Ante mí tengo un nuevo día:
Gracias, Señor.
A tí, que eres el Dueño de cada mañana,
te agradezco el descando que me has
proporcionado y la luz del nuevo día.
Tú vas a ser Jesús, el Camino que recorra
hoy, que ninguno de mis pasos sean dados en falso.
Tú vas a ser la Verdad que me oriente, que
ninguna de mis palabras defraude a los que
de mí esperan bondad y comprensión.
Dame a lo largo de las horas de hoy, energía
y coraje para saber gastarlas gozosamente,
con quienes recorran conmigo, los pasos y las
horas de este día.
¡GRACIAS, SEÑOR, POR VOLVER A VER LA LUZ!
