Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

۞۞۞ ElCirculoMagico۞۞۞
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 RADIO MAGIC 
 MUNDO DESCONOCIDO 
 Actualidad RT 
 CHAT EN BUZZEN 
 LA GRANJA HUMANA 
 MIRAR DE NUEVO 
 EL CUARTO CAMINO 
 
 
  Herramientas
 
۞ REFLEXIONES: Olvido y perdón ...
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: Naty  (Mensaje original) Enviado: 06/04/2012 17:58

Las relaciones entre olvido y perdón son sensibles y complejas.

¿Es el mismo perdón que se pide y que se da ? ¿Es justo que quien ha sido ofendido, lastimado o humillado no vea reparado su dolor y que quien ofendió, humilló o lastimó no cumpla con esa reparación? ¿Es siempre posible reparar? Hay heridas de tan profundidad que el dañado solo puede perdonar si se convence que no existieron. Es decir,si consigue negar parte de su propia historia y condición. El simple hecho de pedir perdón no es suficiente si no hay acciones reparadoras. Pero un acto no es reparador según el juicio del ofensor, sino según el sentimiento del ofendido.

Por otra parte, olvido y perdón no son sinónimos. Y si se confunde olvido con pérdida de memoria no habrá reparacion. Como suele repetir la psicoterapeuta y escritora Elisabeth Lukas (Una vida fascinante, psicoterapia en dignidad), quien perdona y olvida, olvida lo que perdona. En este caso no hay procesos de transformacion y aprendizajes. Muchas veces la invocacion al perdón opera en favor de los ofensores. Esto es riesgoso, ya que en las interacciones humanas abundan las heridas provocadas por falta de respeto, manipulación, avasallamiento, egoismo, perversión, corrupción, especulación. Son muchas y constantes, tantas como para que los ofensores constituyan una masa crítica considerable, inclinada a presionar en favor de las “bondades” del perdón. Pero el perdón no es una abstracción. Cuando se pregona indiscriminadamente - “hay que perdonar” -, se le quita contenido a ese valor. Perdonar se convierte así en un hecho mecánico y automático. Si no se acata la consigna el lastimado corre riesgo de ser considerado ahora como el nuevo ofensor, y el ofensor pasa a ser ofendido. Con esto solo se consigue agregarle resentimiento y confusión al dolor.

Por todas estas cuestiones conviene, desde mi punto de vista, ponderar el otro factor : la justicia. El perdón en muchos casos flagrantes y dolorosos no no reemplaza a la justicia, no puede hacerlo. La presencia de la justicia en cambio,no hará de por si, que el ofendido olvide lo inolvidable, pero puede contribuir a que donde está la herida empiece a formarse una citatriz y advenga algo de calma. Hacer justicia y perdonar, no son acciones vinculantes. Hacer justicia ayuda a crear una sociedad confiable, en la que los hechos aberrantes, no estarán ausentes pero habrá sanción y reparación. Esto vale tambien para el orden íntimo y privado.

El perdón no surge por decreto ni por mandato, nace de profundos movimientos que se dan en un lugar tan sagrado y misterioso como es el fondo del corazón humano. Quien perdona por obligación, por temor

a no ser querido o a ser excluído o criticado,, quien perdona por conveniencia o por miedo, quien perdona porque “debe” hacerlo, no perdona.

Cambia el nombre y la direccion de su dolor, quizás lo convierta en resentimiento, acaso lo dirija a lugares o personas indebidas o hacia sí mismo, enfermándose psíquica, física, emocional o espiritualmente.

A todo este es curioso, que en las discusiones acerca de olvido y perdón se ponga mas el acento en el ofendido que en el ofensor. Es éste quien debe una reparación. A veces esta es imposible, pero no quita la obligacion moral de intentarla. Es el ofensor quien debe reconocer (si es posible ante el lastimado) su acción y las consecuencias de ésta. Es quien debe costear la situación y prometer (promesa que deberá sostener en acciones) que la herida no se repetirá. La respuesta del ofendido dependerá de lo añejo y profundo de su lastimadura y de las justicia y empatía con que haya sido atendida.. “El perdón – dice André Comte-Sponville en su diccionario filosófico- no es la absolución que suprimiría o borraría la culpa, cosa que nadie puede. No es el olvido, que seria infiel e imprudente.

Hay que ponerse en el lugar del lastimado y hablar desde allí.

(Psicólogo Sergio Sinay)



Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados