Tercera anécdota
En cierta ocasión, un hombre caminaba por la 
playa en una noche de luna llena. 
Iba pensando de esta forma: Si tuviera un carro 
nuevo, sería feliz. Si tuviera una casa grande, sería feliz. Si tuviera un 
excelente trabajo, sería feliz. Si tuviera una mujer perfecta, sería 
feliz....... 
De repente tropezó con una bolsita llena de 
piedras. Al rato comenzó a arrojar las piedritas una por una al mar cada vez que 
decía: Si tuviera un carro nuevo, sería feliz. Si tuviera una casa grande, sería 
feliz. Si tuviera un excelente trabajo, sería feliz. Si tuviera una mujer 
perfecta, sería feliz....... 
Así lo hizo hasta que solamente quedó una 
piedrita en la bolsita, que decidió guardar. 
Al llegar a su casa percibió que aquella 
piedrita era en realidad un diamante muy valioso. 
¿Te imaginas cuántos diamantes arrojó al mar 
sin detenerse a pensar? 
Así son las personas: arrojan sus preciosos 
tesoros por estar esperando lo que creen perfecto o soñando y deseando lo que no 
tienen, sin darle valor a lo que tienen cerca de ellas. Si mirasen alrededor, 
deteniéndose a observar, percibirían lo afortunadas que son. Muy cerca de sí 
está su felicidad. 
Cada piedrita debe ser observada, ya que puede 
ser un diamante valioso. 
Cada uno de nuestros días puede ser considerado 
un diamante precioso, valioso e insustituible. 
Depende de cada uno aprovecharlo o lanzarlo al 
mar del olvido para jamás recuperarlo. 
¿Y tú como estás lanzando tus piedritas? que 
pueden ser amores, amigos, trabajo, e inclusive tus mismos sueños... 
"El mundo está en las manos de aquellos que 
tienen el valor de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños." (Paulo 
Coelho). 
de la Red