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۞HISTORIAS: Un dia nublado de otoño...una seuda escritora
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Katrala  (Mensaje original) Enviado: 07/03/2011 17:51

Espero les guste amigos, gracias.

Saludos a todos, Marcela

Un dìa nublado de otoño

 
(Otoño del Dragòn, desconozco al artista)

Sentì algo de frìo y me fui a dormir temprano, antes mirè un poco de televisiòn. Madruguè pensando en lo que tenìa que hacer durante el dìa, algo ansiosa pero sin ganas de levantarme. Esos dìas de otoño siempre dan flojera de ir a trabajar, cuesta empezar el dìa. Todo el mundo tomò sus cosas y saliò temprano a lo suyo, mientras yo seguìa en la cama por otro rato. Entonces me puse a leer unas revistas, a darme vueltas para acà y allà, sin salirme de la cama, con una flojera enorme!! Y asì se iba la mañana y yo sin mayor preocupaciòn, sabiendo lo importante que era haber salido de la casa a primera hora y aprovechar bien el dìa.
 
En fin, me dieron las once creo, me duchè tranquilamente, busquè mi ropa, no quedè conforme, me cambiè tres blusas, me puse y saquè el cintillo. Finalmente sali con el pelo algo hùmedo y natural, naturalmente desordenado, al viento casi. Me fui al paradero, tomè la primera locomociòn y partì con mi morral. Se subiò mucha gente, cada una en lo propio, estudiantes, dueñas de casa, pololos, etc...
Yo iba acompañada de mis pensamientos, algo locos como de costumbre; observando y pensando en esa gente desconocida, sus costumbres, sus inquietudes, sus intenciones.
Nadie sabe, es como la pelìcula "durmiendo con el enemigo". Sentìa eterno ese recorrido, mientras leìa, hojeaba, miraba fotos de las revistas, vidas ajenas, mucha celebridad. Ese jet set que se casa con bombo y platillo una y otra vez, porque pocas matrimonios de aquellos son para siempre.
Quise analizarlos y escudriñar en sus vidas. Imaginarme y "ponerme lo zapatos" de una diva. Para saber si alguna vez tuvo necesidad de pensar que mañana no habrìa què comer, que tenìa que pagar cuentas, que criar, educar, etc...
 
Pero tambièn me la imaginaba mujer, esencialmente mujer que siente, que se emociona, que anhela felicidad, cariño, abrigo, tranquilidad, y ¿ por què no un rato de placer con el amor de su vida?
Pensaba tantas cosas, tan claras, tan reales. que, curiosamente mi cuerpo empezò a reaccionar, me puse ansiosa; aùn abrigada sentìa un exquisito escalofrio que pasaba con la tensiòn y calentura que recorrìa mi cuerpo. Me fui humedeciendo, miraba ese paisaje hermoso, que pocas veces habìa recorrido y seguìa divagando, temerosa de lo desconocido pero contenta, deseosa de llegar tambièn, y preparada, sumamente preparada, sin intenciòn me habìa sobre estimulado.
Iba atrasada a conciencia, pero inconciente de que el tiempo y las horas vuelan y se hacen nada.
Entre vueltas y vueltas, subìa y bajaba gente de los paraderos, mientras yo solo pensaba en esa vida, y seguìa viajando en mi mente y mi cuerpo. Bajando a fumar un pucho y estirar las piernas. Seguìa mirando a esa gente que estaba a mi alrededor. Pendiente de mis carpetas y mis cosas, veìa que nadie se preocupaba por nadie, y seguìa concentrada en esa vida, en esa diva.
Que de un momento a otro, previo al correspondiente abrazo, saludo y cafè, me vi envuelta y rodeada por los brazos del , sintièndome deseada y amada. Lo notè algo nervioso, quizàs tambièn pensò en el enemigo, en el desaire, o en algùn descontento. Nos sorprendimos, nos acostumbramos, y no nos quisimos separar. Too much para la oportunidad. Tratamos de encapsular nuestras vidas, y de fundir nuestros cuerpos, sabiendo que nos conocìamos y que nos pertenecìamos.
 
Sentì algo nuevo, algo distinto, algo desconocido, algo simplemente exquisito. Momento tan pleno que pocas veces se ha repetido, y por ese detalle fuè que quise casi acriminarme cuando sentì el golpeteo en mi hombro. Era el chofer del autobùs que me despertaba, y decìa "llegamos al paradero señorita, al parecer se quedò dormida"....Abrì mis ojos un poco asustada, como es cada vez que me despiertan de repente de un largo sueño. Me incorporè, tomè mi morral y mis papeles; algo avergonzada, le sonreì, y le mostrè la portada de la revista que llevaba, en donde aparecìa esa mujer y otràs màs, conocidas por el modelaje, el teatro, la tv y las revistas. Pero entre todas, ella era quien màs irradiaba felicidad en su rostro, se bajaba del tren con su bolso, la esperaba su pareja en el andèn, quizàs que màs pasò entre ellos, la vida de los artistas cuesta o da lata seguirla, se juntan, se separan, abren y cierran parèntesis, pocos logran la anhelada felicidad completa y tienen el don de la paciencia para esperarla. Màs contenta quedè yo, con ese extraño sueño, que me permitiò sentir, vibrar, y ser la mujer màs feliz del mundo. Uffff ....retomè el andar, y lleguè a la oficina con las carpetas que necesitaban y me habìan pedido a primera hora de la mañana. (19-05-07)


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