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Ecologia: El planeta no es una piedra, es un organismo
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De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 18/06/2013 00:32

El planeta no es una piedra, es un organismo: revisando la teoría Gaia de James Lovelock

La Tierra parece regularse a sí mismo en acuerdo a un plan, y la integración de todos los seres vivos la hace funcionar como un enorme organismo pluricelular. A 40 años de su aparición, la teoría Gaia sigue enfureciendo al mainstream científico

El inventor James Lovelock nació en Inglaterra en 1919. Pasó a la historia por una idea sumamente simple y que, al decirla, parecería de sentido común, pero cuyas premisas formales fueron ampliamente cuestionadas por la comunidad científica a finales del siglo XX. La idea, expresada en una sencilla frase es: la Tierra se comporta como un organismo, y tal vez lo que molestó a los científicos más ortodoxos fue que ese organismo tuviera un nombre con el que el gran público pudiera relacionarse: Gaia, la madre tierra.

Lovelock se graduó en química y trabajó para el gobierno británico durante la Segunda Guerra Mundial (algo como el personaje Q de James Bond, alguien que puede hacer los más diversos gadgets), lo cuál llevó a la invención del detector de captura de electrones, que permitió detectar componentes tóxicos en regiones tan remotas como la Antártida (el trabajo del científico mexicano y premio Nobel Mario Molina estuvo en gran parte inspirado por el trabajo de Lovelock). Dichas habilidades pronto fueron reconocidas por otro cliente importante, la NASA. A partir de los años 60 Lovelock trabajó en California para la agencia espacial, desarrollando un proyecto para verificar la existencia de vida en el planeta Marte.

Según Lovelock no era necesario enviar naves al planeta rojo para saber si este tenía vida o no: bastaba observar las condiciones ambientales de Marte y compararlas con las de la tierra. Fue este proceso el que lo llevó a desarrollar la idea de que un planeta no solamente puede albergar vida en su interior gracias a su composición atmosférica, sino que de algún modo dicho planeta –este, el nuestro– es vida. Si la Tierra es vida en sí misma, es dable pensar que puede comportarse como un organismo.

Aunque el argumento por entender un planeta como un organismo vivo cobraría adeptos y detractores en los años siguientes, no fue Lovelock mismo quien propuso el nombre de “Gaia” para su teoría, sino uno de sus más cercanos amigos, el escritor William Golding, a quien tal vez recuerden por una primera novela muy exitosa, El señor de las moscas. Golding sugirió el nombre de Gaia, como la antigua diosa griega de la Tierra, además de motivar y seguir de cerca los progresos de su amigo.

Lovelock hizo pública su teoría a principios de los 70, y fue entonces cuando encontró a su siguiente colaboradora en la microbióloga estadunidense Lynn Margulis. El paso hacia la colaboración fue natural: Margulis era una ferviente creyente de la simbiosis (la idea de que los organismos colaboran unos con otros para beneficiarse mutuamente), lo que finalmente ocurrió en su trabajo con Lovelock. Sin embargo, Margulis no era tan entusiasta en cuanto a las consecuencias míticas y filosóficas de la teoría de Gaia. 

Margulis ya tenía para entonces un nombre hecho dentro de la comunidad científica gracias a sus estudios al respecto de la simbiosis en organismos pluricelulares. Para ella, las células complejas (eucariontes) estaban formadas de células más básicas o primitivas (procariontes); dichas células, según su teoría, se volvían “organelos”, partes funcionales de dichas células complejas. Para alguien con estos antecedentes era mucho más fácil relacionarse con la misma dinámica que había visto en organismos microbiológicos en una escala mayor, por lo que comenzó a colaborar con Lovelock escribiendo textos a favor de la teoría Gaia.

Un argumento que desarrollaron juntos, por ejemplo, habla de que la temperatura del Sol durante la vida de la Tierra no ha permanecido constante. La edad de nuestro planeta se calcula en unos 4.5 mil millones de años, durante los cuales la temperatura del Sol ha aumentado en la misma proporción periódica. ¿Por qué esos aumentos de temperatura han seguido permitiendo la vida en la Tierra? Lovelock y Margulis pensaron que se trataba de que la vida misma en nuestro planeta cambia la composición de los gases terrestres, y que al hacerlo, logra moderar y atenuar los efectos de la radiación solar. Justo como un cuerpo suda cuando hace calor o tiembla cuando hace frío, la Tierra regula sus niveles de calor a través de los organismos más pequeños que la habitan.

