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REFLEXIONES: EL BUSCADOR.-Jorge BUcay 
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| De: Tatiana  (Mensaje original) | 
Enviado: 02/04/2010 01:15 |   
 
  Esta es la historia de 
un hombre al que yo definiría como buscador  Un buscador es alguien que 
busca. No necesariamente es alguien que encuentra. Tampoco esa alguien que sabe 
lo que está buscando. Es simplemente para quien su vida es una búsqueda.  Un 
día un buscador sintió que debía ir hacia la ciudad de Kammir. Él había 
aprendido a hacer caso riguroso a esas sensaciones que venían de un lugar 
desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió. Después de dos días de 
marcha por los polvorientos caminos divisó Kammir, a lo lejos. Un poco antes de 
llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó la atención. 
Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y 
flores encantadoras. La rodeaba por completo una especie de valla pequeña de 
madera lustrada… Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto sintió 
que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento 
en ese lugar. El buscador traspaso el portal y empezó a caminar lentamente entre 
las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los árboles. 
Dejó que sus ojos eran los de un buscador, quizá por eso descubrió, sobre una de 
las piedras, aquella inscripción … “Abedul Tare, vivió 8 años, 6 meses, 2 
semanas y 3 días”. Se sobrecogió un poco al darse cuenta de que esa piedra no 
era simplemente una piedra. Era una lápida, sintió pena al pensar que un niño de 
tan corta edad estaba enterrado en ese lugar… Mirando a su alrededor, el hombre 
se dio cuenta de que la piedra de al lado, también tenía una inscripción, se 
acercó a leerla decía “Llamar Kalib, vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas”. El 
buscador se sintió terrible mente conmocionado. Este hermoso lugar, era un 
cementerio y cada piedra una lápida. Todas tenían inscripciones similares: un 
nombre y el tiempo de vida exacto del muerto, pero lo que lo contactó con el 
espanto, fue comprobar que, el que más tiempo había vivido, apenas sobrepasaba 
11 años. Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El 
cuidador del cementerio pasaba por ahí y se acercó, lo miró llorar por un rato 
en silencio y luego le preguntó si lloraba por algún familiar.  - No ningún 
familiar – dijo el buscador - ¿Qué pasa con este pueblo?, ¿Qué cosa tan terrible 
hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar? 
¿Cuál es la horrible maldición que pesa sobre esta gente, que lo ha obligado a 
construir un cementerio de chicos?.  El anciano sonrió y dijo: -Puede usted 
serenarse, no hay tal maldición, lo que pasa es que aquí tenemos una vieja 
costumbre. Le contaré: cuando un joven cumple 15 años, sus padres le regalan una 
libreta, como esta que tengo aquí, colgando del cuello, y es tradición entre 
nosotros que, a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, 
abre la libreta y anota en ella: a la izquierda que fu lo disfrutado…, a la 
derecha, cuanto tiempo duró ese gozo. ¿ Conoció a su novia y se enamoró de ella? 
¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?…¿Una semana?, 
dos?, ¿tres semanas y media?… Y después… la emoción del primer beso, ¿cuánto 
duró?, ¿El minuto y medio del beso?, ¿Dos días?, ¿Una semana? … ¿y el embarazo o 
el nacimiento del primer hijo? …, ¿y el casamiento de los amigos…?, ¿y el viaje 
más deseado…?, ¿y el encuentro con el hermano que vuelve de un país 
lejano…?¿Cuánto duró el disfrutar de estas situaciones?… ¿horas?, ¿días?… Así 
vamos anotando en la libreta cada momento, cuando alguien se muere, es nuestra 
costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo 
sobre su tumba. Porque ese es, para nosotros, el único y verdadero tiempo 
vivido.  
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De: Tatiana | 
Enviado: 29/12/2012 02:51 |  
  … Así 
vamos anotando en la libreta cada momento, cuando alguien se muere, es nuestra 
costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo 
sobre su tumba. Porque ese es,  
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