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Divagues: El sufrimiento ajeno
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Respuesta  Mensaje 1 de 11 en el tema 
De: Marti2  (Mensaje original) Enviado: 08/03/2010 22:47
Encontré este texto, y me vino a la mente mis sentimientos al respecto.
La cosa que mas me procupa desde siempre es el tema de la "insensibilidad" que podemos llegar a tener los humanos en cuanto a "todo lo que nos rodea".
Nos "acostumbramos" a "ver sufrir" y generamos una autovacuna.
Y seguro de que debe de ocurrir así. De otra forma no se explican ciertos comportamiento que han llevado a las civilizaciones a conducirse como lo han hecho. Y modelamos el mundo en el que hoy vivimos y vivirán los hijos y los nietos.
Con la llegada de la televisión, profundizamos esa conducta evasiva y desensibilizadora. Lo mas común es ver a una familia, sentados a la mesa cenando y mirando los noticieros. Allí entre risas, y el goce del alimento, asistimos a espectáculos dantescos que están siendo sufridos por otros. De pronto en medio de una tragedia aparecen los anuncios con cosas para comprar, o de programas cómicos. Y uno quede heladas las venas! Horror de los horrorres. Al final no sé que se ve de mal que una `persona que practica una autopsia en medio de la misma beba cerveza y coma su vianda. Al final todo es cuestión de "costumbre no?"
Yo nunca pude lograrlo, y me dejeron que estaba loca o que era demasiado sensible, cuando me retiraba a comer en otro sitio- Pues me alegro de mi locura y mi demasiada sensibilidad.

Hoy veo como nos horrorizamos ante las tragedias ajenas ... por un rato no más. Después a seguir en lo nuestro olvidando aquello que golpéa fuerte porque es fuerte.
El dolor ajeno no debiera ser ajeno. El dolor como la alegría y el amor deben de ser compartidos.
 
 
Recuerdo a la Madre Teresa, ella vivió por mas de 40 años fuera de la sociedad, ignorando que sucedía a su alrededor inmediato, mas alla de los muros del convento. Un día debió salir en medio de una guerra civil, cruzó las calles y allí vió... allí se enfrentó con la realidad ... allí ésta le golpeó el corazón. Su reacción ya la conocen todos. Este comportamiento de ella y tantos otros que gracias a dios existieron, existen y existirán, es el "normal" y "correcto" de todo ser humano, y no el otro.
 
 
Por eso este texto a pesar de estar bastante flechado me gustó tanto.
 
Lo que está pasando hoy en día es para mi el verdadero infierno, no precisamos morir para ir a él, lo tenemos servido en bandeja a cada segundo, a nuestro alrededor.
 
 
Quizás el lema sea "sufre, sufre, que a mi no me hace, mañana seré yo el que sufra y los otros mirarán para otro lado y seguirán tan campantes con sus vidas"


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Respuesta  Mensaje 2 de 11 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 08/03/2010 22:50
A media mañana del día 19 de enero del presente año, el Liberty of the Seas, uno de los navíos más grandes y lujosos del planeta, desembarcó a sus pasajeros en el idílico puerto de Labedee, un “paraíso privado” propiedad de la empresa estadounidense Royal Caribbean. Recibidos con música folklórica y refrescantes Labaduzees -el cóctel exclusivo del recinto-, los viajeros descendieron alborozados para disfrutar de las playas más sensuales, la comida más sofisticada, los hoteles más confortables, el parque acuático más grande del Caribe y hasta de una montaña rusa, tautológica y vertiginosa, siempre a disposición de los clientes. Este sueño materializado, retorno civilizado al edén bíblico, colindaba sin embargo con un mundo de inocencia perdida y barbarie antediluviana. Era sólo un tabique, una transparencia dura e infranqueable. Porque, en efecto, al otro lado del muro de tres metros, erizado de espinas y protegido por guardias armados, no era 19 de enero sino 12; no era media mañana sino las cinco de la tarde; no era Labedee sino Haití y la tierra temblaba, las casas se derrumbaban, los niños lloraban y miles de supervivientes buscaban entre los escombros cadáveres y alimentos.
 
