El Febo, se inclina dedicando la tarde al Santuario Griego, la cuna donde nacieron las artes mas disciplinadas y temerarias que dieron auge a las batallas mas nobles de toda Athenas, lugar santo donde convergen los legendarios Caballeros de Athena, quienes en toda su fama y nobleza se han regido por el estallido vital que mueve toda energia en su alma que impulsa tan grandes épicas, la fuerza de su corazón, la dicha de su espíritu... El cosmos. Sustancia que da vida, esencia y forma al verdadero poder de todo aquel que digne llamarse, Caballero de Athena. Siendo tan demandada practica una tarea difícil de lograr en todo su esplendor, pues despertar el cosmos que duerme pasivo en el alma del Guerrero requiere un proceso que no puede ser del todo enseñado, requiere un despertar espiritual que va por encima del orden regente en el cuerpo, mas allá de la física, la materia y la energía... El Universo. Que es la fuente de vida más magnánima donde todo ente y ser desde el más grande al mas insignificante brilla por si mismo, siendo el tiempo lo que garantiza la maduración de toda solvencia que en verdad, valga la pena y tenga un destino predilecto.

Asi nacieron, crecieron y vivieron los Verdaderos Caballeros, Guerreros de Antaño que solo de ellos resta su filosofía, la cual fue ilustrada de generación en generación, por cientos y cientos de años, cediendo un conocimiento infinito cual sola parte descansa en el hombre, que por Athena, fue designado Sumo Pontífice... El Gran Patriarca, estrella regente entre las 88 Constelaciones, quien es uno de los servidores mas sabios de toda Grecia, miembro de la antigua Caballería Dorada, ancestralmente conocido como el Caballero Dorado de Cáncer, mismo cuerpo a permanecido integro al paso de los años gracias a la legendaria dicha que le confirió Athenea, el llamado letargo de los Dioses. Cualidad que lo mantiene en una condición plena y llena de vigor. Asi, el Gran Patriarca a aplicado la voluntad de Athena con verdadera justicia y serenidad. Pues se avecinan comienzos difíciles y es necesario prepararse.

En vista de tal responsabilidad, El Gran Patriarca, manda un manifiesto a voz de su guardia personal. Soldados que conforman el rango mas inferior de toda Athenas, aquellos que van por debajo de los Caballeros de Bronce, su mayoría reclutas, guardias de honor que imponen una lealtad muy fiel y obediente, al ser él también un Caballero Dorado, no requiere protección alguna. Pero en vista de que sus demandas y exigencias deben ser aplicadas al instante... Cuenta por ello a su disposición tan fieles falanges que no dudarían en morir también por su diosa.

-Mi Señor...- recita uno de los soldados en cuanto ingresa al Gran Salón, que es la cámara principal del Gran Patriarca, mismo señor permanece sentado en toda su magnificencia santa al fondo de lo que parece ser un altar, piso elevado por una corta fila de escalones, donde cruza un tapizado exquisito de flamante he intenso tono rojo claro, siendo los altos muros, las cortinas y los vitrales a los lados lo que dan la apariencia tan respetable al ultimo obstáculo que encontrarían todo enemigo de la divina Athena. -Gran Maestro.... Tal cual me a ordenado, he mandado una escolta de sus mejores hombres para que den cita a la recién nombrada Caballero de oro Auseth de Escorpio! Debe venir en camino!-

-Excelente!- interpone el Patriarca con la pureza de su voz, que da vida de inmediato al respeto que siente aquel soldado pues inclina de inmediato su cabeza hacia abajo, reverenciando de pie con debido gesto. -Puedes retirarte!- de inmediato, no hizo falto otro gesto de su ilustrísima cuando el Soldado marca el paso dando media buelta y saliendo del recinto cierra tras de si las inmensas puertas que son empujadas por dos fornidos Athenienses que custodian celosamente la entrada.