No importaba que día era, ni la hora en la que se encontraban, la realidad era que, él, en ese preciso momento, se encontraba en una especie de sueño. No era importante la razón la que estaba en tal letargo, lo realmente importante era que, algo, o alguien, había hecho un llamado, uno sin voz, pero algo hubo palpitado en su interior hasta que, poco a poco, sus ojos empezaron a abrirse.
El proceso de esto era lento, bastante lento, a decir verdad, pero necesario, muy necesario. Una vez pudo abrirlos su mirada se negaba a enfocar, así que cerró los ojos y volvió a abrirlos, repitió esto cierta cantidad de veces hasta que pudo ver todo más claro… sin embargo, levantarse de donde estaba fue pesado… demasiado.
Lo logró, a lo mejor utilizó unos 25 minutos para alcanzar el objetivo, pero lo hizo y, sin recuerdo de nada, observó todo, como le pareciera nuevo, como si nunca hubo visto los alrededores de las afueras del templo. Todo era “extraño” y a la vez “muy familiar”. -¿Dónde estoy?- Alcanzó a preguntar al aire, sin que tuviera una respuesta de la misma, un soplido nada más.
Entonces sintió la espalda pesada, y se agitó, con esto un par de alas se replegaron de su espalda, blancas y llenas de plumaje, y volvió a agitarse para que se desplegaran en todo su esplendor… y ahí estaba, de pie, sin estar claro de lo que hubo sucedido, masajeó su frente para evitar cualquier dolor de cabeza al momento de recordar y poco a poco vinieron a su mente algunas escenas de su pasado, excepto aquellas que habían causado su sueño -¿Qué sucede…? ¿Qué hacía?-
Preguntas vacías al aire, y como era de esperarse, no hubo respuesta, simplemente el aire soplando y nada más. Alzó la mirada y veía el cielo azul, unas murallas a la cercanía, y bosque a su alrededor, vaya lugar para una larga siesta… en fin, ya no era tiempo de más preguntas, sino, buscar respuestas, o por lo menos, fue su próxima idea.