 
En el siglo XIX, los personajes de Jane Austen -nos dice Edward Said- podían disfrutar de vidas bucólicas en la campiña inglesa, preocupados sólo por los pretendientes de sus hijas, gracias a que el lejano ejército imperial saqueaba entre tanto la India. El turismo -y la televisión- complican moralmente las cosas. Estamos en la misma habitación. En diciembre de 2004, después del tsunami que revolcó el Sudeste asiático, muchos ingleses aprovecharon la reducción de los precios para viajar a las playas de Indonesia, donde se bañaban, bebían y reían mientras, al otro lado de una sucinta alambrada, centenares de niños huérfanos deambulaban sobre el fango de un mundo desecho. ¿Con qué derecho sobrevivimos a los muertos? Con el que nos da la certeza inevitable de nuestra propia muerte. Los muertos nos autorizan a seguir viviendo, a reírnos, a enamorarnos, a construir una casa y a celebrar una fiesta a condición de que tarde o temprano también nosotros nos muramos. El dolor de mi vecino no paraliza mi vida porque mi vida misma me llevará al mismo punto; la catástrofe de
Indonesia no paraliza a Inglaterra porque los ingleses mismos son mortales. Pero, ¿con qué derecho los ingleses van a un funeral en Indonesia? ¿Con qué derecho los estadounidenses se ríen en un funeral en Haití? Aceptemos la idea más bien audaz de que entre el placer de unos y el dolor de otros no hay ninguna conexión culpable; dejemos a un lado la política, la economía, la historia misma; queda sin justificar nuestra presencia en un lugar al que nadie nos ha llamado, en el que no tenemos ningún pariente, en el que no queremos aprender nada. Queda por justificar, por tanto, nuestra mala educación. Todas las civilizaciones de la tierra, tras un periodo de duelo, permiten a los humanos vestirse de colores y hacer el amor; pero todas las civilizaciones de la tierra han considerado siempre una mortal ofensa reírse en un entierro, sobre todo en el entierro de un desconocido. Pues bien: la globalización capitalista consiste -desde el punto de vista antropológico- en que las clases medias de occidente, a través del turismo y la televisión, vayan a reírse a carcajadas, a beber y bailar y follar en los entierros de los demás. ¿Por qué nos reímos en el entierro de los indonesios? ¿Por qué nos reímos en el entierro de los haitianos? Estamos allí porque somos más ricos y poderosos, y eso vale también para los buenos sentimientos; pero si somos además descorteses y groseros -si nos reímos en sus funerales- es porque estamos convencidos de que, al contrario que los haitianos y los indonesios, nosotros no nos vamos a morir.
 
 
Si no fuese colonialismo, el turismo sería en todo caso mala educación. ¿Cómo justifican los viajeros su alegría in situ? ¿Con qué derecho nos reímos en el funeral de un desconocido? Tanto la Royal Caribbean en 2010 como las agencias inglesas en 2004, lo mismo los turistas estadounidenses en Haití que los ingleses en Indonesia, aseguraban estar “ayudando a reconstruir el país”. John Weiss, el vicepresidente de la empresa estadounidense, se enorgullecía de “algunas sillas y colchones que les sobraban” y que han entregado a los haitianos. Pero se referían, sobre todo, a las pocas decenas de trabajadores locales que emplean las agencias y al puñado de artesanos a los que dejan vender, a la debida distancia, algunos productos locales. Los personajes de Austen eran ignorantes; los del Marqués de Sade eran cínicos; los turistas son tan ingenuos y fanáticos como los terroristas de Al-Qaida. Es el liberalismo llevado a su expresión más pura y radical: frente al dolor del otro y la muerte ajena, “lamentarse no sirve de nada”... lo que hay que hacer es reír y beber y bailar y follar. Si dejamos a un lado la política, la economía, la historia, aún tenemos que juzgar las sociedades capitalistas por las paradojas antropológicas que obligan a asumir como comportamientos normativos.
 
 
¿Por qué me río en el entierro de tu madre? “Divertirme te ayuda”, “mi placer calma tu dolor”, “mi bienestar es una deuda contigo”. La grosería, la descortesía, la mala educación han pasado a ser casi imperativos morales ¿Puede extrañar que, cuando se trata de “salvar el mundo”, Occidente se apresure a mandar marines y turistas?
 
