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Rol Principal: Prologo: Amanecer tragico en ciudad Leaf
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From: DemOn 666 (Original message) |
Sent: 09/04/2020 01:23 |
Prologo: Amanecer trágico en ciudad Leaf
La antigua ciudad Leaf, una de las ciudades primigenias de la nueva era, ¿Cuantas calamidades no habrá visto esta vieja ciudad? Sus calles estan repletas de historia, y aun así, a pesar de todos sus misterios y bondades, se mantiene en el olvido de muchas personas que hoy en dia circulan por ella. Para muchos es una ciudad de paso, para otros es un simple punto turistico, solo para aquellos con una visión mas allá de lo convencional sabrán que se trata de algo mas que una ciudad con historia, es una ciudad de magia y de poder.
Es la vispera de un dia intrigante, recien llegan los rumores sobre la caída de la emperatriz de Pargea, y sobre la sublevación de los elementos como regiones independientes. La ciudad Leaf se encuentra en un punto estrategico entre la region de fuego y de viento, es frontera, y puede ser suceptible. ¿Que les deparará a los habitantes de esta ciudad?
Averiguelo en
SIXTH ELEMENT
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Kakyoin:
Nuestra travesía hacia la salida de la ciudad, a través de este manto de oscuridad, era estaba transcurriendo con relativa facilidad. Eran buenas noticias para nosotros, pero probablemente esa tranquilidad era resultado de los demás pasandola mal entre los dragones. El tiempo valioso que mis compañeros nos estaban otorgado era un regalo que no podía desperdiciar. La voz de mi padre me sacó de mi ensoñación al tomarme por sorpresa que no estuviera enfadado para empezar...
- Si, supuse que nos serían útiles en esta situación y lo he hecho casi sin pensar... gracias a Jotaro, fue más fácil elegir que armas no serían utiles -
Le comenté a mi padre, siendo mi sorpresa mayor cuando él admitió haber sustraído algunas armas también, especificando que se trataba de "armas importantes". Pensé que se trataba de algún tipo de tesoro tan secreto y valioso que prefirieron mantener oculto.
- Si tienen algo así en su poder, ¿por qué nunca me hablaste de ello o al menos me sugeriste aprender a manejar armas? -
Mi padre, a continuación, llamó a alguien de la comitiva. Con esta oscuridad no pude ver exactamente a quién se dirigió ni mucho menos detecté las razones por las cuales lo había llamado para empezar. Pasados unos segundos, un orbe de luz dejó ver la figura de mi padre sosteniendo unos sacos de tercipelo que, tan solo a simple vista, lucían muy especiales. Él comenzó a explicarnos que en el interior de tales sacos se encontraban armas legendarias pertenecientes a heroes antiguos... ¿cómo era posible que algo así de valioso hubiera estado en manos de nuestra familia sin que yo estuviera al tanto?
- Han elegido un momento crucial para hacer esto, aunque hubiera agradecido saberlo antes... - exhalé un largo suspiro, maravillado con la importancia de este acontecimiento en sí - ¡Realmente estoy sorprendido de que algo tan importante estuviera en manos de nuestra familia desde hace tanto tiempo! -
Pero no era momento de dejarme llevar por la emoción producto de la curiosidad, a pesar de que tenía una docena de preguntas que hacerles a mis progenitores. La primer arma que mi papá dejó que estuviera a mi alcance era un hermoso tridente de empuñadura bronceada y cuchillas de color platinado, además de contar con un lapislazuli, una gema extremadamente rara asociada, por supuesto, al elemento agua.
- El Tridente de Artenea... -
Repetí, dejando a mi padre explicar la historia de dicha arma antes de que me fuera entregada con honores, solo pude atinar a inclinarme suavemente, pues la situación no ameritaba un acto protocolario más adecuado después de todo. Apenas toque la empuñadura del tridente y sentí como si una brisa gélida recorriera todo mi cuerpo y lo envolviera por segundos que me parecieron eternos, podía escuchar como un eco lejano el sonido del mar y su oleaje... finalmente, una mística voz femenina, cuyo mensaje no pude descifrar, fue lo que me hizo volver en mí... pero definitivamente me sentía diferente.
- No te fallaré... No, quiero decir, no les fallaré - mencioné determinado, entendiendo este nuevo deber que me había heredado mi padre al dejar a mi disposición el tridente - Ambos han hecho todo lo posible por criarme de la mejor manera, no sé si alguna vez tuvieron en mente que esto pasaría pero... daré lo mejor, con todo lo que me han enseñado -
A continuación, papá le hubo entregado una espada de doble empuñadora a Jotaro, la Espada de Hades. La historia detrás de dicha arma era sumamente impresionante... sobre todo porque, de acuerdo a los libros más antiguos, la decisión de Hades fue algo determinante... algo que trazó un antes y un después, tanto para los mismos hijos de la oscuridad como para el resto del continente.
"Esas últimas palabras... pareciera más una maldición que una advertencia. Pero creo que Jotaro tiene la suficiente fortaleza para dominar esa espada, estoy seguro de ello..."
De forma menos ceremonial, pero igualmente informativa, mi padre nos entregó el resto de las armas. El Arco de Analis, regido por el elemento viento; el Jarrón de Gaara, regido por el elemento tierra; y, por último, el Látigo de Shaka, regido por el elemento luz. Esta ultima arma incomodó a Jotaro, y sus palabras respecto a dicho artículo lo corroboraron, por lo cual tuve que cargar yo con ella así como con el arco y mi propio tridente, utilizando más de los tentáculos hechos de mi magia elemental para sostenerlos mientras seguía empuñando el tridente. Las armas que no nos correspondían, por seguridad, volvieron a sus sacos de terciopelo fino mientras continuamos nuestro trayecto.
- Como dice Jotaro, yo... realmente estoy agradecido y abrumado con toda esta responsabilidad. Se los agradezco mucho, a los dos... - hice una pequeña pausa, las palabras de mi acompañante me hicieron entrar en razón, ya no había tiempo que perder - Supongo que, por ahora, volver a la normalidad es punto menos que imposible... ustedes deben huir, nosotros tenemos que luchar... -
Hice una pausa, nuestro camino finalmente logró llevarnos a la muralla. La cupula de oscuridad se deshizo, el bosque estaba más adelante. Sin más, les dejé las lanzas, escudos, todo lo que traía conmigo a excepción de algunas gemas y, por supuesto, las armas legendarias. Abracé a mis padres con mucha fuerza, queriendo que el tiempo se detuviera y pudiera percibir el calor de los dos eternamente... pero ahora ellos y mi propios principios me decían que tenía un deber mayor, una misión.
