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De: finamex  (Missatge original) Enviat: 20/07/2010 08:56

 

                                                                                                                                                                  
  Interceptas el sueño

Interceptas el sueño en su camino
cuando, entre sábanas, desnudo espero
sellar mis ojos y escapar ligero
de tanta presunción y desatino.

La noche es el refugio diamantino
a que me acojo al fin de mi sendero
de días de sudor y estercolero,
en que el rosal es simplemente espino.

Mi sueño no es soñar, es el descanso
a que aspiro, el utópico remanso
de corriente dormida en el olvido.

Mas lo entorpeces tú, reapareciendo
una vez y otra vez, siempre eludiendo
la ansiedad de mi tacto estremecido.

Los Angeles, 29 de mayo de 2010

 

 

 

 

 

                                                                                  Interceptas el sueño

Interceptas el sueño en su camino
cuando, entre sábanas, desnudo espero
sellar mis ojos y escapar ligero
de tanta presunción y desatino.

La noche es el refugio diamantino
a que me acojo al fin de mi sendero
de días de sudor y estercolero,
en que el rosal es simplemente espino.

Mi sueño no es soñar, es el descanso
a que aspiro, el utópico remanso
de corriente dormida en el olvido.

Mas lo entorpeces tú, reapareciendo
una vez y otra vez, siempre eludiendo
la ansiedad de mi tacto estremecido.



 
Interceptas el sueño

Interceptas el sueño en su camino
cuando, entre sábanas, desnudo espero
sellar mis ojos y escapar ligero
de tanta presunción y desatino.

La noche es el refugio diamantino
a que me acojo al fin de mi sendero
de días de sudor y estercolero,
en que el rosal es simplemente espino.

Mi sueño no es soñar, es el descanso
a que aspiro, el utópico remanso
de corriente dormida en el olvido.

Mas lo entorpeces tú, reapareciendo
una vez y otra vez, siempre eludiendo
la ansiedad de mi tacto estremecido.
Interceptas el sueño

Interceptas el sueño en su camino
cuando, entre sábanas, desnudo espero
sellar mis ojos y escapar ligero
de tanta presunción y desatino.

La noche es el refugio diamantino
a que me acojo al fin de mi sendero
de días de sudor y estercolero,
en que el rosal es simplemente espino.

Mi sueño no es soñar, es el descanso
a que aspiro, el utópico remanso
de corriente dormida en el olvido.

Mas lo entorpeces tú, reapareciendo
una vez y otra vez, siempre eludiendo
la ansiedad de mi tacto estremecido.
Interceptas el sueño

Interceptas el sueño en su camino
cuando, entre sábanas, desnudo espero
sellar mis ojos y escapar ligero
de tanta presunción y desatino.

La noche es el refugio diamantino
a que me acojo al fin de mi sendero
de días de sudor y estercolero,
en que el rosal es simplemente espino.

Mi sueño no es soñar, es el descanso
a que aspiro, el utópico remanso
de corriente dormida en el olvido.

Mas lo entorpeces tú, reapareciendo
una vez y otra vez, siempre eludiendo
la ansiedad de mi tacto estremecido.
Interceptas el sueño

Interceptas el sueño en su camino
cuando, entre sábanas, desnudo espero
sellar mis ojos y escapar ligero
de tanta presunción y desatino.

La noche es el refugio diamantino
a que me acojo al fin de mi sendero
de días de sudor y estercolero,
en que el rosal es simplemente espino.

Mi sueño no es soñar, es el descanso
a que aspiro, el utópico remanso
de corriente dormida en el olvido.

Mas lo entorpeces tú, reapareciendo
una vez y otra vez, siempre eludiendo
la ansiedad de mi tacto estremecido.
Interceptas el sueño

Interceptas el sueño en su camino
cuando, entre sábanas, desnudo espero
sellar mis ojos y escapar ligero
de tanta presunción y desatino.

La noche es el refugio diamantino
a que me acojo al fin de mi sendero
de días de sudor y estercolero,
en que el rosal es simplemente espino.

Mi sueño no es soñar, es el descanso
a que aspiro, el utópico remanso
de corriente dormida en el olvido.

Mas lo entorpeces tú, reapareciendo
una vez y otra vez, siempre eludiendo
la ansiedad de mi tacto estremecido.
Interceptas el sueño

Interceptas el sueño en su camino
cuando, entre sábanas, desnudo espero
sellar mis ojos y escapar ligero
de tanta presunción y desatino.

La noche es el refugio diamantino
a que me acojo al fin de mi sendero
de días de sudor y estercolero,
en que el rosal es simplemente espino.

Mi sueño no es soñar, es el descanso
a que aspiro, el utópico remanso
de corriente dormida en el olvido.

Mas lo entorpeces tú, reapareciendo
una vez y otra vez, siempre eludiendo
la ansiedad de mi tacto estremecido.
Interceptas el sueño

Interceptas el sueño en su camino
cuando, entre sábanas, desnudo espero
sellar mis ojos y escapar ligero
de tanta presunción y desatino.

La noche es el refugio diamantino
a que me acojo al fin de mi sendero
de días de sudor y estercolero,
en que el rosal es simplemente espino.

Mi sueño no es soñar, es el descanso
a que aspiro, el utópico remanso
de corriente dormida en el olvido.

Mas lo entorpeces tú, reapareciendo
una vez y otra vez, siempre eludiendo
la ansiedad de mi tacto estremecido.
Interceptas el sueño

Interceptas el sueño en su camino
cuando, entre sábanas, desnudo espero
sellar mis ojos y escapar ligero
de tanta presunción y desatino.

La noche es el refugio diamantino
a que me acojo al fin de mi sendero
de días de sudor y estercolero,
en que el rosal es simplemente espino.

Mi sueño no es soñar, es el descanso
a que aspiro, el utópico remanso
de corriente dormida en el olvido.

Mas lo entorpeces tú, reapareciendo
una vez y otra vez, siempre eludiendo
la ansiedad de mi tacto estremecido.
Interceptas el sueño

Interceptas el sueño en su camino
cuando, entre sábanas, desnudo espero
sellar mis ojos y escapar ligero
de tanta presunción y desatino.

La noche es el refugio diamantino
a que me acojo al fin de mi sendero
de días de sudor y estercolero,
en que el rosal es simplemente espino.

Mi sueño no es soñar, es el descanso
a que aspiro, el utópico remanso
de corriente dormida en el olvido.

Mas lo entorpeces tú, reapareciendo
una vez y otra vez, siempre eludiendo
la ansiedad de mi tacto estremecido.
Interceptas el sueño

Interceptas el sueño en su camino
cuando, entre sábanas, desnudo espero
sellar mis ojos y escapar ligero
de tanta presunción y desatino.

La noche es el refugio diamantino
a que me acojo al fin de mi sendero
de días de sudor y estercolero,
en que el rosal es simplemente espino.

Mi sueño no es soñar, es el descanso
a que aspiro, el utópico remanso
de corriente dormida en el olvido.

Mas lo entorpeces tú, reapareciendo
una vez y otra vez, siempre eludiendo
la ansiedad de mi tacto estremecido.
                                                      
 


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