 
En 1558, Peter Brueghel, llamado el Viejo, llamado también el Campesino, pintó La muerte de Icaro, un cuadro conservado en Bruselas en el que el espectador tiene que buscar con lupa al personaje mitológico nombrado en el título. Por delante de la aldea lejana y hospitalaria, del barco sereno en la bahía y del pastor ocioso en medio del rebaño, la figura central es la de un campesino milenario que rotura un cuadrado de tierra, sin percatarse de esa manchita espumosa, abajo y a la derecha del lienzo, que revela el fracaso de Icaro y de sus desproporcionadas ambiciones. Brueghel, mientras el Renacimiento espumaba ya el despegue europeo, afirma pictóricamente una tesis y una toma de partido: las vidas paralelas del Hombre Viejo, triunfalmente aferrado a la tierra, y del Hombre Nuevo, cuyos caprichos insensatos sucumben en el mar sin llegar a rozar el orden ancestral de los humanos. El reaccionario Brueghel se equivocó y triunfó el Hombre Nuevo, pero no era ése, no, excogitado de la Razón y la Virtud, que habían soñado Robespierre. Marx y el Ché. Contra el espesor de la tierra y el abrigo de las supersticiones, contra la lentitud narrativa y los hipócritas buenos modales del Antiguo Régimen, en Occidente no triunfó el Derecho y la Ciudadanía sino Icaro, el cual, gracias a Iberia y American Airlines, llega siempre indemne a su destino. Hay que invertir las proporciones del cuadro de Brueghel. El Hombre Viejo y el Hombre Nuevo, como dos especies paralelas, escarabajos y cebras, inmigrantes y turistas, pobres y ricos, comparten el mismo lienzo, pero es el Hombre Nuevo el que vuela y vuela, en el centro de la escena, sin percatarse de la catástrofe del resto del mundo, en una esquina, que acabará arrastrándolo también a él.
 
 
El Hombre Viejo al menos respetaba a los muertos. El Hombre Nuevo capitalista es nuevo porque es el primero en la historia del mundo que se ríe en los funerales de los desconocidos. Se cree inmortal y, como todos los inmortales, demuestra -cuando no desprecio o crueldad- una olímpica indiferencia hacia los mortales.
Santiago Alba Rico

Respuesta  Mensaje 3 de 11 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 01/06/2010 21:32
Otro texto que me pareció maravilloso y esta vez de la mano de un sacerdote católico.
Senti que escribía con el corazón, me llegó a lo mas profundo. Diría yo ...cuando la razón se junta con el corazón ...
Está claro que elejimos aquello que nos llega de forma especial, y algo nos llega casi siempre cuando tenemos las mismas percepcioness y sentimientos sobre la vida y sus cosas.
*************************************
El descenso a los infiernos
El último mes le di sepultura a seis niños en el hospital pediátrico donde todos los sábados celebro la liturgia. Cinco varones –Zhenja, Anton, Sasha, Alesha e Igor– y una mujer, Zhenja Zhmyrko, una hermosa muchachita de diecisiete años. Murió de leucemia. Tuvo una agonía lenta, con dolores terribles, que ningún fármaco llegaba a aliviar.

Y este mes la misma trágica rutina: cinco pequeños ataúdes de niños es nuestra estadística habitual. Estadística tremenda, despiadada, asesina. Pero estadística. Y en cada ataúd hay un niño que para sus seres queridos era su pequeño, amado, adorado, predilecto. Maksimka, Ksjusha, Nastja, Natasha, Serezha...

DIOS ¿DÓNDE ESTÁS?

 

Es fácil creer en Dios cuando estás caminando por el campo, en verano. El sol resplandece, las flores emanan su perfume y el aire es suave. "Y en los cielos veo a Dios", como escribió el poeta ruso Mihail Lermontov. ¿Pero aquí?

¿Dónde está Dios? Si él es bueno, omnipotente y omnisciente, ¿por qué calla? Y si fuera verdad que castiga a estos niños por sus culpas, o por las de sus padres, como creen algunos, entonces no es un ser "lleno de paciencia y rico en misericordia", por el contrario: es despiadado.

Dios permite el mal para que saquemos algún provecho, o porque quiere enseñarnos algo, o para evitar que nos ocurra algo todavía peor. Esto es lo que enseñaban los teólogos un tiempo, en la Edad Media, y en Bisanzio. Y también nosotros seguimos afirmando algo similar. Entonces, ¿la muerte de estos niños sería una lección de Dios para nosotros? ¿O un mal menor, que nos permite evitar algo peor?