- Por favor, mantenganse juntos todos. Todos conocen el bosque mejor que los invasores... se que no estan familiarizados con las armas, yo tampoco - reí levemente por ese comentario, tomando una gran bocanada de aire al separarme de mis padres - Pero... no se rindan, pase lo que pase, no se rindan hasta que estén fuera de peligro y podamos volver a vernos -
Retrocedí, despacio, cruzando miradas con mi madre y mi padre por última vez... ellos se fueron junto al resto, yo me quedé junto a Jotaro. Hubo un silencio entre los dos, uno muy breve por supuesto, mientras tomaba su mano. Estaba temblando, pensé que todo el torrente de emociones mixtas podría hacerme añicos y demolerme si era descuidado... pero el tacto cálido de aquel demonio de ojos aguamarina me mantuvo sujeto a la realidad. Tomé una gran bocanada de aire, empuñando con fuerza el tridente que estaba en mi otra mano.
- Es hora... Vamos, Jotaro... -
Le dediqué una leve sonrisa, esta misión había sido depositada en nosotros dos y nuestros compañeros que requerían de nuestro auxilio. Sin pensarlo más, empecé a correr hacia el interior de la ciudad junto al pelinegro.
"Por favor, legendaria Artenea-sama, legendaria Hylda-sama... permitanme usar con honor este tridente para salvar a los inocentes de la catástrofe"
Una vez estuvimos lo suficientemente cerca, hice resonar mi magia elemental con el tridente en mi poder, emanando un fuerte torrente de energía elemental de agua hacia el dragón de fuego más cercano al tiempo que mis ojos, con gran impresión, observaban a Yui dando pelea a otro de los dragones en cuya sangre estaba, ahora cubierta.
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Jotaro:
Escucho las palabras de su compañero hacia sus padres, gracias a la ayuda de su magia pudieron transportar las armas legendarias, suspiro un leve alivio al ver que los civiles salian de peligro por ahora, pero sobretodo ver a kakyoin reunido con sus padres. Pensaba dejarlo asi, era mejor para kakyoin irse con su familia. Para su sorpresa no penso ni un poco la respuesta. Volviendose su vista por un momento a la espada enorme que carga consigo, preguntandose un poco mas sobre los poderes que guarda en su interior. Dandole sin interrupciones el momento que esperaban despedirse en ese momento, caminando silenciosamente hasta colocarse a su lado, notando su expresion y imaginando los pensamientos que pasaban por su mente, con un movimiento le tomo de la mano de forma firme. No era mucho de palabras tampoco tenia mucha idea sobre que decir en ese momento asi que espero que lo que no podia expresar con palabras fuera atravez de esa accion, aun que pequeña significativa. Reafirmando el agarre de sus manos al escuchar sus palabras, asi se volvio al campo de batalla...
- Tu elemento es fuerte contra ellos, ten confianza kakyoin. -
Desenfundo la Espada Legendaria de Hades volviendo a escuchar un gruñido como si fuera una bestia dormida dentro de aquella reliquia, parecia debatirse entre el control de la misma, teniendo que centrarse lo suficiente para elevarla, respiro tan profundo como podia para exhalarlo hasta tuvo que cerrar los ojos - No bromeaba que literalmente esta viva....calmate...- Murmuraba aun que eran mas sus pensamientos, tardo mas que su compañero para tener el control de la reliquia, despues de parecer tener esa batalla contra si mismo o al menos eso parece ser, empuño con firmeza la base de hierro de la espada caminando algunos pasos para posicionarse mejor su ataque, al abrir sus ojos elevo el filo de la misma generandose un brillo entre rojizo y negro en una perfecta combinacion para dejarla caer como si fuera la misma guadaña de la muerte creando un corte sobre el aire para nacer de esta cuchillas de energia negra que van en una direccion recta para uno de los 5 dragones.
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STATUS DE LA PELEA
Civiles: Los civiles dan gracias a Kakyoin y compañia, y don y doña Kakyoin salen rumbo al bosque donde ellos lograrán buscar refugio. Dragon 1: Mantiene a Yui presionandola del cuello hasta que una lanza de gema arrojada por Kakyoin lo impacta dejandole oportunidad a Yui de liberarse, acto seguido es aturdido por la explosión del carromato y por último es decapitado por Yui. RIP Dragon 2: Al observar que el Dragon 1 es decapitado, intenta atacar a Yui con sus fauces en llamas, cuales fueron abatidas por el torrente de agua proviniente de Kakyoin, el dragon colapsa por unos instantes para levantarse rapidamente e irse en dirección a Kakyoin sin embargo el dragon debilitado y distraido no logra anticipar el ataque del filo de oscuridad que arroja Jotaro sobre el, cortandole transversalmente todo el cuerpo (Como Freezer vs Trunks) y de su corte se genera una explosión afectando a Yui, Jotaro y Kakyoin. RIP Dragon 3: Tras recibir un ataque de Ashitaka a base de varias piedras explosivas, el dragon va al encuentro del guerrero y logra arrojar una llamarada de fuego contra el carromato, la explosión logra aturdirlo por unos momentos, ahora se encuentra buscando a Ashitaka cerca del lugar de la explosión. Dragon 4: (Ver mensaje de Azra) Dragon 5: Al ver a su compañero siendo cortado, va al encuentro de Jotaro y Kakyoin aprovechando que ambos recibieron daño de fuego por la explosión, ignorando a Yui por que a simple vista se encuentra ensangrentada (no por su propia sangre, pero pareciera que si) y tirada en el suelo.
