Junto con un adecuado Entrenamiento de Consciencia, una fórmula infalible para neutralizar la angustia es inculcar la siguiente oración:

 

“Señor, Dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las que sí puedo y la sabiduría para entender la diferencia” Dr. Reinhold Niebuhr

La fe y autoconfianza te libera del ladrón de la preocupación que es el responsable de la tensión y desarmonía que conduce a la enfermedad. 

De la sabiduría oriental nos llega el siguiente consejo: Un proverbio oriental reza así: “Si un problema tiene solución, ¿Para qué te preocupas? Si un problema no tiene solución, ¿Para qué te preocupas? No es bueno preocuparse”.

LIBRE DE EGOISMO

Es necesario entender también que la angustia, así como la depresión y otras neurosis, son resultado de un exagerado egoísmo. En esencia somos seres bondadosos, de hecho, expresar esa bondad es ejercer la verdadera espiritualidad. “Llega a ser lo que en el fondo eres” decía el famoso poeta Píndaro. Nada es tan estresante como tratar de ser una persona diferente de lo que tú eres. Para eliminar estos males es crucial desarrollar una actitud más donadora que tomadora.

 

Los problemas son oportunidades doradas. “Haz aquello que temes, y verás huir tus temores. Obra con confianza y verás que tus temores e inseguridades dejan de tener poder sobre tí.” Nos recuerda Emerson. Las crisis son momentos en que la naturaleza está buscando desesperadamente el equilibrio.

De Bono define un problema como “la diferencia entre lo que uno tiene y lo que uno quiere”. Sin expectativas ilusorias pero con interés, debo buscar vivir dignamente. Los deseos limitados que están por encima de mis posibilidades se convierten en problemas y a la larga en fuente de sufrimiento porque me vuelvo vulnerable a los estímulos externos. Para que esto no suceda puedo liberarme de deseos o ver los problemas como oportunidades para practicar mis virtudes como la paz, el amor, etc.