Duro como el hierro que a 
golpes extraía
de las 
entrañas vivas de las sierras de Almería.
Así era 
el abuelo minero.
 
Desde 
muy pequeño, apenas que pudiera
se 
escapaba de su casa y volaba hasta la escuela.
Así 
aprendió el abuelo minero.
 
Guarda 
cabras desde que cumplió los cinco
y con 
quince ya trabaja en la mina con ahínco.
Así de 
pronto empezó el abuelo minero.
 
Boina, 
chaqueta y pantalón de pana,
calzas 
esparteñas, carburo, pico y pala.
Así 
vestía el abuelo minero.
 
Adentro 
de la mina se picaba y se cantaba
para 
olvidar el peligro que siempre acechaba.
Así 
canturreó el abuelo minero.
 
En el 
ferroso subsuelo abren nuevas galerías,
y pasan 
la jornada sin ver la luz del día.
Así 
picó el abuelo minero.
 
Terminada la labor en las minas de 
Bacares
 se empapaban los mineros con el vino de los 
bares.
Así lo hizo el abuelo 
minero.
                                                      
Y dura 
fue la vida, como el hierro…
pues 
toda la familia amargamente lloró
por un 
malogrado hijo que la mina se cobró.
Así 
sufrió por un hermano el abuelo minero.