Ahora bien, si Dios planeó estas muertes, aunque sea con el fin de hacernos entrar en razón, entonces no es Dios sino un pérfido demonio. ¿Por qué tendríamos que adorarlo? Al contrario, hay que expulsarlo de nuestra vida. Si Dios, para enseñarnos algo, pudo asesinar a Antosha, Sasha, Zhenja, Alesha, Katja, y muchos otros niños, entonces yo no quiero creer en este Dios.

FE ES CONFIAR

 

Hago la precisión de que "tener fe", o "creer", no significa "reconocer su existencia", sino más bien "confiar, entregarse a él". Si es así, tenían razón quienes en el pasado destruían las iglesias y arrojaban a la hoguera los iconos; o por lo menos, los que transformaban las iglesias en "casas de cultura". Todo esto es triste. Es más, peor que triste, es horrible.

O quizás no haga falta pensar en esto, sino simplemente tratar de consolar. Darle a los que no ya pueden cargar más peso este "opio para el pueblo" y, al menos así, esperar que sus sufrimientos sean aliviados. Consolar, calmar, compartir. Pero el opio no cura. Sirve solamente para aturdir por un rato, quita el dolor durante tres o cuatro horas; y después hay dar más, y más y más... Pero es horrible tener que mentir. Y sobre todo mentir a propósito de Dios. Yo no puedo hacerlo; no lo logro.

¡Señor! ¿Qué puedo hacer? Miro tu cruz, veo cómo mueres sufriendo horriblemente. Miro tus llagas, te veo muerto, desnudo, en espera de sepultura... En este mundo has compartido nuestro dolor. Igual que nosotros, gritas muriendo sobre tu cruz: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" Como uno de nosotros, como Zhenja, como Anton, como Alesha, como cada uno de nosotros, también gritaste a Dios esta terrible pregunta y has "entregado tu espíritu".

¿De quién es la culpa del dolor? No lo sé. Pero sé quién es el que sufre junto con nosotros: es Jesús. Pero entonces, ¿cómo comprender el mal que a diario es cometido en el mundo? No hace falta comprenderlo, sino luchar contra él. Vencer al mal con el bien, como nos propone el apóstol Pablo. Cuidar a los enfermos, vestir y dar de comer a los pobres, detener las guerras, y así sucesivamente. Y sin descanso. Y si no podemos, si nuestras fuerzas no bastan, entonces debemos postrarnos delante de tu cruz, aferrarnos a su pedestal, como a la única esperanza.

"Nadie ha visto jamás a Dios". Y sólo un único hilo nos une a él: el hombre llamado Jesús, en cuyo cuerpo está toda la plenitud de Dios. Y sólo un único hilo nos une a Jesús: el amor.

Él murió en la cruz como un criminal. Con atroces sufrimientos. ¿Qué sucedió después de su muerte? Nosotros creemos que resucitó, pero no lo sabemos. ¡No lo sabemos! Al comienzo del capítulo veinte del evangelio de Juan, vemos a María Magdalena, después a los apóstoles Pedro y Juan, y sentimos ese dolor penetrante que lo impregna todo esa mañana primaveral de Pascua. Dolor, tristeza, desesperación, cansancio.

Pero este mismo dolor penetrante, este mismo sentimiento de lo irremediable, que de manera tan clara presenta el evangelio de Juan, yo lo siento siempre, al lado del ataúd de un niño... lo siento, y con sufrimiento, entre las lágrimas y la desesperación, creo: sí, resucitaste de verdad, ¡Señor!

Mientras escribía estas páginas murió Klara, después Valentina Ivanovna, y por último Andrjusha: son otros tres ataúdes. Hace algunos días un niño me confió que no cree en la vida del más allá y por esto teme ser un mal cristiano. Le contesté que justamente su dificultad de comprender lo que se refiere a la vida de ultratumba demuestran lo contrario: es la prueba de la sinceridad de su fe.

Y me explico: una vez un sacerdote –ya no tan joven– me dijo que le era difícil hablar de la muerte y enseñar a sus fieles a no tenerle miedo, porque él no había perdido a nadie que le fuera verdaderamente cercano. Sincero. Muy sincero. Y muy justo.

