"Ser mexicano es ser guadalupano". Una frase que se escucha con frecuencia en México, y que evidencia el impacto cultural que tiene en el país la devoción hacia la Virgen de Guadalupe.
Es un culto que rebasa el ámbito religioso. Según especialistas, la veneración a la imagen, que de acuerdo con la tradición apareció hace 478 años, forma parte de la identidad de los mexicanos.
Por ejemplo, más de un millón de hombres y mujeres se llaman Guadalupe, según el Registro Federal de Electores.
En las calles de las principales ciudades hay cientos de altares construidos y vigilados por los vecinos.
Y el santuario donde se encuentra el manto original con su imagen es uno de los más visitados del mundo, pues recibe a lo largo del año más de 18 millones de fieles, de acuerdo con la Conferencia del Episcopado Mexicano.
El culto a Guadalupe es un rasgo típicamente mexicano que va más allá de la religión. En México, por ejemplo, muchas personas se reconocen "guadalupanos" antes que católicos.
"Esta Virgen retrata el carácter mestizo de la raza mexicana, una revaloración de los indígenas. Dicen que sin ella no se hubieran convertido al catolicismo".
Fue, coinciden especialistas, uno de los elementos más importantes para evangelizar a los habitantes de México.
De acuerdo con la tradición, la Virgen se apareció el 12 de diciembre de 1531 a un indígena náhuatl llamado Juan Diego, quien al parecer era descendiente de una familia importante del pueblo azteca.
La aparición ocurrió diez años después que el ejército español conquistó Tenochtitlán, la capital del imperio azteca, y cuando aún había resistencia de tribus indígenas en varias partes del territorio.
Un estudio divulgado en la página oficial del Santuario de Santa María de Guadalupe, establece que la Virgen "quiso mostrarse a los antiguos pueblos indígenas con un atuendo lleno de símbolos (a manera de códice), que los habitantes de estas tierras pudieran entender fácilmente".
La tradición se mantiene cuatro siglos después. Cada 12 de diciembre más de cinco millones de personas caminan desde distintos puntos del país hacia la Basílica de Guadalupe, ubicada en un barrio popular de Ciudad de México.