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 IDIOMA DE LOS DIOSES 
  
De ti, como de un río, 
 adoro cuanto fluye. 
 Volando y danzando como los dioses hablan. 
 Amo tu rápida presencia, 
 única manera de pasar, 
 transfigurando en vuelo la quietud y la espera. 
 Idioma poderoso del mineral y el árbol. 
 Néctar salobre de las venas abiertas 
 y miembros destajados en torno a la deidad. 
 Palabras innúmeras con las que atemorizo 
 y a la vez encanto las huestes de la noche 
 y escuderos del día.  
Voces muy alzadas en sus puntas de roble, 
 con las que canta el mago, 
 gobierna el azar 
 y predomina un orden geométrico de hielo. 
 Grande la ocasión en que algo se consume 
 y con su muerte alumbra y destapa lo esperado.  
Ahora canto y bailo  
salpico de luz las brechas de la sombra 
 entre las llamas.  
Volando y danzando,  
como los dioses hablan.  
Del aire me sostengo,  
el universo en mí se apoya, 
 gira espeso.  
Mi verso ha domado al vellocino de oro  
y ya diezmó mi brazo a los jinetes bravos, 
 a cuyos restos doy mi canción y mi otra espada.  
Grande la ocasión en que todos danzamos,  
como dioses mirando la miseria del reino. 
 Palabras que brindaron alma y cuerpo a las ciudades. 
 Soberano idioma, 
 lenguaje de las piedras, 
 del laurel,  
del río adormecido en sus meandros;  
alfabeto de grutas intocadas, 
 de lagos suspendidos  
y pájaros mudos henchidos de placer. 
 De ti, 
 como de un río,  
adoro cuanto es y ya no es y se transforma  
y pasa y queda suspendido. 
Oh idioma venturoso de los labios y las manos,  
de las praderas altas,  
los barcos diminutos, 
 la cruz centuplicada en un mismo sendero. 
 Oh danza de las danzas, 
 con que los dioses cantan y bailan 
 y nos llaman. 
  
05/28/2014 
  
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