Fanáticos y detractores

Pero por más “lógica” que pueda sonar esta visión del mundo, Lovelock y Margulis se enfrentaron a férreas críticas, como la de John Postgate, un microbiólogo de la Royal Society quien expresó en 1988: “Gaia, ¡la Gran Madre Tierra! ¡El organismo planetario! ¿Soy el único biólogo que sufre urticaria y un sentimiento de irrealidad cuando los medios me invitan a hablar de esto en serio? Y es que para los biólogos evolucionistas, la teoría Gaia tenía algunos problemas importantes. Las plantas no producen dióxido de carbono “por el bien de la Tierra”, sino como parte de sus funciones, según el mainstream oficial. Toda otra explicación atenta contra el paradigma darwiniano, donde la cooperación entre especies no es tan importante como la supervivencia del organismo.

Otro argumento en contra fue que la teoría Gaia se hizo de férreos adeptos dentro de las comunidades new age. Muy pronto aparecieron libros sobre jardinería Gaia, retiros Gaia, iglesias de Gaia, música, arte, así como grupos de ecologistas radicales y ecofeministas, así como los paganos de California. Un caso especialmente curioso fue el de un hombre nacido en Missouri en 1942 bajo el nombre de Timothy Zell, que bajo el nombre de Oberon Zell-Ravenheart que no sin modestia se describe a sí mismo como “psicólogo transpersonal, metamédico, naturalista, teólogo, chaman, escritor, artista, escultor, conferencista y maestro.” En su papel de ministro de la Iglesia de Todos los Mundos fue uno de los muchos “pseudocientíficos” por los que la comunidad científica veía con recelo las teorías de Lovelock, como cuando podemos apreciar a una banda de rock pero dejamos de escucharla a causa de sus odiosos fans.

Y es que en el término “pseudociencia” van implícitas muchas consideraciones históricas y teóricas. La partícula “pseudo” implica un juicio de valor sobre lo verificable de una metodología alternativa al canon científico, y sólo puede ser utilizada por miembros del mainstream científico que se asumen voceros de la verdad científica. Su punto es que la pseudociencia es algo que parece ciencia sin serlo, sin seguir estándares de la ciencia “verdadera”: no es predictiva, es inconsistente, descontextualizada, etc. Sin embargo, desde Platón y Aristóteles la teleología (o búsqueda de las razones últimas) condujo la investigación considerada científica hasta entonces. Un “defecto” histórico de la teoría de Gaia era que presuponía la existencia de una razón última (la continuidad de la vida en la Tierra) a partir de la observación del comportamiento de los organismos. El problema es que después de Descartes, las razones últimas quedaron como una curiosidad de museo en favor de la diosa Razón.

En la historia de la filosofía, las razones últimas siguieron su propio cauce a través de los idealistas alemanes del romanticismo, incluyendo al poeta Goethe, al filósofo Friedrich Schelling y posteriormente en Estados Unidos hacia Ralph Waldo Emerson y Henry David Thoreau. Estos autores suelen ser traídos a cuenta por ambientalistas de todo cuño, para los que la teoría Gaia sigue teniendo sentido y pertinencia en la historia de la ciencia. 

La teoría Gaia ha provocado pasiones a favor y furores en contra. Lovelock fue condecorado en el 2006 con la Medalla Wollaston, el más grande honor de la Geological Society of London, tal vez porque sigue pesando más lo provocativo de su teoría y sus implicaciones que sus puntos en contra. Aunque la teoría de Gaia no se haya hecho de un lugar en el anaquel de la ciencia moderna, una rama de estudios que ven a la Tierra como un sistema interconectado permea poco a poco en las discusiones. Y es que no se trata de vigilar y castigar a los que proponen hipótesis arriesgadas, sino de tratar de equilibrar la metodología rigurosas con las cualidades imaginativas. Watson y Crick no propusieron su modelo de ADN a partir de elementos comprobables, sino de comprobar empíricamente el funcionamiento de un esquema que en un primer punto fue teórico (la doble hélice). Como Einstein dice, en ciencia (como por otra parte, en toda rama del saber) la imaginación es más importante que el conocimiento. Lovelock sigue siendo un gran ejemplo de ello.

