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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Katrala  (Mensaje original) Enviado: 06/04/2011 15:28

 
HMMMM DE LI CIOUSSSSSS!!!


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Dream7 Enviado: 06/04/2011 15:56
Un saludo katrala (  una bella carta amarilla )
 
Me había hecho casi a la idea de que esta vigilia no tendría fin. Noche tras noche, descendería para lustrar mi sueño, cuando casi fuese cierto el momento de partir, pero no partiría nunca. Prisionero de una vigilia sin tiempo, en vilo entre la sospecha de que realmente exista algo que perseguir y la incapacidad de cortar los hilos y dejar a mi espalda todo lo que a la espalda se tiene.

Y sin embargo, no. Sucede así. De repente. El signo exclamativo que nos hace de brújula dobla la espalda y resulta de interrogación. Queda allí, inmóvil, asomado a la ventana de la conciencia, con la sonrisa de quien espera una respuesta. Podemos volvernos hacia el otro lado, fingir ignorarlo, escucharlo o no, pero no podemos devolverlo allá de donde ha venido. Me ha cogido a contrapié, en una hora de esas que habitan la tierra de nadie, que divide la noche del día, y me ha obligado a abrir el atlas de la existencia, a seguir con el dedo los caminos recorridos y a indagar las razones que, a cada cruce, me han empujado a tomar aquella y no otra decisión.

Si no hubiese sido por aquel globo que, detrás de la ventana, subía buscando el techo de la noche, no hubiese encontrado nunca la fuerza de andar. Había una energía desconocida en aquella imagen: el reclamo irresistible de épocas lejanas.

Me ha atravesado la piel de la memoria como una navajada, lanzándome al corazón del niño que he sido y recordándome que por aquella mirada –la única capaz de ser verdad y de ser asombro al mismo tiempo- he sentido siempre nostalgia. Nostalgia de un tiempo en el cual lográbamos tomarlo todo incluso de la nada, cuyo reclamo sube todavía más fuerte ahora, en este presente en el cual logramos no tomar nada ni siquiera del todo.

He salido cuando ella, “Mañana”, dormía aún, incapaz de explicarle que tenía deseos de arrancarme de encima una realidad en la que la evidencia sofoca y engaña. Un hasta luego, no un adiós. Volveré, una vez encontrada la tierra de la utopía, donde las cosas son como deberían ser: un mundo a forma de ella. Viajar por viajar, sin cambiar el viaje por la meta, ni preocuparme del hecho de no saber bien adónde ir. Cuanto menos se sabe, más lejos se va, pensaba. Atando un ancla y una cometa, he trazado la ruta. Un viaje vertical, buscando el cielo más allá de sol y la tierra bajo el mar, atravesando este abismo de luces y sonidos para llenarme los ojos de maravillas, como si cada segundo fuese el último, dentro del dolor amargo de no poder verter aquel abismo también en su corazón.

Quería alcanzar el tiempo y fijarlo, al menos un instante, en los ojos, para comprender qué es esto que hemos creado y que, hasta cierto punto, se nos escapa de la mano, nos hace esclavos y nos mata. Pero, frente a esta noche sin fondo, he comprendido que fijar el tiempo en los ojos no se puede. Si somos afortunados, logramos apenas divisar su cola. Pero es falsa como el horizonte: cuanto más te acercas, más se aleja. El futuro es así, engaña de lejos y el tiempo se disfraza de espacio. Para desenmascararlo he construido este objeto extraño. El reloj que comparte conmigo esta habitación. El único que me permite medir la ilusión de que no sea ya la música la que va a tiempo (a compás), sino el tiempo el que va a música. Hubiera podido llegar a cualquier sitio, pero no hubiese nunca logrado desembarcar de mí mismo. Los recuerdos son lastre que pesa, del cual sin embargo uno no se puede librar. Si lo dejas caer, tienes la impresión de subir a lo alto, pero en realidad es otro el que vuela en tu lugar.

Me he preguntado muchas veces si hay alguien a la escucha. Si desde alguna parte dos ojos escrutarán este lado de la noche, si un dedo apuntará en mi dirección o un oído percibirá un sonido, una señal, una respiración lejana e indeterminada como la voz del mar para el que se acerca una concha marina. Pero nada. Son preguntas destinadas a vagar sin respuesta. Con todo, no he dejado nunca de transmitir.

Ni me rindo a la idea de que volverá un tiempo en el cual descubriremos de nuevo el deseo y el gusto de encontrarnos. Mientras miro las fotos y dejo pasar las imágenes que tengo de ella, me doy cuenta de que no es sólo el recuerdo lo que envejece. Este perfil que casi me cuesta reconocer, no es el efecto de la distancia o de una memoria que pierde definición o se come los detalles. “Mañana” envejece, envejece de verdad. Lo sé, lo siento y evidentemente lo sienten también estas imágenes que cambian, día tras día, entre mis manos. Es como si ella me quisiese decir algo. Quisiese hacerme comprender que en esta asimetría temporal, en esta deriva de almas que se alejan, estamos destinados a resultar orillas opuestas de un océano que no podremos ya nunca atravesar. Escucho estas palabras dando vueltas dentro de mí y me pregunto quién será la “Mañana” que encontraré, si alguna vez logro encontrarla. Aquí, en esta inmensa caja de cristal que hace sofocar, en este laberinto infinito de esta continua partida sin llegada, me doy cuenta de que “Mañana” resultará siempre más ayer y que no sé ya dónde está ni qué nombre tiene el tiempo en el que puedo alcanzarla para estar de nuevo juntos.

Atando el globo, me he ilusionado en poder encerrar el sueño, sin pensar que el sueño nace libre y es él el que nos elige. Podemos hacer lienzos para sus pinceles, pero no nos está permitido el poder pintarlo. Podemos dejarlo aterrizar, pero no podemos trazar su ruta. Debe ser libre de emigrar y traer confusión a otros corazones y a otras conciencias; sólo así corremos el riesgo de encontrarlo de nuevo y encontrar el deseo de partir. Así creo que he desatado el nudo y lo he lanzado para que volase. Y mientras lo miro subir hasta el techo de la noche, me gusta pensar que pueda pasar también delante de tu ventana para entregarte estos pensamientos desordenados y el deseo de seguirle la estela. Quién sabe, quizás entonces lograremos encontrarnos de nuevo.

Después de todo, si también tú ves la misma luna, quiere decir que no estamos tan lejanos”.
 
Claudio Baglioni.

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Katrala Enviado: 06/04/2011 17:19


 
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