Historia que encontré en un periódico de la localidad Amigas Guapas,
Y me gustó, porque es una lección de vida, que nos hace reflexionar,
Para vivir cada día como si fuera el último, algo larguita la historia pero espero
Que les guste. Se me hace muy buena.
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“UN DÍA DE VIDA”
Un día, hace aproximadamente dos años, ante tanta insistencia de quienes consideraban que yo estaba muy mal, llegué a buscar consulta psicológica. La primera vez entré solamente para quitarme de encima la necedad de mi familia, no tenía en realidad ninguna intención de continuar el tratamiento, porque la verdad es que tras dos intentos fallidos de quitarme la vida, ni siquiera tenía intención de seguir viviendo…. Aún no se que me llevó a continuar en terapia durante un poco más de un año…..
Llegué al consultorio sintiéndome un “bueno para nada”, me repetía a mí mismo: “de que me sirve vivir, si todo me resulta mal”, “soy insignificante”… y así un sinfín de otras frases autodestructivas.
Creo que todo comenzó cuando descubrí que era todo lo contrario de lo que mí padre hubiese deseado que fuera. Siempre me consideró “un debilucho”, siempre me comparó con los “perfectos hijos” de sus amigos, siempre se me avergonzó frente a los demás
Haciendo gala de mis múltiples ineptitudes. Fui criado por un tipo adepto al “machismo” y una madre sumisa que jamás me defendió......
Tenía poco tiempo en terapia cuando de repente usando mi humor negro y sarcástico me percaté de que había descubierto una nueva enfermedad a la que autodenominé “cáncer emocional”.
Este tipo de cáncer comenzó por destruir mis intereses, mi ánimo, mi imagen, mis pensamientos, mi vida.
Me levanté al día siguiente pensando: “solo me queda un día de vida”. (El cáncer emocional ocasiona tal dolor y sufrimiento que la sola idea de coexistir me angustiaba al grado de desear morir). Ese día fui al trabajo con el firme propósito de terminar con todo lo rezagado, no
Quería dejar nada pendiente en este mundo. Pero fue tanto lo que encontré acumulado que un día resultó insuficiente. Decidí vivir un día más, al fin y al cabo sería el último. Trabajé duro hasta que dejé todo concluido.
Aún tenía pendientes en casa, así que al día siguiente pensé mejor en tolerar “una semana de vida” para arreglar asuntos y resentimientos. Esa noche decidí sacar a pasear a mi fiel amigo, mi perro labrador, que hacía años era objeto de mi desatención. Su entusiasmo fue tal que hasta
Le faltaba el aliento para recorrer nuestro camino.
Me sentí tan satisfecho, que me pareció cruel que después de tantos años en compañía, todo terminara en un ruin paseo, así que cambié mi frase de la mañana por: “tan solo me queda un mes de vida” .Y durante ese tiempo los recorridos se volvieron largas andanzas de reflexión entre mi viejo can y yo.
Asistí a cada cita de terapia hasta que mi frase de cada mañana desapareció. Tenía tanto quehacer…. Entonces al igual que el cáncer del cuerpo
Se somete a quimioterapia hasta perder el cabello, mi cáncer emocional se sometió a psicoterapia hasta dejarme calvo el pensamiento y el
sentimiento. Tan expuesto que podían verse sus cicatrices. Me sentí tan vulnerable. Poco después recobré mis mecanismo de defensa y comencé
A recuperarme.
Ahora, mientras tantos que se burlaron de mí están enfermos, muriendo llenos de tristeza, yo con orgullo puedo decir que apenas estoy comenzando a vivir…. A vivir sonriendo….
FIN