[Aeon]



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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 18/06/2013 01:20
La conexión del Homo Sapiens con la Madre Tierra se estira hacia atrás millones de años antes de la visita de los Nefilim. Se volvió ocluso solo en la época post-diluviana , cuando la mayoría de humanos eran encarcelados en ciudades y fueron gradualmente desconectados de la tierra y de los elementos. La artificial y relativamente compleja existencia facilitó que los sentidos sutiles fuesen marcadamente corrompidos.

Las religiones proporcionaron imitaciones por lo que fue quitado y perdido.

Los cristianos resolvieron encontrar feo y malo al mundo, e hicieron al mundo feo y malo.

(Fredrick Nietzsche)

Como la Tierra en su estado primitivo no está adecuada para nuestra expansión, el hombre debe de encadenarse para satisfacer el destino humano.

(Jean Vorst, Curador dle Museoof Francés de Historia Natural)

El libido del hombre urbano fue dirigido y alineado con los impulsos de la persona, y su pensamiento se volvió atomístico y linear en vez de holotrópico y sinergístico. Esta vida artificial comenzó en un relativamente corto período de tiempo. Con la llegada de las religiones monoteístas post-diluvianas, el surgimiento de las filosofías androcéntricas y la decadencia de los primordiales, equitativos y egocéntricos cultos Lunares y Estelares, el Homo Atlantis fue expulsado del paraíso, fuera del Edén.

Privado de su conexión umbilical a la Madre Tierra, el hombre tomó su primer paso en la calle hacia el olvido.

Quizás nunca comprenderemos enteramente el misterio de aquella mutación original de igualdad hasta el estado de sociedad. Ciertamente ninguna explicación promedio es adecuada.

(David Watson, Patología de la Civilización)

… No hay evidencia ni de cuentas etnográficas o excavaciones arqueológicas para sugerir que las tasas de traumas accidentales o violencia interpersonal declinaron sustancialmente con la adopción de formas más civilizadas de organización política. De hecho, alguna evidencia de sitios arqueológicos y de fuentes históricas sugiere lo contrario…

(Mark Nathan Cohen, Salud y el Surgimiento de la Civilización, 1989)

Con la agricultura usualmente viene la división del trabajo, una incrementada desigualdad sexual y el comienzo de una jerarquía social. Sacerdotes, reyes y la guerra impersonal organizada, todo parece venir junto en un solo paquete.

(Contra la Civilización, p. 102).

 

Di lo que quieras acerca de tales sociedades tribales, el registro muestra que eran (y en algunos lugares todavía son) unidades de cohesión y hermandad, de armonía y regularidad, desprovisto en gran parte de crimen y adicción, o anomia o suicidio, con comparativamente pocas necesidades, y aquellas satisfechas con un mínimo de servidumbre, poniendo adentro un promedio de quizás cuatro horas al día por personas en tareas de cazar y recolectar y cultivar, el resto del tiempo dedicado a la canción y la danza, el ritual y el sexo, y comer, historias y juegos… No, ellos no tenían el poder de quinientos criados a un chasquido de los dedos, o la vuelta de una llave, pero entonces ellos no tenían bombas atómicas o campos de muerte, desechos tóxicos, atascos de tráfico, explotación de minería, crimen organizado, psico-cirugía, propaganda, desempleo o genocidio.

(Kirkpatrick Sale, Rebeldes Contre el Futuro)

Porqué un estilo de vida ha sido tan exitoso durante decenas de miles de años, dando paso a otro tan diferente. La cacería moderna de la gente, aunque viviendo la mayor parte en áreas marginales, frecuentemente están mejor alimentados y siempre más libres que sus vecinos agrarios… Las personas agrarias no solo deben trabajar mucho más duramente para su sustento, sino que están mucho más precariamente equilibrados con relación a su ambiente, puesto que ellos han sustancialmente alterado la ecología natural de sus alrededores.

(Dexter Perkins y Patricia Daley)

La gente civilizada creen que tienen una obligación de hacer subir a la gente primitiva y subdesarrollada a su nivel. Civilización, que se trata de auto-destrucción, piensa de sí misma como la cultura superior que tiene las respuestas para toda la gente del mundo… . El adicto, verdaderamente, es una persona que es emocionalmente dependiente de cosas: televisión, sustancias, rutinas personales, otras personas, ideologías mentales, total inmersión en alguna causa o trabajo. Si el objeto de dependencia es movido, los adictos experimentarán inseguridad, incomodidad, desesperación, los síntomas del retiro.

