| 
 | 
REFLEXIONES: La Alegoria del carruj.-de J.Bucay 
Elegir otro panel de mensajes |  
| 
 |  
| De: Tatiana  (Mensaje original) | 
Enviado: 30/07/2010 10:02 |   
 LA ALEGORIA DEL 
CARRUAJE
  Un día de octubre, una voz familiar en el 
teléfono me dice: -Salí a la calle que hay un regalo para vos. Entusiasmado, 
salgo a la vereda y me encuentro con el regalo. Es un precioso carruaje 
estacionado justo, justo frente a la puerta de mi casa. Es de madera de nogal 
lustrada, tiene herrajes de bronce y lámparas de cerámica blanca, todo muy fino, 
muy elegante, muy "chic". Abro la portezuela de la cabina y subo. Un gran 
asiento semicircular forrado en pana bordó y unos visillos de encaje blanco le 
dan un toque de realeza al cubículo. Me siento y me doy cuenta que todo está 
diseñado exclusivamente para mí, está calculado el largo de las piernas, el 
ancho del asiento, la altura del techo... todo es muy cómodo, y no hay lugar 
para nadie más. Entonces miro por la ventana y veo "el paisaje": de un lado 
el frente de mi casa, del otro el frente de la casa de mi vecino... y digo: 
"¡Qué bárbaro este regalo! "¡Qué bien, qué lindo...!" Y me quedo un rato 
disfrutando de esa sensación. Al rato empiezo a aburrirme; lo que se ve por 
la ventana es siempre lo mismo. Me pregunto: "¿Cuánto tiempo uno puede ver 
las mismas cosas?" Y empiezo a convencerme de que el regalo que me hicieron no 
sirve para nada. De eso me ando quejando en voz alta cuando pasa mi vecino 
que me dice, como adivinándome: -¿No te das cuenta que a este carruaje le falta 
algo? Yo pongo cara de qué-le-falta mientras miro las alfombras y los 
tapizados. -Le faltan los caballos - me dice antes de que llegue a 
preguntarle. Por eso veo siempre lo mismo -pienso-, por eso me parece 
aburrido. -Cierto - digo yo. Entonces voy hasta el corralón de la estación 
y le ato dos caballos al carruaje. Me subo otra vez y desde adentro les 
grito: -¡¡Eaaaaa!! El paisaje se vuelve maravilloso, extraordinario, 
cambia permanentemente y eso me sorprende. Sin embargo, al poco tiempo 
empiezo a sentir cierta vibración en el carruaje y a ver el comienzo de una 
rajadura en uno de los laterales. Son los caballos que me conducen por 
caminos terribles; agarran todos los pozos, se suben a las veredas, me llevan 
por barrios peligrosos. Me doy cuenta que yo no tengo ningún control de nada; 
los caballos me arrastran a donde ellos quieren. Al principio, ese derrotero era 
muy lindo, pero al final siento que es muy peligroso. Comienzo a asustarme y 
a darme cuenta que esto tampoco sirve. En ese momento veo a mi vecino que 
pasa por ahí cerca, en su auto. Lo insulto: -¡Qué me hizo! Me grita:-¡Te 
falta el cochero! -¡Ah! - digo yo. Con gran dificultad y con su ayuda, 
sofreno los caballos y decido contratar un cochero. A los pocos días asume 
funciones. Es un hombre formal y circunspecto con cara de poco humor y mucho 
conocimiento. Me parece que ahora sí estoy preparado para disfrutar 
verdaderamente del regalo que me hicieron. Me subo, me acomodo, asomo la cabeza 
y le indico al cochero a dónde ir. Él conduce, él controla la situación, él 
decide la velocidad adecuada y elige la mejor ruta. Yo... Yo disfruto el 
viaje. "Hemos nacido, salido de nuestra casa y nos hemos encontrado con un 
regalo: nuestro cuerpo. A poco de nacer nuestro cuerpo registró un deseo, una 
necesidad, un requerimiento instintivo, y se movió. Este carruaje no serviría 
para nada si no tuviera caballos; ellos son los deseos, las necesidades, las 
pulsiones y los afectos. Todo va bien durante un tiempo, pero en algún 
momento empezamos a darnos cuenta que estos deseos nos llegaban por caminos un 
poco arriesgados y a veces peligrosos, y entonces tenemos necesidad de 
sofrenarlos. Aquí es donde aparece la figura del cochero: nuestra cabeza, 
nuestro intelecto, nuestra capacidad de pensar racionalmente. El cochero 
sirve para evaluar el camino, la ruta. Pero quienes realmente tiran del carruaje 
son tus caballos. No permitas que el cochero los descuide. Tienen que ser 
alimentados y protegidos, porque... ¿qué harías sin los caballos? ¿Qué sería de 
vos si fueras solamente cuerpo y cerebro? Si no tuvieras ningún deseo, ¿cómo 
sería la vida? Sería como la de esa gente que va por el mundo sin contacto con 
sus emociones, dejando que solamente su cerebro empuje el carruaje. Obviamente 
tampoco podés descuidar el carruaje, porque tiene que durar todo el proyecto. Y 
esto implicará reparar, cuidar, afinar lo que sea necesario para su 
mantenimiento. Si nadie lo cuida, el carruaje se rompe, y si se rompe se acabó 
el viaje..." 
 |  
  |   
 |   
 
 
 
Primer 
 
Anterior 
2 a 2 de 2 
Siguiente
 
 
Último
  
 |  
 
| 
 | 
 | 
De: Tatiana | 
Enviado: 29/12/2012 03:33 |  
 . Aquí es donde aparece la figura del cochero: nuestra cabeza, 
nuestro intelecto, nuestra capacidad de pensar racionalmente. El cochero 
sirve para evaluar el camino, la ruta. Pero quienes realmente tiran del carruaje 
son tus caballos. No permitas que el cochero los descuide. Tienen que ser 
alimentados y protegidos, porque... ¿qué harías sin los caballos? ¿Qué sería de 
vos si fueras solamente cuerpo y cerebro? Si no tuvieras ningún deseo, ¿cómo 
sería la vida? Sería como la de esa gente que va por el mundo sin contacto con 
sus emociones, dejando que solamente su cerebro empuje el carruaje. Obviamente 
tampoco podés descuidar el carruaje, porque tiene que durar todo el proyecto. Y 
esto implicará reparar, cuidar, afinar lo que sea necesario para su 
mantenimiento. Si nadie lo cuida, el carruaje se rompe, y si se rompe se acabó 
el viaje..." 
 |  
  |   
 |   
 
  |  
  |   
|   |  
 |  
| 
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados |    |   
 |   
 
  |