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RINCON ESPIRITUAL: VIA CRUCIS MEDITADO
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De: ADMINISTRADORES  (Mensaje original) Enviado: 21/04/2011 03:30

VIA CRUCIS

Camino de la cruz

El Vìa Crucis, como ejercicio espiritual de gran arraigo en la piedad tradicional de la Iglesia Catòlica, pretende reavivar en la mente y en el corazòn la contemplaciòn de los momentos supremos de la entrega de CRISTO por nuestra redenciòn, propiciando actitudes ìntimas y cordiales de compunciòn de corazòn, confianza, gratitud, generosidad e identificaciòn con CRISTO.

 

ORACIÓN INICIAL 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 
Amén.

PADRE SANTO, mira benigno a quienes junto a JESùS, nuestro Redentor, nos disponemos a recorrer, paso a paso, el camino luminoso de la cruz.

Te lo pedimos por CRISTO nuestro Señor.

Amèn.

 

 

ESTACION I

Jesùs es condenado a muerte.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

 

El Vìa Crucis parte de la Torre Antonia, el cuartel desde el que los soldados romanos vigilaban la ciudad.

Segùn la tradiciòn fue allì donde JESUCRISTO recibiò la condena a muerte, una condena sin juicio, basada sòlo en la opiniòn del pueblo enardecido y mentalizado.

èL, que no habìa venido a juzgar, sino a salvar, es sometido a una injusticia y desde esa injusticia se realiza la redenciòn. El Eterno Amor obra la salvaciòn por medio de la injusticia del ser humano.

 

ESTACIòN II

JESUS es cargado con la cruz.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

El tiempo que pasaba entre la declaraciòn de la sentencia y la ejecuciòn servìa para que los soldados se divirtiesen a costa del condenado.

Con èl pagaban sus frustraciones y sus deseos de venganza de aquel pueblo hostil para ellos.

Despuès de la flagelaciòn y la burla con la corona de espinas, CRISTO recibiò el travesaño horizontal de la cruz sobre sus espaldas y saliò de nuevo a la calle donde le esperaba una multitud que le gritaba y escupìa.

JESUS encarna los cantos del Siervo de Yahveh.

 

ESTACION III

JESUS cae por primera vez.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

La caìda de JESùS expresa la verdad de la cruz.

La cruz es un peso que supera las fuerzas del hombre; por eso, el ser humano cae bajo el peso de la cruz.

JESUCRISTO, el que habìa resucitado a Làzaro y habìa dominado el viento y la tempestad, cae tres veces durante su camino para mostrarnos su amor en la debilidad, para rdimirnos con lo que a nosotros màs nos escandaliza de la condiciòn humana: Nuestra debilidad.

 

ESTACION IV

JESùS ENCUENTRA A SU MADRE.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Marìa se encuentra con su Hijo igual que lo encontrò en Jerusasèn cuando èL tenìa 12 años.

Ahora comprende cuàles son las cosas del Padre de las que debìa ocuparse.

Marìa Santìsima aparece como la siempre fiel, que edificò su vida desde la fe.

No nos podemos imaginar este encuentro lleno de dolor y de esperanza. El Hijo siente el ver sufrir a su Madre, y Ella, en su impotencia, sòlo puede ayudar a su Hijo adhirièndose tambièn a la Voluntad del PADRE y aceptando aquel dolor de su Hijo por amor a sus hijos. Marìa està siempre presente en nuestro sufrimiento como Madre del consuelo y la esperanza.

 

ESTACIòN V

JESùS es ayudado por el Cereneo a llevar la cruz.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

JESùS ya no puede llevar el travesaño de la cruz, està al lìmite de sus fuerzas fìsicas. Nadie quiere ayudarle, es un condenado a muerte. Tienen que obligar a un curioso que se venìa del campo y se detuvo a ver què pasaba.

Cuànto darìamos por haber estado allì y haber ayudado a CRISTO en ese trance tan doloroso y, sin embargo, no nos damos cuenta de que sin necesidad de haber pisado la Vìa Dolorosa en aquel primer Viernes Santo, podemos ayudar a CRISTO a llevar su cruz.

èL lleva sobre sì nuestros pecados, nuestros egoìsmos, la cruz que carga se la hemos construìdo nosotros.

Los hombres somos muchas veces insensibles ante el dolor de nuestros semejantes, facilmente encontramos disculpas para no ayudarles a llevar su cruz, como las encontraban los contemporàneos de JESùS.

 

ESTACION VI

La Verònica enjuga el rostro de JESUS.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

El evangelio no recoge este episodio, pero las màs antiguas tradiciones lo reportan recordando incluso el nombre de la mujer.