(William H. Koettke, El Imperio Final)

Nosotros reproducimos catástrofe porque nosotros mismos estamos traumatizados – tanto como especie como en individualidad, comenzando en el nacimiento. Por estar heridos, hemos construido defensas psíquicas contra la realidad, y nos hemos vuelto tan cortados de la participación directa en el salvajismo multidimensional en el cual estamos embebidos que todo lo que podemos hacer es navegar nuestro camino con cuidado a través de un mundo sustituto cotidiano humano diseñado de símbolos – un mundo de dólares, minutos, números, imágenes y palabras que están constantemente siendo manipuladas para sacar el mejor beneficio posible de cada circunstancia concebible. El cuerpo y el espíritu, ambos se rebelan.

(David Watson, La Patología de la Civilización)

¿Qué importa si uno es libre o esclavo en esta valle de lágrimas? Lo esencial es poder llegar al cielo y la resignación es uno o más medios hacia eso. … La Cristiandad predica solo servidumbre y dependencia. Su espíritu es tan favorable a la tiranía que la tiranía siempre lo explota. Los verdaderos cristianos están diseñados para ser esclavos, ellos lo saben, y no están preocupados por ello: esta corta vida es tan sin importancia a sus ojos.

(Jean Jacques Rousseau, El Contrato Social, 4.8).

Nuestra presente servidumbre se debe l asentimiento de nuestros ancestros post-diluvianos, quienes, después de los horrendos cataclismos terrestres y celestiales que experimentaron o escucharon, no tenían otra opción más que ceder al Nuevo Orden Mundial de sus tiempos.

Por el invencible poder de la tradicional servidumbre, la inercia de la mente general, realzada por la culpabilidad de la ignorancia, las masas se han deslizado bajo la fuerza de una victimización que es lastimera y trágica. Las fuerzas de la religión han ejercido así su mando sobre un inmenso segmento de la humanidad, y virtualmente han provisto a las masas con sus ideas convencionales y conceptos, en cuanto al significado de la dura prueba del mundo.

(Alvin Boyd Kuhn, Últimato Canon de Conocimiento)

El pensamiento religioso se ha separado a sí mismo de la naturaleza, y busca en las ilimitables áreas de sensación, pensamiento y se preguntan que entendimientos pueden producir estos. Sin guías, inspecciones, pistas o inteligencia competente para reconocer la verdad, la imaginación conjura demasiado fácilmente la desobediencia, las extravagantes y extrañas sumisiones en cuanto a la presencia e intervención de fuerzas que no son naturalmente funcionales… la religión no es el reino del conocimiento, o incluso del pensamiento, sino puramente creencia para las masas.

(Alvin Boyd Kuhn, El Último Canon del Conocimiento)

Todo este caos en el área religiosa fue atendido, acentuado, si es que no grandemente inspirado por, uno de los fenómenos más asombrosos en la historia de la raza. Esto fue – y es – la presencia, poder e influencia de – un Libro.

(Ibid)

Fui al Jardín del Amor,
Y vi lo que nunca había visto
Una Capilla fue construida en medio
Donde yo solía jugar en lo verde.
Y las puertas de esta Capilla estaban cerradas,
Y estaba escrito sobre la puerta ‘Y tu no debes’
por lo cual me regresé al Jardín del Amor
Que tantas dulces flores daba.
Y vi que estaba lleno con tumbas,
Y piedras de tumbas donde debían estar las flores,
Y sacerdotes en capas negras caminaban sus rondas,
Atando con zarzas mis alegrías y deseos.
(del Jardín del Amor por William Blake)
 

Afortunadamente, no todas las civilizaciones fueron fundadas sobre el patrón Atlante. Las personas indígenas de mente egocéntrica del mundo, descendientes de los Lemurianos, nunca olvidaron sus deberes chamánicos, como es revelado en sus trabajos y palabras, y en la manera en la cual ellos existían. Los indios nativo americanos, los aborígenes, los druidas, los sacerdotes faraónicos y las sociedades matriarcales, todas atendieron sus deberes soberanos.


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