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SALUD: EFECTO INVERNADERO....
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: JuanJ  (Mensaje original) Enviado: 29/06/2009 08:55

Lo mismo que el sida, el estrés y la obesidad, es uno de los costos del mundo moderno.

Un enemigo silencioso que de no ser bien atacado puede dejar a nuestros nietos sin un lugar donde vivir.

Excepto en abril, el mes de las lluvias mil, ¿quién no ha sentido que últimamente  la temperatura ambiental cada día se torna más insoportable? Pues bien, más allá de ser un espejismo o de que los calores de la menopausia hayan hecho su aparición, la Tierra está calentándose cada vez más.

Aunque las alteraciones climáticas producidas en varios puntos del planeta han sido registradas por los científicos desde hace más de cien años, es en las últimas décadas cuando el calor ha entrado en un aumento continuo hasta el punto de generar alarma entre los gobiernos y las organizaciones internacionales. Este calentamiento global se produce por lo que se ha denominado como ‘efecto invernadero��?que, como tal, no es del todo negativo. Éste, en palabras cristianas, se refiere a una especie de manto de gases en la atmósfera que retiene parte de la energía recibida por el sol y permite mantener una temperatura adecuada para que pueda existir vida en la Tierra. Hasta ahí todo va bien.

El verdadero problema comienza cuando, por el aumento en la concentración de gases como el dióxido de carbono, el gas metano o el óxido nitroso –provenientes del uso de combustibles fósiles como el petróleo, el carbón o el gas��?esta especie de manto de gases se vuelve tan denso que impide que la parte de la radiación solar que debe regresar al espacio no lo haga, produciendo así el sobrecalentamiento del planeta.

Por ejemplo, cada vez que los ciudadanos del común quemamos carbón, conducimos autos que funcionan con gasolina, cortamos árboles, malgastamos energía o abrimos una nevera, estamos enviando más y más gases de este tipo a la atmósfera. Actualmente la temperatura promedio de la Tierra es de 15º centígrados. Si no se controla la emisión de estos gases de ‘invernadero��? el clima en el planeta en los próximos cien años será entre 1,4º y 5,8º más caliente que el actual, un aumento que, por pequeño que parezca, sería el más rápido en los últimos 100.000 años y además traería consecuencias desastrosas.

Para ofrecer una idea general de los graves daños ocasionados por este fenómeno podrían tan sólo mencionarse que la mayoría de ecosistemas del mundo, en la tierra o en el mar sufrirían daños irreversibles. Se aumentarían las corrientes de los vientos, cambiaría el régimen de las lluvias y por ende las cosechas se verían afectadas, lo que a su vez derivaría en hambrunas y otras catástrofes: la mayor parte de las especies actualmente en peligro –cerca del 25% de los mamíferos y el 12% de las aves��?podrían desaparecer en las próximas décadas e incluso enfermedades como la malaria o el paludismo se propagarían por el aumento de las temperaturas.

Del mar y el desierto

Además del calor, otro de los efectos visibles del cambio climático es la elevación del nivel de los mares, que según los expertos se produce por el deshielo de los glaciales derivado del aumento de la temperatura de la Tierra. Durante el siglo XX, el nivel del agua de los océanos ha subido, en promedio, entre 10 y 20 centímetros y se calcula que para el año 2100 crezca un metro más, un cambio menor comparado con las proyecciones dadas por algunos científicos que aseguran que el nivel de los mares podría llegar a aumentar hasta cinco metros en el próximo siglo, lo que significaría la desaparición completa de ciudades costeras y poblaciones cercanas.

Y si por el mar llueve, por la tierra no escampa. Las emisiones de gases tipo ‘efecto invernadero��?están intensificando y acelerando otro fenómeno natural que se produce en la superficie terrestre conocido como la desertización, el cual se refiere al deterioro del suelo hasta producir su infertilidad. Aunque en muchas ocasiones la tierra es árida por naturaleza, las acciones humanas como los cultivos excesivos, los riegos inadecuados, la tala de bosques o el abandono de siembras hacen que el campo disminuya su fertilidad. Según cálculos de la Organización Meteorológica Mundial, anualmente se pierden por la desertización unos 6 millones de hectáreas en todo el mundo.

El cambio... de mente

A pesar de todas estas evidencias, aún existen personas que cuestionan la gravedad de tales previsiones tachando de ‘alarmistas��?a los científicos que previenen al mundo sobre la gravedad del cambio climático. Si bien todas estas proyecciones son muy lejanas y muy seguramente no estemos vivos para comprobar las teorías que se nos plantean, nuestros nietos y los nietos de ellos tendrán que padecer o disfrutar en carne propia el planeta que nosotros les heredemos.

Si bien la responsabilidad por la emisión de los gases que producen el efecto invernadero es en su mayoría de los países más industrializados, las consecuencias que éste puede traer no discriminarán entre regiones ricas o pobres. Los gobiernos del mundo ya están tomando cartas en el asunto pero aún no es suficiente.

El planeta necesita no sólo un cambio de actitud sino de conciencia en cada uno de sus habitantes. Puede que usted o yo, como individuos, no seamos protagonistas en la erradicación del sida, en la terminación de la guerra o en la supresión de la pobreza en el mundo. Pero, en cambio, sí podemos ser agentes activos para la conservación de éste ya sea desde la ciudad, el campo, las oficinas, el colegio o  las calles. De lo contrario, y si usted cree en la reencarnación, prepárese porque podría volver a nacer pero en el Planeta Rojo y seguir disfrutando de la naturaleza y riqueza del planeta Tierra, pero en los libros.

El Protocolo de Kyoto

Aunque las primeras reuniones sobre cambio climático se realizaron en la década de los sesenta, fue hasta 1992 que delegados de 140 países dieron un paso decisivo: aprobaron la Convención Marco sobre el Cambio Climático, cuyo objetivo era estabilizar las emisiones de dióxido de carbono y otros gases causantes del ‘efecto invernadero��? Como parte de esa convención, en diciembre de 1997 se firmó el Protocolo de Kyoto: un acuerdo ambiental, nombrado así en homenaje a la ciudad japonesa donde se firmó, que compromete jurídicamente a los países industrializados a reducir entre 2008 y 2012 las emisiones de seis gases causantes del calentamiento global a los mismos niveles registrados en 1990.  

Principales productores dióxido de carbono (Millones de toneladas emitidas en 2002)

1. Estados Unidos 5.749

2. China 3.322

3. Rusia 1.522

4. Japón 1.179

5. India 1.026

6. Alemania 838

7. Canadá 592

8. Reino Unido 553

9. Corea del Sur 451

10. Italia 449

Fuente: Departamento de Energía de los Estados Unidos.



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: SilverPlanet Nomad 201 Enviado: 27/04/2010 01:17


 
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