Sòlo una mujer era caàz de este fìnisimo acto de amor y compasiòn, sòlo ellas tienen esta capacidad de amar que se expresa en gestos de extrema delicadeza. A ella no la obliga nadie, lo hace por amor.

La tradiciòn nos dice que en el paño quedò trazada la imàgen del rostro de CRISTO. Asì es siempre, en cada acto de amor, de misericordia, de compasiòn, se revela el rostro del SEÑOR.

 

ESTACIòN VII

JESUS, cae por segunda vez.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

JESUCRISTO està ofreciendo a DIOS, un sacrificio por nuestras ofensas a su amor. Su entrega absoluta repara nuestras faltas de amor.

èL, el sin- pecado, el anti-pecado, se ha unido a cada hombre en esta caìda.

El hombre cae y le cuesta levantarse, llega a la aberraciòn de amar la caìda. JESUCRISTO cae para levantar al ser humano; paradòjicamente cae para levantarnos; no nos quita las dificultades, pero nos da la fuerza para superarlas. De aquì debe nacer nuestra resoluciòn de levantarnos siempre, de buscar Su Misericordia y amar la lucha por èL, no la comodidad de la caìda.

 

ESTACION VIII

JESUS CONSUELA A LAS SANTAS MUJERES.

Jesucristo es consuelo.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

DIOS no quiere el dolor del ser humano que es consecuencia del pecado, del poderìo del mal en el mundo, de la imperfecciòn humana. Todos los sufrimientos del ser humano, ligados a la herencai del pecado, confluyen en el sufrimiento de CRISTO. Desde ese sufrimiento nos dice: "No lloren", "no teman", el mal no va a triunfar. EL ha vencido a todo lo que nos amenaza.

 

ESTACION IX

JESUS CAE POR TERCERA VEZ.

Jesucristo es consuelo.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

La tercera caìda, quizàs la màs dolorosa, a pocos metros del CAlvario. Cada vez està màs exhausto. Cae abrumado por el peso de los pecados que carga sobre sì.

No hay que olvidar que todo èsto lo hace por mì, por amor a mì, para pagar todas mis culpas y abrirme las puertas de la vida eterna junto al PADRE.

El que no conocìa el pecado experimentò en el camino de la cruz los terribles sufriientos que causa la desobediencia a DIOS.

Paga con su obediencia y con el dolor de su corazòn, lo que los seres humanos hemos destruìdo con nuestra desobediencia y nuestra soberbia.

 

ESTACION X

JESUS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Llegan al Monte de la Calavera. Los soldados le ofrecen posca, una bebida que usaban los legionarios romanos para mitigar el dolor de las heridas en el combate y poder seguir luchando.

èL lo rechaza, quiere apurar el càliz hasta el final, no quire disminuir el sufrimiento por nada; lo ha aceptado libremente y por amor.

Le quitan sus vestiduras y se abren de nuevo las heridas de la flagelaciòn. Le despojan de todo; los seres humanos sabemos lo dificil que es despojarse de todo, especialmente de uno mismo.

JESUCRISTO lo hace por amor, la ùnica fuerza que puede llevar al ser humano a prescindir de uno mismo.

 

ESTACION XI

JESUS ES CLAVADO EN LA CRUZ.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

El instrumento de tortura y de muerte se convierte en el signo de nuestra victoria desde el momento en que clavan en èl al hijo de DIOS.

La cruz es inevitable en nuestra vida llena de sufrimientos, pero podemos tomarla con CRISTO o sin èL. Con CRISTO se hace màs llevadera, menos absurda; es signo de redenciòn. Sin CRISTO, sòlo lleva a la desesperaciòn.

 

ESTACION XII

JESùS MUERE EN LA CRUZ.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Despuès de entregarnos a su Madre, como Madre nuestra, JESUCRISTO expira su ùltimo aliento.

Contemplando esta estaciòn, nos viene a la mente una pregunta: ¿Era necesario para la salvaciòn del hombre que DIOS entregase a Su Hijo a la muerte en la cruz?

