PERSONALMENTE VI EL TRATO QUE SE LE BRINDA ALOS CLIENTES IMPEDIDOS EN LA TIENDA TOPEKA DE RIO PIEDRAS, SON ADMIRABLES Y EJEMPLARES.

Oportunidades para jóvenes con impedimentos

Por Maribel Dorta Dorta
De La Estrella de Puerto Rico

MANATI – Virginia Torres, coordinadora del Programa de Empleo Sostenido del Instituto Pre Vocacional de Arecibo, indicó que a pesar de todos los esfuerzos de la Oficina del Procurador para las Personas con Impedimentos, aún existe discrimen hacia las personas con limitaciones en las empresas privadas y sobre todo en el gobierno.

Sin embargo, el programa, en su empeño por ayudar a las personas con limitaciones físicas a sentirse útiles a la sociedad, ha logrado establecer alianzas con cadenas de tiendas por departamento y restaurantes de comida rápida.

Un ejemplo de esto es la tienda Pitusa de Manatí, la cual mantiene en su nómina a tiempo parcial a los jóvenes Sandra Hernández y Gilberto Montes, quienes cuentan con la supervisión de este programa.

Torres señaló que cuando la empresa accede a emplear uno de sus jóvenes, se le asigna un adiestrador por espacio de un mes, para que le ayude a dominar su tarea. El adiestrador continúa evaluando su labor en los siguientes tres meses.

“Nuestra supervisión como tal, dura un año y la meta es que estos jóvenes tengan una vida independiente, mejoren su autoestima y puedan valerse en la sociedad”, expresó.

Torres dijo que la oportunidad de trabajo ayuda a las personas con impedimentos a desarrollar destrezas básicas como utilizar la transportación pública, manejar su presupuesto y administrar su tiempo para no llegar tarde al trabajo, entre otros recursos.

El gerente del Hipermercado Pitusa, Richard Hernández, sostuvo que a diferencia de sus 146 empleados, tanto Hernández como Montes suelen ser puntuales con su trabajo.

“Lo peculiar que tienen los empleados con impedimentos es que ellos siempre muestran preocupación por mejorar su tarea. Incluso cuando se les termina el turno quisieran continuar trabajando. Las personas con impedimentos tienen más compromiso que cualquier empleado regular”, dijo el gerente.

“Nosotros tenemos, aparte de Sandra y Gilberto, otros dos empleados, los cuales laboran regularmente y ejercen su tarea de modo eficiente”, añadió.

Hernández, de 28 años, se desempeña como empacadora y en conversación con La Estrella de Puerto Rico, dijo sentirse feliz con su trabajo porque le permite relacionarse con muchas personas y ganar dinero para costear sus gustos.

“Llevo tres meses en este supermercado y me gusta mucho el trato que me dan mis compañeros. Además, con el dinero que gané en navidad, me compré un celular y estoy ahorrando para comprarme un juego de cuarto”, comentó.

También, Greny Colón, quien al igual que Montes labora como gondolera, manifestó satisfacción por los logros que ha alcanzado en esta tienda.

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Se trata de Rudy Agustín Torres, quien con sólo cuatro años, toca el bongó como nadie; con una alegría, un ritmo y una magia imposible de encontrar aún entre los virtuosos. Y es que Rudy es un niño especial, de eso no cabe duda.

Llegó al mundo con un síndrome muy raro. Tan extraño, que cuando tenía tres meses su familia y su doctor buscaron más ayuda porque era un bebé diferente: Rudy no lloraba como los demás recién nacidos. "Se escuchaba como un gatito", narra su joven madre, Lillian Lajara, mientras sostiene en su falda a su inquieto pequeño.

Su pediatra, le mandó a hacer las pruebas genéticas necesarias y ahí se supo que este risueño chiquitín padecía el Síndrome Cri Du Chat, o como mejor se le conoce, "Síndrome del maullido del gato".

Anualmente, uno de cada 50,000 niños que llegan al mundo, sufren este síndrome. Los chiquillos como él, presentan retardación mental, crecimiento lento, microcefalia y defectos cardíacos, entre otros.

Pero, aún con todas esas limitaciones, Rudy es un titán. Su familia y su maestra no se quedan atrás. Aún cuando no cuentan con los recursos económicos, ni el espacio, ni comodidades, todos tienen el compromiso de hacer lo que sea para que él salga hacia adelante.

En primer lugar, a Rudy le urge una "kinder chair toddler", silla que le permitirá no tener que depender de su madre en el salón de clases. La silla tiene un valor de $695. Además, para que pueda afirmar sus pasos, necesita unos mafos y un andador, que cuestan aproximadamente $2,100.

Al pequeño Rudy lo bañan en el mismo bañito que tenía de bebé, porque no cuenta con un baño habilitado para personas con su enfermedad y mucho menos tiene una silla de baño que auxiliaría a su mamá durante ese proceso. El costo de la silla de baño es de $1,250.

Rudy Agustín Torres tiene una fuerza divina que lo motiva a romper barreras y seguir educándose para fortalecer con sus conocimientos y entretener con su ritmo al Puerto Rico de hoy.

Todas las mañanas, Rudy baja junto a su mamá al salón de educación especial de la escuela Monserrate Moreno.