
Señor, bendice mis manos para que sean delicadas y sepan tomar sin jamás aprisionar,
que sepan dar sin calcular y tengan la fuerza de bendecir y consolar.
Bendice mis ojos para que sepan ver la necesidad y no olviden nunca lo que a nadie deslumbra; que vean
detrás de la superficie para que los demás se sientan felices por mi modo de mirarles.
Amén