El papa nos responde: "¿Podrìa ser de otro modo? ¿Podìa DIOS, digamos, justificarse ante la historia del hombre, tan llena de sufrimientos, de otro modo que no fuera poniendo en el centro de esa misma historia la misma Cruz de Cristo? Evidentemente, una respuesta podrìa ser que DIOS no tiene necesidad de justificarse ante el hombre: es suficiente con que sea Todopoderoso; desde esa perspectiva, todo lo que hace o permite debe ser aceptado. Esta es la postura del bìblico Job. Pero DIOS, que ademàs de ser Omipotencia, es SAbidurìa y Amor, desea, por asì decirlo, justificarse ante la historia del hombre. No es el Absoluto que està fuera del mundo y al que, por tanto, le es indiferente el sufrimiento humano. Es el Emmanuel, el Dios con nosotros, un DIOS que comparte la suerte del hombre y participa de su destino":

 

ESTACION XIII

JESUS ES BAJADO DE LA CRUZ.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

La cara de la Piedad de Miguel àngel, no lo dice todo:

Hay un profundo dolor, pero tambièn hay una esperanza, no todo acaba ahì. CRISTO, vuelve a los Brazos de su Madre. Ella nos lo entregó en Belèn cuando no qusimos darle alojamiento en nuestras casas y ahora se lo devolvemos ensangrentado, muerto.

Una espada ha atravezado su alma. El dolor de la Madre es tambièn esperanza de salvaciòn para sus hijos.

El que vive unido a Marìa, no puede temer en el momento de la muerte. Ella, la Madre del REDENTOR, intercede por aquellos por los que muriò su Hijo, por nosotros.

 

ESTACIòN XIV

JESùS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO.

Te adoramos, ¡oh Cristo!, y te bendecimos.
 Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Parece que todo ha terminado, que han triunfado los enemigos de CRISTO, pero el sepulcro de èL es semilla de nueva vida, es el gèrmen del hombre nuevo creado segùn DIOS en la santidad de la verdad.

El sepulcro de CRISTO es una llamada constante a despojarnos dle hombre viejo que se corrompe siguiendo la seducciòn de las concupiscencias, a renovr el espìritu de nuestra mente y a revestinos del hombre nuevo formado a imàgen de CRISTO.

 

   También podemos añadir nuestras propias meditaciones.

 

ORACION FINAL

Señor, he llegado al final de este camino doloroso que Tú recorriste.

No sé, Señor, si admirar más tus dolores o el grande amor que has tenido con nosotros los hombres. Sería ridículo que te dijera GRACIAS. Casi no tengo palabras, Señor... y no sé cómo expresarte lo pequeño que me siento frente a tu amor.

Tú me conoces. Sabes como soy. Tú conoces el camino que llevo recorrido. Tú ves mi esfuerzo por querer hacer el bien a pesar de mi debilidad. Sólo quiero decirte una cosa: En mi Via Crucis necesito contar contigo. Quiero ser fiel a la voluntad de Dios sobre mí. Acepto las alegrías y la cruz que me ofreces, pero bien sabes que sólo nada puedo.
Señor, quiero que tú cuentes conmigo.
Pero sobre todas las cosas, yo quiero contar contigo, Señor.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: FLAQUIS Enviado: 14/04/2017 06:40

LAS SIETE PALABRAS


Siete veces en la cruz
nos habla el Señor Jesús.
En estas siete palabras
Él te ofrece salvación,
llamando a tu corazón
y esperando que le abras.

I

Contempla a la multitud,
comprendiendo su actitud.
En su crimen se enceguecen,
y pide crucificado:
PERDÓNALES, PADRE AMADO,
QUE NO SABEN LO QUE HACEN.

II

Un ladrón arrepentido
en la cruz se ha convertido.
Reconoce su castigo
y después de una oración
escucha con atención:
TÚ ESTARÁS CONMIGO.

III

Cristo quiere que María
tenga paz y compañía
cuando el dolor la taladre.
Y junto a Juan, Él le dijo:
MUJER, HE AHÍ A TU HIJO;
HIJO, HE AHÍ A TU MADRE.

IV

Dios observa desde el cielo
hasta que coloca un velo.
No puede ver el pecado
que está cargando Jesús.
Dios mío, clama Él en la cruz:
¿POR QUÉ ME HAS ABANDONADO?

V

La cruz es tormento cruel
nadie se preocupa de Él.
Todo sufre por merced
sin que le tengan piedad.
Y en medio de su ansiedad
dice el Señor: TENGO SED.


VI

La profecía se ha cumplido,
allí está el Mesías herido.
Como cordero inmolado
ha cumplido su misión,
y expresa con emoción:
TODO ESTÁ CONSUMADO.

VII

Ahora se oye su palabra final.
Ya su vida, su ser terrenal,
se está extinguiendo.
Ya ruegan sus labios humanos:
PADRE, EN TUS MANOS,
MI ESPÍRITU ENCOMIENDO...


Fue el último sermón de Jesús
el púlpito fue la cruz.
Siete frases que siguen resonando,
meditemos en ellas sabiamente
en nuestro corazón y en nuestra mente,
que Cristo todavía nos sigue hablando.


CIELO_53

20/4/2011



 
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