APRENDO DE AQUÍ QUE LA SALVACION SE PUEDE PERDER.
AHORA TE TOCA A TI SACAR CONCLUSIONES.