SAN ISIDORO
1. CLARETIANOS 2002
Queridos amigos:
Se puede ser santo y sabio. San Isidoro fue 
el hombre más docto de su tiempo. Había nacido en Cartagena (Murcia) el año 560. 
Huérfano de padre y madre, fue confiado a su hermano Leandro, quien lo educó 
admirablemente en la vida cristiana. Adquirió una incomparable erudición 
logrando dominar el latín, el griego y el hebreo. Se hizo monje, y al final, a 
la muerte de su hermano, fue nombrado arzobispo de Sevilla. Colabora con 
Sisebuto, Sisenando y Suintila, reyes godos, a la estabilidad del reino. 
Restaura la vida monástica. Anima la vida religiosa en aquel imperio 
romano-visigodo, siendo algo así como el Primado de aquel reino. Escribió obras 
importantísimas como la Historia de los godos, vándalos y suevos, Hombres 
Ilustres, Libro de las Sentencias y, sobre todo, Las Etimologías, que viene a 
ser como una enciclopedia del saber de aquel tiempo. Murió en Sevilla el 23 de 
abril del año 636.
San Isidoro de Sevilla sirvió a Dios y a los hombres gobernando, 
escribiendo, organizando, animando, restaurando. Su vida nos está indicando que 
se puede ser santo y sabio, ciudadano de la ciudad celeste y ciudadano de la 
ciudad terrestre, fiel a Dios y fiel al mundo, místico e ilustrado contemplativo 
y comprometido, orante y gobernante.
Podremos ser cristianos normales o seres vulgares, hombres 
descreídos o personajes mundanos, pero cuando hemos estado en contacto con los 
santos nos va a ser muy difícil dudar acerca de la verdad del evangelio, de la 
realidad de Dios, y de que los santos son excelentes humanos que contribuyen con 
su presencia y sus obras a la iluminación de este mundo