PANORAMA
La ciudad se encuentra en algunos puntos en llamas, y el ejercito va avanzando, van a la mitad de la ciudad, se escuchan choques metalicos de soldados defensores de la ciudad combatieron contra los soldados de fuego, y la humarola que provocan los diferentes incendios alrededor de la ciudad es la que nubla la vista del panorama, e incluso afecta en el rendimiento fisico puesto que cada vez hay menos oxigeno. Una enorme silueta se ve atraves de las nubes negras, pero no se logra percibir que es. |
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Azra Elant
Me sostuve de la pared mas cercana a donde me encontraba, poco a poco recuperaba la visibilidad, pero el mareo aun continuaba, creo que se debia al exceso de humo que había en la zona, tosi varias veces y me agache para dar una bocanada de aire un poco mas limpio. Gire hacia todas direcciones y escuche una explosión cerca, fui corriendo y pude ver a Yui tirada en el suelo, era grande, aunque para ser un dragon era pequeña. Presencie el horror al verla cubierta de sangre, olvidé mi mareo y la adrenalina se apoderó de mi. Corrí a su lado.
Yui!!! -le puse una mano en ella- Aun siento su respiración...
No pude corroborar nada mas, ya que la presencia de un dragon llego hasta nosotros. Me puse entre Yui y el dragon y cerre mis puños. Esta chica había presenciado la muerte por ayudarnos a nosotros, esta vez me correspondía a mi devolverle el favor. Tome mi espada corta de la cintura y la empuñe con valentía. El dragon aspiró una bocanada de aire, sabía lo que vendría despues. Cree una esfera de oscuridad en su cabeza para que no lograra ver a donde apuntar, y sirvió, su bocanada de aire dio algunos metros mas arriba de mi, aun así sentí el calor abrasador encima mío, me resvale en el suelo para llegar hasta el dragon y llegué a sus pies, mi cuerpo abarcaba apenas su pie, era enorme. Le clave mi espada en su talon y con un alarido de dolor exclamo un gruñido seguido de un coletazo que me golpeo e hizo que me impactara con una pared. Solté sangre de la boca, la espada estaba en su talon clavada, y ya no tenía armas, me levante como pude, aun mantenía la esfera de oscuridad en su cabeza, pero no duraría mucho...
Lo que daría por tener una botella de alcohol... |
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Kakyoin:
Las palabras del pelinegro me animaron mientras realizaba aquel ataque con ayuda del tridente en mis manos. Asentí, con los ánimos renovados aunque todavía sintiendo un revoltijo de emociones... sin embargo, la confianza que me infundía estar acompañado por aquel demonio de ojos aguamarina era lo que me mantenía funcional incluso en un momento donde me sentía vulnerable. Mayúscula fue mi sorpresa al ver que el torrente de energía con el que ataqué fue suficiente para frenar el ataque de uno de los dragones (N2).
- Por favor, Yui, sal de ahí... -
De reojo, pude observar a Jotaro teniendo problemas para usar el arma que ahora estaba en su poder, como si se debatiera entre si era correcto aprovecharla o no... quizás la discordia era, incluso, más complicada que eso, sobre todo porque mi acompañante estaba murmurando para si mismo.
"Tu puedes, Jotaro... tienes la suficiente fuerza para controlar la espada legendaria y que no sea al revés"
Afortunadamente, el demonio pudo sobreponerse a ese conflicto y pude observar cuan poderosa era la espada en sus manos cuando de la misma emanó una especie de onda cortante de oscuridad. El dragón cuyo ataque había frustrado, mismo que se dirigía hacia mi, fue impactado por el ataque oscuro y su cuerpo se partió a la mitad en un corte limpio y perfecto.
- ¡Lo cortaste a la mitad, Jotaro! Es... es increíble -
Sin embargo, la alegría de esa ofensiva fue efímera, ya que cuando el dragón fue partido a la mitad generó una onda expansiva acompañada de fuego. Atiné a formar una rígida barrera de hielo que aminoró el impacto para los dos, pero no lo suficiente como para mitigarlo por completo. Lo único que pude hacer fue extender algunos tentáculos hechos de mi magia para sostenerme de una edificación cercana y a su vez sostener a Jotaro. Eso amainó la colisión contra el suelo, pero definitivamente ambos nos habíamos lastimado de forma significativa.
- Maldita sea... estaba tan ensimismado que no pude anticiparme a esa explosión - comenté, algo frustrado y molesto conmigo mismo, mientras volvía mi atención al demonio a mi lado - ¿Estás bien, Jotaro...? -
Las armas seguían sujetas por mi magia, por suerte. Hice un esfuerzo mayor en protegerlas que en cuidar de mi mismo. Aunque no era para menos, eran nuestra única esperanza para resolver esta situación después de todo... me incirporé y salí pronto de esos pensamientos, ¡un dragón (N5) se aproximaba a mí y a Jotaro! Nuevamente, sostuve con fuerza el tridente, esta vez con ambas manos. Forjé una barrera de hielo para proteger al peliengro a mi lado en lo que se recuperaba del impacto, mientras apunté el tridente hacia aquel dragón que se abria paso hacia nosotros.
- Esta vez no pienso huir... No voy a permitir que sigan destruyendo esta ciudad, que sigan aniquilando a los inocentes... ¡Es mi turno de atacarlos a ustedes! -
Puntualicé, sincronizando mi energía con el lapislázuli en el tridente. Nuevamente una sensación gélida recorrió mi cuerpo y podía escuchar el sonido del oceano agitado como si estuviera en la playa en medio de un huracán. En la punta del tridente se formó una especie de esfera verdeazul, mi cuerpo se vió envueltó en esa misma aura al mismo tiempo; a continuación, de la esfera, una especie de torrente de agua salió disparado hacia el dragón, así como proyectiles de hielo afilados. Ese era el ataque con el que había impactado a primer dragón que vi, pero sin duda alguna era mucho más poderoso. A pesar del ambiente caluroso y la falta de oxígeno, tenía la sensación de que una brisa marina golpeaba mi piel y esparcía el frío en mi cuerpo.
- Puedo hacerlo... tengo que poder hacerlo. Mi familia y las personas de esta ciudad, así como mis compañeros, están confiando en mí... - hice una pequeña pausa, manteniendo la vista fija en el dragón - Me duele el cuerpo, creo que me rompí algo gracias a esa explosión... pero no soporto la idea de no volver a ver a mis padres, no soporto la idea de que no vuelva a haber paz en esta ciudad... no puedo rendirme -
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Yui:
Mi atención se había visto afectada, había podido ver a nuestros dos compañeros, aquellos que habían ido a recuperar a la familia de uno de ellos, me alegraba que estuvieran bien, sin embargo, pude ver que uno de ellos (Kakyoin), lanzaba un ataque y despues su compañero (Jotaro), pero el dragón explotó cuando aquella espada lo hubiese cortado en dos, dejándome en el piso nuevamente.
