La Niña Tonta le dio al Niño de la Valla su botín. Y se sentaron en la escalera de su casa (de ella) para leerlo, sin hacer mucho ruido para que nadie los oyera; como siempre, como entonces…..Y él leyó el cuento, que estaba hecho especialmente para él, como un niño feliz, pasando las hojas despacio y mirando bien las acuarelas que lo ilustraban. Parándose para dar y recibir besos, sin soltar el abrazo …“Me gustan los abrazos, los largos y los cortos… los mojados dentro del mar…los secos debajo de un paraguas….los horizontales en un sofa, los de pésame en un entierro, los de los hinchas por una victoria, los abrazos lejanos de las bodas con una tía segunda, los que recibo en un mensaje de movillos que se dan los abuelos, los abrazos a los árboles, los felices de un reencuentro…los tristes en una estación,los abrazos de invierno debajo de tre mantas…los que tienen lagrimas saladas, los del día de mi cumpleaños, los que duran un trayecto de autobús, los que dan garrampa…los de una escalera mecánica a diferentes alturas, los que tienen sexo,los de abrigo, guantes y bufanda, los incomodos…, los de terror en el cine, los abrazos que no di… los que tienen tos y fiebre, los de hierba y amapolas, los de un banco de madera en una plaza, los abrazos en la parte de atrás de un taxi…los que no puedo olvidar…los que he olvidado, los que me doy yo solo, los abrazos en equilibrio de los borrachos, los que tienen arena del desierto, los abrazos a una estatua para sacarte una foto, los abrazos a tres, los que me daban mis padres cuando era sólo un feto, los que huelen a humo y saben a cerveza, los que duelen, los abrazos inmóviles al sol, los abrazos por la espalda, los que tienen no palabras… los que se dan en el camerino de un teatro, los sinceros y los hipócritas, los que vienen acompañados de un “te quiero”, los que no le puedo dar a los peces, los que dan los niños a un muñeco, los de mi primo, los que me da Andrea….y sobre todo…los que me das tú.”
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