Los derechos, ¿”sobre quién” hay que descargar toda una furia mundial?, es el lema de hoy, pero ese lema es muy antiguo y sobreabundó cuando la multitud se agolpó: se les llamó “salvajes”, se les acusó de homicidio colectivo, de abuso de masas conductivas de poder. Como en su tiempo se especificó y se afirmó a través de Unamuno: “¡vencéis, pero no convencéis!”. También en “la selva” se observa al débil y cómo sus fuerzas se agotan o sobre todo, cuando el despiste los dispersa, entonces el ojo avizor ataca por sorpresa con plena acción de poder y fuerza. El mundo entero forma esa “selva” y entre la maraña de la astucia, de la observancia y de la espera, sofoca a la presa confiada en su despensa.
¿Quién espera la tormenta?, ¿quién espera el despertar del volcán?... ¿quién espera a la presa saltar al vacío que no tarda en allanar?... ¿quién espera el terremoto?, ¿el incendio y el accidente al andar?
¡Qué diferencia hay entre el hombre y el animal!
Examina las tumbas y pon número final y no cuentes las muertes del corral que destinados están. Así como las muertes del terrorismo convertido en guerras de una meta infernal que promete oro y victoria, reducida en sangre ajena por un territorio desigual. Así las guerras civiles cobraron más sangre que sudor por una gloria que no vieron más que armar su fusil contra su padre que ayer fue su rival. Y la guerra no tiene mas razón que tan sólo un hombre lleva su honor por encima de todo crimen, por el afán de poner su laurel en la sien donde su pensamiento la asentó.
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella”. (Juan 1:1-5)
“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. (Juan 1:14)
Pero el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y deseó más Su vida y obediencia a Dios para que todo hombre de toda la faz de la tierra tenga comunión con Dios en espíritu y verdad. Se humilló hasta lo indecible, fue experimentado en dolores: “Como se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres” (Isaías 52:14)
“Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto” (Isaías 53:3)
Clamó a Dios en su máxima agonía como Abogado nuestro porque conoce la Justicia de Dios desde el principio y le decía: “perdónalos porque no saben lo que hacen”.
“Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación”. (2ª Corintios 5:19)
“Con todo eso, Yahweh quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Yahweh será en su mano prosperada”. (Isaías 53:10)
“Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. (Lucas 23:34)
Porque nos amó sin distinción: al ladrón, al criminal, a la prostituta, al falsificador. Porque sabe que a través de Él todos tenemos la justificación.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él”. (Juan 3:16,17)
No condenó, en Su Testamento, cuando vino a esta tierra lo dejó impreso, huellas que no se borrarán porque como Ley establecida quedó y en Su propia carne vivenció.
“Ni yo te condeno; vete, y no peques más”. (Juan 8:2-11)
Él no condenaba porque escrito estaba.
“Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios”. (Lucas 9:62)
Y no mires a izquierda ni a derecha.
“Sígueme” (Mateo 8:22)
Todos los derechos humanos tienen su hoy. Hoy es el día de Salvación. Todo ser tiene derecho de abrir su corazón y destilar su crimen, su robo, su afán, su lucha, su tormento y su mal. También nos enseña la naturaleza que el dique cuando se llena tiene que romper y desbordar. Por eso Dios, que todo lo escudriña, nos dio a su Hijo como el único Mediador.
“Has escudriñado mi andar y mi reposo, y todos mis caminos te son conocidos”. (Salmo 139:3)
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1ª Timoteo 2:5)
Al único derecho humano en quién reposar confiado, que ya de antemano cargó con la única Justicia que es Dios y se puso en defensa nuestra cargando Su Santa Ira por nosotros… ¡conociéndola! Que quién como Él, no había antes, ni hay, y no lo habrá, porque tan sólo en Él Dios tenía complacencia y fue el Cordero Inmolado ante la Justicia plena, justa y pura, santificándonos en Su holocausto por nosotros para quedar libres de nuestra sentencia consumada y heredada de una comunión rota y extraviada por causa de una rebelión ancestral que vio desde el principio que a todos los enviados que luchaban por una única Justicia los destrozaban, los mutilaban, aniquilándolos y poniéndolos por pendón de ridículo multitudinario “hasta que Dios” se hizo carne a través de Jesucristo, donándose por nosotros, gustándole el Juicio de Dios por nosotros porque al dar Su vida, la tomó por nosotros y en Su Espíritu somos Justicia a través de Su Sangre, de Dios nuestro Creador, la que borró nuestra rebelión, lavados por Su Sangre, con conciencia propia de nuestra rebelión.
Cuando las puertas se cierran y no hay en nuestra habitación un solo rincón donde la luz atraviese, nuestro corazón se conmueve y se agita por una solución y no hay a veces razón ni imaginación que nos aquiete y el alma gime en nuestro interior porque tiende a su salida y clama a Dios como su única solución. Y el alma sabe que la cárcel de la conciencia pide liberación y se sabe que peca ante Dios.