Esta vez no había tenido oportunidad de protegerme, por lo que estaba demasiado aturdida, apenas podía escuchar, pero sentí los pasos de alguien acercarse, su aroma pude reconocerlo; Azra. Resoplé, antes de poder sentir el calor de una llamarada caliente.
Me enderecé como pude, sacudí un poco la cabeza y vi al dragón con uan esfera de oscuridad en su cabeza, aproveche la oportunidad para tomar su cuello nuevamente y repetir mi acción, acabando con el dragón, antes de volver a mi forma humana lentamente.
El dragón exhaló su ultimo aliento, estaba de rodillas en el piso, estaba bañada en sangre, llena de heridas y notablemente adolorida; me limpie la sangre de la boca, el sabor era tan reconfortante como asqueroso.
-Creo que dos es mejor que ninguno- Mumuré, me puse de pie, me toque uno de los oídos y sentí la sangre, tal vez perdería ese oído, tal vez no. Me gire torpemente, y pude ver al fin a Azra -¡Azra!
Caminé hacia el, al menos estaba en mejores condiciones que yo, sin duda.
-Creo que esto se nos salió de las manos- Un pensamiento dicho en voz alta mientras me acercaba a él, la transformación había hecho que mis heridas se abrieran, sin importar que aquel dragón las cauterizara al momento.
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Jotaro:
Observo como sus ataques fueron efectivos contra los dragones sin embargo creo una onda expansiva que afecto a los tres, si no fuera por la proteccion de kakyoin hubiera sido realmente herido por ese ataque, mirando de reojo hacia el pelirrojo- Kakyoin estas bien? ! - mirandole fijamente un momento notando como le protegia del ataque del segun dragon, gruñendo por lo bajo, la barrera no parecia resistir mucho, levantandose del suelo para tomar la espada nuevamente, arrastrandola al caminar y posicionarse alado de Kakyoin - Lo lamento por el descuido, estoy bien.. Estoy aqui kakyoin y estamos en esto juntos-
Utilizo sus fuerzas para levantar la espada, escuchando como si una bestia estuviera dormida en ella y deseaba destruir a todo a su paso, entre sentimientos de ira y descontrol parecio calmarse asi mismo para centralizarse y enfocar su magia, volviendo a brillar en oscuridad y aura rojiza, elevandola lo suficiente expandiendose la hoja ante la magia concentrada y al descenderla como si fuera una guillotina se genero un especie de rayo que se combina con el poder anterior de su compañero como si fuera un gran torbellino.
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Message 105 of 127 on the subject |
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Ashitaka
Estaba un poco aturdido aún, pero a la lejanía me pareció ver a Kakyoin y el otro sujeto, Jotaro, junto con un gran número de civiles, fuera de la ciudad, haciendo el amago de volver dentro. Pensando que sería fruto de mi conmoción por el golpe, sacudí la cabeza, intentando eliminar cualquier rastro de mareo que pudiera seguir en mí. Sin embargo, al volver la vista los volví a reconocer, esta vez entrando de nuevo en la ciudad. Pensé en cubrir rápidamente la distancia que nos separaba, pero aún estaba y no podía moverme muy bien. Quizás podía probar a gritarles, pero estaban lejos de mi posición y probablemente o no me oirían, o no me verían. Sin embargo, rápidamente cambié de registro en mi mente cuando por fuera de la muralla, justo debajo mío, comencé a escuchar algunos ruidos. Primero, roces en la pared de la misma, y a posteriori y de forma mucho más clara, un pequeño rebuzno grave. Fue entonces cuando captó toda mi atención, me giré hacia la parte exterior de la muralla y miré hacia abajo...
No puede ser... Yakul!! -grité- Y entonces, prácticamente por instinto, y obviando el dolor en mi cuerpo, utilicé el brazo que aún tenía en perfectas condiciones para utilizarlo como apoyo, y saltar hacia debajo, resbalando por el muro tanto con este como con el lateral de mi hombro y torso al principio y así reducir la distancia (aunque la muralla no era precisamente grande) y terminando por caer justo en la silla de montar. Rápidamente, me bajé de él para acariciarlo frente a frente, frotando tanto con mis manos como mi rostro con el suyo.
Estaba preocupado por ti, compañero. -Dije con una sonrisa melancólica de oreja a oreja-
Aunque para la mayoría de los habitantes de Pargea los alces rojos eran animales prácticamente desconocidos, son unas de las criaturas más inteligentes y leales. Sabía que no me abandonaría, pero estaba preocupado por si le había pasado algo. Demasiados dragones por dentro de la ciudad, pero él inteligentemente había aprovechado las aperturas de la muralla para escapar al otro lado. Y aún tuvo el tiempo de reconocerme y venir a mi encuentro.
Siento tener que llevarte de nuevo frente al peligro... Cuidaré de ti, tu cuida de mí, como siempre hemos hecho, sí?- le susurré, mirándole a los ojos, antes de tomar aliento y subirme en él.-
Entonces comenzamos a avanzar, adentrándonos de nuevo en la ciudad, y más concretamente rumbo a la zona donde se había originado la pelea... No sabía a donde se dirigían Kakyoin y Jotaro, pero al menos se les veía bien. Mucho más me preocupaban Azra y Yui, ya que pese a que eliminamos a uno de los dragones, aún quedaban muchos más por combatir... Me presioné el brazo dolorido con fuerza ante dicho pensamiento, preguntándome si no sería más un estorbo que una ayuda en dichas condiciones. Al menos, el ir montado encima de Yakul me permitía moverme mucho más rápido, sobre todo ahora que no podía moverme con normalidad, fruto del dolor y el resentimiento que aún sentía, a consecuencia de mis heridas en combate. Sin embargo, y por suerte, todo habían sido golpes o caídas...y ninguno de ellos demasiado fuertes o certeros, por lo que aún podría combatir. Sí, lo haría, y les ayudaría a vencer o, al menos, escapar.
