TAL VEZ, GENTE, no hemos hablado de él explícitamente tanto en estos mensajes, pero siempre estuvo. La Gran Emoción motorizada por el EGO, que tal vez se encuentra detrás de tantas otras... El sabio de un viejo cuento Hindú, interrogado por un rey, y bajo amenaza de muerte, para que revelara su sabiduría, respondió "Majestad, os juro y aseguro que tengo visiones muy extrañas y sobrenaturales. Veo un ave dorada en el cielo y demonios bajo la tierra. ¡Ahora mismo los estoy viendo! ¡Sí, ahora mismo!" Y el rey inquirió: "¿Cómo es posible que a través de estos espesos muros puedas ver lo que dices en el cielo y bajo tierra?" Y el sabio repuso: "Sólo se necesita MIEDO".

El EGO, siendo una imagen, siendo consciente de su principio y fin, TEME... El Ego, sabiendo que está formado de características parciales, siente que debe terminar, acabarse, y teme... Teme, y compite. Teme y va a la guerra. Teme a todo lo que lo rodea, ya que lo que lo rodea es LO DEMÁS, LO OTRO. Es un parásito que bebe energía y teme ser descubierto todo el tiempo.

El MIEDO es lo que hace al rico volverse rico y al pobre pobre en el mismo movimiento, como la luz y la oscuridad se determinan mutuamente. El Miedo es lo que hace a los dictadores y terroristas atacar a otros, que a su vez les obedecen o les responden el ataque con la misma furia asesina por Miedo. Miedo a Perder. Miedo a No Tener. Miedo a dejar de tener. MIEDO, MIEDO, MIEDO.

El Miedo lleva los misiles, los tanques, las bombas, las torturas a los prisioneros. El Miedo hace que se descarguen bombas atómicas en Japón en la Segunda Guerra y que se use fósforo blanco, arma química que incendia y disuelve la carne hasta el hueso, sobre cientos de civiles en la guerra de Irak, además de vendérsela al gobierno salvadoreño en 1985 para rociar poblaciones controladas por la guerrilla. El fósforo blanco estalla en forma de nube y quien se encuentra en un radio de 150 metros es alcanzado. Cuando somos Ego hacemos estas cosas. Pero si nos indignamos y queremos responder de la misma forma, eso también es apetito de poder. Desear aniquilar al violador y al torturador violentamente, desear que sufra y se arrodille, es la misma locura del Ego.

El Miedo está ahí cuando acumulamos pensamientos y falsas posesiones para llenar el Vacío al que tememos. Cuando nos apegamos a una persona y queremos retenerla, ahí está el Ego temiendo quedarse solo, temiendo perder "poder".

Ahí está el Miedo cuando huimos de las cosas, cuando en vez de VERLAS las reprimimos, como en aquel cuento budista en que un monje carga con una chica para ayudarla a atravesar el río, y su joven acompañante, otro monje, le reprocha haber tenido contacto con una mujer, causa de perturbación sexual, y éste le responde: "Es cierto, yo la cargué en el trayecto a través del río, ¿pero qué pasa contigo que todavía la cargas sobre los hombros?"

Huir de las cosas reprimiéndolas es cargarlas encima como pensamientos... Pero podemos VERLAS, con total claridad en el momento en que aparecen.

Hay quien tiene sexo por Miedo, y quien no tiene sexo por Miedo. Miedo de qué dirán si lo hago o de qué dirán si no lo hago; de cómo me veo habiéndolo hecho o no habiéndolo hecho, de si me abuchearán, criticarán, ridiculizarán y censurarán o no. Hay quien no se atreve a hablarle a una persona por el mismo motivo, y hay quien habla sin parar también por Esto... Y cuando uno titubea, o se tropieza, o se golpea, es toda esa energía distraída en ponerse nervioso. ¿Cómo puede uno estar totalmente en lo que hace si tiene toda una parte ocupada en sentir miedo y ponerse nervioso? ¿Y cómo puede uno estar totalmente, estar en paz, si después se reprocha el ponerse nervioso o "portarse como un tonto", embrollándose más, en vez de simplemente VERSE sin juzgarse?

Buscamos excusas para acariciar y besar, como buscamos excusas para amar, en vez de simplemente AMAR... "Para que yo dé mi cariño a alguien se tiene que cumplir esta y esta condición". "Para que yo quiera a alguien tiene que tener esto y lo otro, hacer esto o lo otro..." Buscamos justificarnos, "hacernos valer". ¿Ante qué? ¿Ante el sentido de Nuestra Propia Importancia?

Cuando uno tiene una situación ante la vista no le hace falta preguntarse más que si es UNO con ella, si toda nuestra acción fluye libremente en ese acto, si es alegría pura sin imágenes, sin esperanzas, alegría en ACTO. Entonces nos hacemos la pregunta: ¿si voy a morir en muy poco tiempo, quizás en días, quizás el próximo minuto, hago ESTO? Sea la respuesta sí o no, ese Acto es un Acto Impecable. Sólo un acto emprendido a la vista completa de nuestra muerte inevitable es un acto genuino y total, algo que no depende de condiciones futuras, de cómo reaccionaría tal, o qué dirá quién, o qué imagen tendré de mí mismo con la cual seguir viviendo. La Iniciación a la Muerte, o la compañía constante de la Muerte como una presencia real, disuelve las tonterías, las nubes de las fantasías del intelecto, y ahorra cantidades de energía. La Muerte es parte de lo que somos y revolotea alrededor. No VERLA es temerla, huirle es quedar atrapado en un conflicto y una tensión con la Vida Misma, que también es Muerte...

Esa Emoción, EL MIEDO, es lo que ocurre cuando no podemos quedarnos donde estamos, vivenciando lo que nos está pasando, lidiando con lo que está ocurriendo con toda nuestra energía.