Rasga tu saco y rómpelo, deja que la carga se desparrame y clama a Dios porque Él siempre contempla a su creación y dile así:
“SEÑOR JESUCRISTO, MI DIOS, TEN PIEDAD DE MÍ, TEN MISERICORDIA DE MIS DELITOS Y PECADOS QUE CONTRA EL CIELO Y CONTRA TI PECO Y ME REBELO. NO PERMITAS QUE HAYA EN MÍ JUSTIFICACIÓN Y DELITO ESCONDIDO. TÚ HAS SIDO PUESTO POR EL PADRE COMO MI ÚNICO MEDIADOR ENTRE ÉL Y YO, JESUCRISTO. PERDÓNAME POR TODA MI IGNORANCIA, POR TODO MI MAL, POR TODA MI INDIFERENCIA, POR TODA MI NEGACIÓN. SÉ QUE HAS MUERTO EN LA CRUZ POR MÍ Y DERRAMASTE TU SANGRE POR MI PROPICIACIÓN. ENTRA DENTRO DE MI CORAZÓN, LÍMPIAME CON TU PRECIOSA SANGRE. ¡SÁLVAME! “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados”. (1ª Juan 4:10). ABOGADO E INTERMEDIARIO MÍO: CLAMA A DIOS POR MÍ, AMADO MÍO, TÚ QUE RESUCITASTE Y ESTÁS VIVO Y A TRAVÉS DE TU SANTO ESPÍRITU VIVES EN MÍ, OH MI JESÚS DE NAZARET, EL QUE ME DA EL ALIENTO DE VIDA Y CONOCIMIENTO DEL AMOR QUE GUSTASTE POR MI VIDA, SANANDO MI CUERPO, VIVIFICÁNDOME EN ESPÍRITU Y DÁNDOLE A MI ALMA PLENITUD DE VIDA ETERNA. GRACIAS POR SALVARME DE ESTA BREVE VIDA QUE NO TIENE MÁS DERECHO QUE SU CORTO TRECHO Y ME HAS HECHO SER HIJO DE DIOS A TRAVÉS DE TI, JESUCRISTO, QUE ASUMISTE EL PLENO DERECHO DE OBEDIENCIA Y MISERICORDIA A TRAVÉS DE TU JUSTICIA PÚBLICA POR TODO EL DERECHO QUE TIENE EL SER HUMANO DE SER LLAMADO HIJO DE DIOS.
“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios” (1ª Juan 3:1). DAME EL CONOCIMIENTO DE CONOCERTE, OH DIOS, POR TU INFINITA BONDAD, PACIENCIA, MISERICORDIA Y SABIDURÍA, Y ASÍ YO LA TENGA EN TODA PERSONA QUE ME ROZA ¡SEÑOR MÍO JESUCRISTO!”
Qué derecho humano más honroso conoció el hombre, a este Ser Divino y Majestuoso en Humildad y Amor llamado Jesucristo, nuestro Maestro y Señor, nuestro Salvador. Pero Tú ya lo sabías porque desde el principio Contigo estaba y no quisiste que todo lo que creaste y Te pareció bueno para el hombre Te lo arrebatara aquel que un día se rebeló contra Ti, Lucifer, y con todo lo que creaste porque para su bien lo hiciste, y viera el hombre y contemplara la creación maravillosa que desde un principio la hiciste para nuestra satisfacción, de Tu soberanía y concierto.
“Y vio Dios que era bueno”. (Génesis 1:10)
“¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones”. (Isaías 14:12)
También el hombre quiso ser como Dios y de ahí su caída, hasta que a través de Jesucristo hombre nos levanta hasta Ti para vivir eternamente en Tu Nueva Jerusalén Celestial.
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos” (1ª Timoteo 2:5)
Para que Tu Hermoso y Divino plan vivamos los que emanamos, por la Sangre de Jesús, la vida trasplantada, dándonos una salvación que Él a tal costo la soportó porque no había otro medio que la capacidad de un Amor de Justicia y Obediencia que llegó a gustar su máximo dolor, de cargar con toda una culpa llamada humanidad de derecho.
“BENDITO SEA SIEMPRE JESÚS, QUE RASGÓ SU VIDA PARA QUE YO A TRAVÉS DE ÉL OBTENGA EL PERDÓN DEL GRAN JUEZ, DEL QUE EN ÉL NUNCA HUBO NI PECADO, NI CORRUPCIÓN Y SANTIFICADO FUE DESDE EL PRINCIPIO HASTA EL FIN. VIVIFICANTE ES HOY CON POTENCIA Y NO HAY ABOGACÍA QUE LO SUPERE, NI JUEZ QUE LO JUZGUE, Y EN SU AMOR ENVUELTO VIVIFICA NUESTRO SER EN UN RECLAMO VIVIENTE”.
E. D. Bruñó Ibáñez