Apreté la marcha. Pronto llegué a la localización del combate, solo para descubrir que Jotaro y Kakyoin estaban allí también, ayudando a Yui y a Azra a combatir a los dragones... respiré aliviado. No sabía cómo los habrían encontrado, ni cómo sabían que estaban en problemas, pero al menos ahora contábamos con su ayuda, y eso en cierta forma me tranquilizaba.
Me fijé en que portaban unas armas muy extrañas que antes no tenían, sobre todo porque Jotaro apenas y podía empuñar la suya. Esto despertó mi curiosidad, pero pronto nuevamente centré mi atención en otro lado, a causa de los sucesos. Y es que Azra se encontraba en apuros...Yui, malherida y ya en su forma humana se dirigió hacia la posición de Azra, preocupada por él, aunque ella estaba mucho peor sin duda. Y pese a que había conseguido acabar con otro de los dragones, aún quedaban dos. Con la situación tal y como estaba, probablemente significaba que tendríamos que enfrentarnos a ellos sin la forma dragona de Yui, quien ya habría llegado a su límite tras una ardua pelea. Las cosas empeoraban, pero si seguíamos manteniendo el ritmo... quizás podríamos acabar uno a uno con todos los dragones y salir vivos de esta. Aún quedaban dos; uno estaba peleando contra Jotaro y Kakyoin. Ese dúo se las apañaban bien, por lo que me centraría en ayudar a Azra y Yui, quienes estaban en mayores problemas, con otro de los dragones acechándolos.
Pude fijarme en que la esfera de oscuridad aún seguía sobre la cabeza del mismo, por lo que aprovecharía su desconcierto y que aún seguía en tierra firme para intentar hacerle el mayor daño posible. Di un golpe seco con los talones en el lomo Yakul, quien salió a máxima velocidad en dirección a la parte trasera del dragón, desenfundando mi espada corta en el proceso. Aprovechando la velocidad de la carrera, pasé rajando la parte de los tendones del otro talón de la criatura que aún permanecía intacto. Un enorme chorro de sangre saltó (acompañado de un alarido de dimensiones aún mayores) salpicando mis ropajes en el proceso. Su cola se cirnió fuertemente sobre mí. Sin embargo, había visto lo que le ocurrió a Azra, así que ya estaba preparado para esto, y con la ayuda de la agilidad de Yakul, me fue relativamente fácil esquivarla metiéndome por debajo de su mismo cuerpo en dirección a mis dos compañeros. Esta, al no encontrar objetivo, dió en los restos de un edificio cercano, rompiéndolo aún más. Me giré para verlo... el ataque fue debastador.
Las dimensiones del dragón me sorprendieron, pues hasta ahora solo los había atacado a distancia, y en esta ocasión me estaba recorriendo todo su cuerpo por debajo suyo. Una vez llegué a la posición de ambos, le tendí la mano a Yui, aún alterado por la situación: Vamos, sube!
Ella era la que peor se encontraba sin duda, y no era para menos después de todo lo que había hecho... Su movilidad sería incluso peor que la mía sin dudas, y por lo poco que había visto, Azra se preocupaba en cierta forma por ella, por lo que no la abandonaría aún estando desarmado... Así liberaba a Azra de dicha preocupación, para que se centrara en dar el resto de sí mismo en la pelea, a la vez que tanto Yui como yo mismo podríamos seguir apoyando al grupo sin problemas a lomos de Yakul.
Le tendí la mano, entre Azra y yo la subiríamos sin problemas. Sin embargo, mientras esperaba que subiese el dragón comenzó a batir las alas fuertemente... creando grandes ráfagas de viento en el proceso. Al parecer ya no podía moverse por tierra, ya que tenía ambas patas traseras inutilizadas debido a nuestros ataques y quería alzar el vuelo...
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Message 106 of 127 on the subject |
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Azra Elant
Una serie de acontecimientos pasaron demasiado rápido, pude observar como Yui daba el último de sus esfuerzos al decapitar al dragon del cual estaba siendo nublado con mi orbe de oscuridad. Terminado el asunto Yui se arrodilló por unos momentos ya en su forma humana, y caminó hacia mi, me encontre con ella y la sujete entre mis brazos.
Eres muy valiente, es momento de que descances...
Se veía sumamente herida, traía sangre por todas partes, no sabría si era de ella o del enemigo, o una terrible cominación de ambos. No pudimos descansar mucho tiempo ya que en ese momento otro dragon nos dio encuentro. Esto acaso no terminaría nunca? Sujete con firmeza mi espada corta y estaba preparado para darle pelea, en eso afortunadamente llego montado en una cosa rara Ashitaka, haciendole cortes en las enormes piernas del dragon, al parecer había dado justo en el lugar indicado debido al tamaño de sus patas hubiera sido casi imposible darle un corte certero con esa arma. Se aceró a nosotros y entre los dos subí a Yui a la montura de Ashitaka.
Cuidala mucho, vayanse de aquí rapido!
No se si serviría pero le di una nalgada a la montura de Ashitaka para ver si aceleraba el paso, no me quede a ver el resultado ya que me fui al encuentro del Dragon, era colosal, y la ventisca que generaba me disminuía visibilidad y movilidad. El dragon se elevo, sangre corría por sus patas, el pequeño niño lechuga había logrado inutilizarlas, no se si era bueno o malo ahora tener que combatirlo en el cielo. Me desabroche mi arnés y me quite la capucha, debajo dejé desplegar mis alas, no pensé que lo haría de nuevo, las sentía acalambradas por el no uso en mucho tiempo, pero el aire que despedía el dragon al batir de sus alas motivó a mis alas de abrirse y agarrar fuerza con la adrenalina que corría por mi cuerpo. Me eleve en el cielo con ayuda de esas ventiscas y me puse delante del dragon a una distancia considerable.
Ven por mi...
Arrojó una llamarada en mi dirección misma que pude esquivar con un poco de esfuerzo, en el aire yo era mas veloz, y sus ataques eran sumamente evidentes, antes de despedir la llamarada tomaba una bocanada de aire, por lo tanto, tendré que esperar a cansarlo para hacer mi movimiento. |
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Message 107 of 127 on the subject |
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Yui:
Azra me tomó entre sus brazos, suerte, apenas podía sostenerme, por lo que no renegué al momento en que me tomó. Pero apenas nos dabamos un respiro, otro dragón nos atacaba; de no sentirme tan cansada y de haber utilizado la mayor parte de mis fuerzas en enfrentarme a los cinco y en derrotar a los otros dos, hubiera podido volver a transformarme, pero estaba ya en mi límite.
Ver al niño de la tierra me alivió, creí haberlo visto salir volando con la explosión del carromato, pero si pude ver sus heridas, no sabía quien estaba en peores condiciones de pelear, él... o yo... pero ambos me subieron al animal, esperen... ¿que?
-Pero... Azra...- El animal avanzó, me sostuve como pude del cuerpo del niño con un brazo, con el otro, trataba de detener el sangrado de mi vientre -¿Y si te digo que lo de morir era broma?-
Vaya momento para hablar de bromas, sobre todo, cuando nos encontrabamos en la misma situación. Yo seguía sin saber su nombre, él sabía el mio, y de igual forma, eso no me preocupaba, porque al final, no nos había abandonado ni a Azra ni a mí.
-Lamento decirlo, pero aun no se tu nombre- Murmure, mi vista comenzaba a nublarse un poco por la perdida de sangre, si continuaba así... -Niño, y ahora ¿que vamos a hacer? ¿Aun podemos ayudarle?-
Ver a Azra desplegar sus alas me sorprendió, enfrentar al dragón de esa manera, no sabría decir si era inteligente o tonto. Nunca había entrado en pánico o algo por el estilo, pero en ese momento, no podía permitir que él peleara solo.
-Debe haber algo que podamos hacer, estoy perdiendo mucha sangre... no se cuanto soportare...- Murmuré, sintiendo aún como la sangre continuaba saliendo por las heridas, y más aún, con el movimiento del galope.
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Message 108 of 127 on the subject |
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Kakyoin:
Escuché a mi acompañante recobrar el semblante luego de haber recibido la onda expansiva, a medias, que apenas y pude mitigar con mi magia.
- No te voy a mentir, he estado mejor... pero al mismo tiempo, estoy tan emocionado... -
Las palabras de aliento del demonio me alentaron a continuar con mi ofensiva. Aquel dragón se veía espectacularmente imponente, diferenciandose de forma notoria de los demás, al menos así lo percibí.
- ¿Eh? No te disculpes... también yo estaba distraído - le comenté para aminorar su preocupación, estaba más enfocado en saber que seguía contando con su apoyo después de todo - Lo sé... realmente estoy contando con eso, aún si no debería... Gracias, Jotaro -
Esbocé una pequeña sonrisa, volviendo mi atención hacia el frente por completo. El ataque que hube arrojado logró disipar una especie de barrera ígnea que protegía al dragón, fue algo que no pude percibir hasta que el ataque colisionó con aquella criatura. Acto seguido, aquel rayo de oscuridad que acomopañó mi ataque logró traspasar esa defensa, que yo destruí, de tal manera que una de las alas del dragón sucumbió.
- ¡Perfecto! - comenté por tal proeza, exhalando un largo suspiro - Al menos no podrá volar para atacarnos desde un punto desfavorable para nosotros -
El alarido de dolor proveniente de aquel gran reptil no se hizo esperar, fue tan potente y lleno de furia que sentí un escalofrío recorriendo mi espalda. Aunque ya no tenía la barrera protectora, su cuerpo pareció refulgir en un carmesí intenso que hacía juego con las llamaradas caóticas de los edificios afectados por las ofensivas de los invasores.
- Creo que lo hemos hecho enfadar, Jotaro... -
Comenté con sorna y a su vez un tanto preocupado, definitivamente ese dragón era diferente a sus similares. Sin ninguna antelación, el dragón bramó y dió un fuerte pisotón que provocó una fisura en el suelo... pero eso definitivamente no podía ser todo, mucho menos cuando, aun después de que el suelo dejó de fisurarse, la tierra seguía temblando y comenzó a escucharse una especie de rugido proveniente de las profundidades.
- ¡Cuidado, Jotaro! -
Le adviertí, apenas intuyendo lo que seguía. Aparté a Jotaro de allí, lo mejor que pude, al imaginar que su arma le impediría huir con libertades, apenas atinando a contrarrestar el torrente de magma que emergió con furia al apuntar mi tridente y disparar otro torrente de agua y hielo.
- No tiene defensas - le comenté, sintiendo que comenzaba a faltarme el aliento ante el calor abrasador del magma, algo que no podía mitigar - Estoy seguro de que... un ataque certero de tu espada será suficiente, ¿vale? Puedes hacerlo, Jotaro... -
La magia del tridente era lo suficientemente fuerte como para contrarrestar el ataque del dragón, y seguramente en manos más expertas podría haber resuelto la pelea en un tiempo relativamente corto... pero siendo yo un humano y, además, inexperto, apenas lograba mitigar el ataque de aquel reptil. Tuve que usar uno de los tentáculos de mi magia para alejarme y poder colocarme en el techo de un edificio aledaño. Ceñí mis manos al tridente para no dejarme caer de bruces, mis acciones habían sido precipitadas y sin ninguna preparación, y lo estaba resintiendo sin duda alguna... pero no podía dejar solo a Jotaro, a quien no alcanzaba a vislumbrar a simple vista.
- Vamos, Noriaki... tu puedes... -
Me animé, todavía sentía aquel abrasador calor después de todo. Ese ambiente caliente que seguía prevaleciendo e iba a peor ya estaba cobrándome factura. Tal vez no había sido tan buena idea dejar una encomienda así de importante a alguien como yo, después de todo... Un poco más repuesto, pero todavía cansino, volví a apuntar al dragón con mi tridente. No podía perderlo de vista, mucho menos si mi acompañante llegaba a necesitarme en un momento crucial.
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Ashitaka
E
La palmada de Azra sobre Yakul fue la señal de que Yui estaba bien sujeta y podía salir de ahí. Montados en él, comenzamos a cabalgar en dirección opuesta al dragón. Necesitaba alejarnos un poco de ahí para evaluar la situación, e idear algún tipo de estrategia con la que ayudar al resto pese a nuestra condición. Pese a su estado, la chica parecía conservar el buen humor, puesto que comentó de forma irónica acerca de la broma sobre morir hoy luchando que me soltó tiempo atrás, antes del carromato o los dragones y de que todo se volviera un caos. Esto me hizo reir y evadirme de la situación, además de pensar que quizás ella se encontraba en mejores condiciones de lo que parecía. Al fin y al cabo, era una dragona.
Como dije antes, al menos lo retrasaremos cuanto podamos... De momento lo estamos haciendo bien, no crees? -Le dije, con una sonrisa en el rostro que ella no pudo ver-
Pues justo cuando iba a girarme divisé algunos guerreros de fuego al frente, quienes parecían saquear algunas casas y matar a los rezagados. Estos "quehaceres" me permitieron reaccionar a tiempo sin que nos detectaran, cambiando nuevamente de rumbo y entrando entre unas calles algo más estrechas (que seguramente nos mantendrían a salvo de su vista) mientras nos alejábamos tanto de ellos, como de los dragones.
Gracias a esta nueva perspectiva, pudimos ver cómo una figura que sin duda alguna era Azra alzó el vuelo, enfrentándose al dragón de antes, que hizo lo propio.
"Vaya, así que es un ángel..."-pensé para mis adentros-
Fue entonces cuando ella, de forma educada y casi tímida, me preguntó por mi nombre. Era cierto: yo sabía el suyo pero ella el mío no. Con Azra ya había solventado esta situación pero con Yui aún no había tenido la oportunidad de presentarme...
Cada vez era más evidente cómo el agarre de esta sobre mí iba perdiendo fuerza, y eso solo podía significar una cosa... me giré para mencionarle al fin mi nombre pero la gran cantidad de sangre que brotaba de su vientre, y que recorría inclusive el lomo de Yakul, me dejó sin habla. Mirándola, y en su estado, ella aún tenía fuerzas para preocuparse por Azra, y preguntarme cómo podíamos ayudarle...
Boba, no es de él de quien te tienes que preocupar ahora mismo -le comenté casi en susurro, con una mezcla de pena y preocupación.
Entonces, paré de inmediato a Yakul, desmontando con tanta prisa que este aún no se había detenido del todo. A mi vera había un edificio cuya segunda planta estaba totalmenete destruida, y la primera semiderruida. Sin embargo, la localización de los escombros proporcionaba una buena cobertura tanto para el suelo como para el cielo. Así que no lo pensé dos veces y tras investigar el interior y asegurarme que no había peligro, volví y tomé a Yui de lomos de Yakul, llevándola adentro del edificio y tumbándola con mucho cuidado sobre lo que quedaba de una pared y que haría las veces de soporte para su espalda.
Tranquila... puede que no sea tan poderoso como tú en combate, pero por suerte para ti, la curación es una de mis mejores habilidades -le comenté, aunque algo serio. En cuanto me di cuenta de esto, Transformé un poco mis palabras y mi semblante con una sonrisa. Necesitaba ser más positivo y tranquilizarla mientras la curaba.
Echemos un vistazo a esto... -comenté mientras la examinaba intentando moverla lo menos posible-
Tenía multitud de quemaduras, heridas y cortes leves por todo el cuerpo, probablemente fruto de una combinación de las explosiones y los golpes que los dragones habrían conseguido acertarle durante el tiempo que ella hizo de cebo, esquivándolos y entreteniéndolos. Prácticamente todos sangraban, pero no eran heridas preocupantes. Sin embargo, la de su cuello y la de su abdomen eran otro cantar... debía centrarme en esas antes de que fuera tarde.
Rasgué algo más sus ropajes por la parte del abdomen, para ver mejor la zona y evaluar los daños. Tenía varios zarpazos que sangraban, y justo al lado, casi superponiéndose, una zona cauterizada que, sin embargo, presentaba una gran hinchazón al mismo tiempo que un color morado, probablemente debido a que la sangre se estaba amontonando ahí, y eso no era bueno.
Justo tras examinarla, me volví directo hacia Yakul y sin perder tiempo tomé una de las bolsas que cargaba en su alforja. Ahí tenía gran parte del material médico, y aquello que necesitaba. A su vez, tomé también una camisa de lino que tenía guardada como repuesto, y la rasgué en varios pedazos. Uno de ellos, lo coloqué en la herida de su cuello y le pedí amablemente que lo sostuviera todo lo fuerte que pudiera para mantener presión.
No te mentiré... esto te va a doler -Le dije, dándole algo de tiempo para que se preparase mientras extendía un pedazo de piel sobre el suelo... pese a su estado, era una dragona, y no quería que me arrancase la cabeza en un arrebato de dolor-
Tomé un pequeño cuchillo de punta fina e igual de pequeña, pero tremendamente afilada de entre los distintos útiles que fueron apareciendo tras desenrollar el paquete, y lo acerqué a la herida cauterizada de su abdomen, haciendo una pequeña pero larga incisión. De ahí comenzó a salir gran cantidad de sangre tanto líquida como, sobre todo, ya coagulada y mucha pus, proveniente de la infección. Con cuidado, abrí dicha incisión un poco más por los laterales intentando causarle el menor dolor posible para ver si dentro había quedado algún trozo de algo. Por suerte no era así, y solo tendría que lidiar con la más que evidente infección que le había causado la herida.
Tomé entonces una pequeña botella roja, y vertí gran parte de su contenido tanto por esa herida como por los arañazos colindantes, lo cual causó una reacción en ellas fruto de la desinfección, y un fuerte grito de dolor en Yui.
Lo siento, lo siento... tan solo aguanta un poco más -le comenté con algo de pena, sabía que esto tenía que estar doliéndole a rabiar-
La zona ya estaba desinfectada, fue entonces cuando tomé otro pequeño frasco e introduje mi dedo en él, sacando un ungüento muy parecido a la arcilla, tanto en cuanto a estética como a color (pero con propiedades curativas) y comencé a extendérselo por toda la zona de la herida cauterizada.
Esto ayudará con la abrasión, en pocos minutos la zona dejará de estar inflamada y sentirás un gran alivio y frescor.
Seguí extendiéndola suavemente y con cuidado con una de mis manos. Una vez terminase con esto, aún me quedaría un último paso para ayudar a terminar de curar y cerrar las heridas... Estaba intentando ir tan rápido como podía, ya que la situación era complicada... Pero precisamente su estado era lo más complicado y urgente de todo esto. Fue entonces cuando caí, de nuevo, que en mi ensimismamiento seguía sin darle mi nombre a la pobre Yui. No quería parecer descortés y que tuviera que volver a preguntarme, así que la miré fijamente a los ojos y al fin se lo dije:
Por cierto...mi nombre es Ashitaka. Encantado de conocerte, Yui... aunque si quieres puedes seguir llamándome "niño" -le comenté, sonriendo, e intentando bromear con ella para que se sintiese mejor...-
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Yui:
No, definitivamente no era de de él de quien debía preocuparme, no estaba del todo consciente, no cuando senti el cuerpo del niño desaparecer, apenas pudiendo sostenerme de la montura del animal; pero no tardo en volver, ayudandome a bajar como pudo, llevandome al interior, dejandome recargada contra una pared.
-Creo que es más de lo que puedo pedir ahora- Respondí con una risa pequeña, me dolía todo el cuerpo, había comenzado a relajarme, pero la perdida de sangre me estaba afectando mucho. Tenía los ojos cerrados, ya no podía abrirlos, estaba cansada y deseaba dormir ¡No! No podía hacerlo, por lo que trate aunque fuera de abrir un ojo, observando al niño inspeccionar mis heridas.
Apenas sentí la tela en mi cuello y trate de sostenerla, ahora entendía porque sentía el resto del cuerpo caliente, la sangre de esa zona me había mantenido tibia, aunque mas cerca de la muerte.
-Has lo que tengas que hacer...- Solté, alcance a tomar una madera que se encontraba en el piso, parecía resistente, por lo que la coloque en mi boca, aleje la vista y sentí el corte en mi piel, tratando de no moverme, ya que no veía lo que estaba haciendo o en que zona trabajaba. Deje de sentir presión en mi costado, pero luego sentí algo caer en mis heridas, algo que si me hizo gritar; mi cuerpo comenzo a temblar, víctima del dolor, si no fuera un dragón, probablemente ya hubiera muerto por el shock del dolor.
Apenas podía sentir las los dedos del chico en mis heridas, el dolor y sus tratamientos me habían anestesiado, pero el ardor interno continuaba. Algo que me hizo perder la concentración en el dolor, fue el hecho de que al fin me dijo su nombre.
-Con que Ashitaka, eh... bueno, un placer- Respondí con un hilo de voz, casi como un susurro, sonriendo por su intento de broma -Los dragones tenemos buena memoria, no creo olvidar el nombre de alguien que salvase mi vida-
Gire un poco la cabeza, viendo todo su equipo, los dragones eramos curiosos, pero no tenia la fuerza suficiente; pero alcance a ver sus heridas de frente.
-Deberías curarte a tí, voy a estar bien- Le dije, aunque tal vez necesitaba algo más que descanso y buena comida, me moví un poco -¿Necesitas ayuda en algo? Aún puedo mover los brazos
Si el me había ayudado ¿por que no yo a él? Claro, solo era cuestion de que el me dijera como podía ayudarle, si algo había aprendido en mis años como "humana", era a ser agradecida con quien me tendía una mano, y yo aún estaba preocupada por nuestro compañero en el campo de batalla.
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Azra Elant
Esto es interminable...
Esquivaba una llamarada tras otra, y el dragon parecía no cesar, pronto me estaría cansando yo antes que el. Repetí el procedimiento hasta que por fin logre hacer que jadeara y no lograra mas que escupir una debil humarola.
Es mi oportunidad!
Vole a toda velocidad a su encuentro y saque mi latigo, era un recuerdo de mi familia, pero preferia perderlo antes que perder mi vida, por lo que dando varias vueltas logre trenzarle una de las alas haciendo que perdiera el equilibrio y se precipito hacia el suelo, desplomandose. Quedo inconciente, al final de cuentas el solo seguía ordenes. Desde donde me encontraba volando, pude ver como se desarrollaba una pelea entre el último de los dragones y Kakyoin y Jotaro. Así que ahí estaban, no logre divisar a Yui y Ashitaka por lo que decidí ir primero con ellos, ya solo quedaba ese dragon. Fui lo mas rápido posible, aunque de tanto volar mis alas ya se encontraban acalambradas, apenas y pude llegar justo detras de ambos, y justo cuando atacaban al dragon
Llegué en un mal momento?
Mencione jadeante, con mi espada corta en mano... |
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Jotaro:
Habria atacado mucho antes, pero no solo estaba combatiendo contra el dragon,sino tambien el arma que tenia en las manos y no exactamente por estar pesada, exhalando un suspiro al escuchar las voces sobre su cabeza sabia que eran provocaciones de la espada legendaria, elevando su mirada fue cuando el ataque practicamente estaba en su cara, gruñendo bajamente al ahora encontrarse en el suelo realizando que habia sido protegido por su compañero, ahora su compañero sufria por sus distracciones debido a su arma...
-Ya veo, dejamelo a mi, kakyoin.- Menciono para su compañero recuperando su compostura, acercandose al dragon al correr directamente hacia el, sabiendo que por ahora no era el punto de vista del dragon y que combatia directamente contra su compañero seguramente la pasaba mal por el calor del ambiente y constantes ataques siendo detenidos por el.
No pudo ver atras, no por ahora, tenia que acabar de una vez por todas con el dragon mayor, mordiendo sus labios inferiores, la ira iba poco a poco dominando perdiendo su calma especialmente en pensar que kakyoin estaba en peligro por su culpa.
Fue lo suficiente para dejarse atras su apariencia normal y humana a una demoniaca tras un brillo azul oscuro, Literalmente creciendo cuernos sobre su cabeza, su piel cambiando de color natural a uno de azul oscuro, su espada generando su propia energia a su lado sobre su derecha se hizo ver un gran torrente de agua-hielo proviniente de su compañero en el momento justo para distraerlo y golpearlo de paso, utilizando un gran salto y su espada para atravesar al dragon por la parte de su corazon aun cuando la coraza era dura, la espada era suficientemente poderosa para atravezarlo todo, extendiendose su ataque hacia arriba para continuar el corte una gran energia eterea se hizo ver hasta terminar de cortar a la criatura.
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