HABLAR DESDE LA EXPERIENCIA

Siento cierta vergüenza cuando veo a algún joven sacerdote, recién salido del seminario que, con suficiencia y calma, le explica a una madre que acaba de perder a su niño, que en realidad es mejor que haya sido así, que Dios lo quiso y que por lo tanto ella, esa pobre madre, no tiene que dejarse abatir por el dolor.

"Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos": sí, esto es cuanto nos dice Cristo en su evangelio (Lucas, 20, 38). Pero para que este anuncio penetre en el corazón, cada uno de nosotros necesita de una experiencia personal directa de desgracia, dolor, pérdida, de una experiencia que nos sumerja en el abismo de la desesperación, del desconsuelo y las lágrimas. Se requieren no días o semanas, sino años de agudo dolor.

Este anuncio entra en nuestro corazón sin anestesia y sólo a través de las pérdidas personales. No se lo puede aprender como una lección de escuela. Osaría incluso afirmar lo contrario. El que está convencido de creer y no tiene una experiencia del dolor, se engaña. La suya no es todavía fe, sino sólo proximidad a la fe de otros, de aquellos que quisiera imitar con la vida.

Jesús no sólo sufre personalmente, sino que desciende a los infiernos, para compartir también allí el sufrimiento ajeno. Él nos llama siempre cuando dice: "¡Sígueme!". Muchas veces tratamos sinceramente de ir tras él, pero... tratamos de no advertir el sufrimiento ajeno, cerramos los ojos, no prestamos oído...

Tratamos de convencer a alguien que sufre de que en realidad su dolor es sólo una impresión, y una impresión que tiene porque no ama a Dios, y así seguimos... En fin, a la persona que sufre, que está mal, en el dolor, la dejamos sola, la abandonamos precisamente en el momento más difícil del camino de la vida.

DESCENDER A LOS INFIERNOS

Por el contrario, hay que descender junto con esa persona a los infiernos, siguiendo así a Jesús. Hay que sentir con el propio corazón el dolor de quien está a nuestro lado, en toda su integridad, crudeza y autenticidad. Hay que compartir el sufrimiento con la persona, vivirlo junto con ella.

Recuerdo cuando murió una pariente mía de 80 años, que había vivido siempre con una hermana. Un año después la hermana me dijo: "Gracias porque en ese momento no me consolaste, sólo estuviste a mi lado". Acaso en esto reside el cristianismo: estar al lado, estar juntos.

Nosotros somos personas del Sábado Santo. Jesús ya fue bajado de la cruz. Quizás ya haya resucitado, porque de esto habla el Evangelio que se lee ese día. Pero nadie lo sabe todavía. El ángel aún no ha dicho: "No está aquí, resucitó". No lo sabe nadie. Por ahora su resurrección se advierte sólo con el corazón; y la advierten sólo aquellos que no perdieron el hábito de sentir con el corazón...

Georgij Cistjakov
__________________
Georgij Cistjakov. Publicado en revista Ciudad Nueva, www.ciudadnueva.org.ar


Respuesta  Mensaje 4 de 11 en el tema 
De: GILDA08 Enviado: 25/03/2012 07:52
Cuando el hombre se procuraba el alimento diario tomando de la Naturaleza lo que necesitaba, era recolector... y después aprendió a cazar. Nadie le enseñó, él observó lo que hacian los animales, matando a otros más pequeños para comer. Esa fue su primera lección, sobre lo que significaba matar para sobrevivir.

Después, según fue evolucionando y se fue reuniendo en grupos para vivir en las cavernas y protegerse unos a otros, se fueron formando los "clanes" y surgieron las primeras "sociedades humanas". Los "clanes" crecian, elegian un líder que obviamente debe de haber sido el mejor cazador o el que en forma natural siempre "sabia" lo que habia que hacer y decidir en cada ocasión.

La Antropología y Arqueología ha estudiado la evolución de las primeras sociedades y los primeros hombres y estan de acuerdo en que nuestro primer antepasado surgió en Africa y conforme crecian en número se fueron separando y emigrando hacia otros lugares. El Cro Magnon llegó a Europa y empujó al Neandherthal hacia las heladas regiones del norte. Incapáz de evolucionar al mismo ritmo del Cro Magnón, que empezó a avanzar (invadir) y a ocupar los terrenos desocupados sin mayor problema para él y sin pensar por un segundo en el destino al que estaban condenando a sus "primos".   

Pasaron miles de años y aparecieron entre las primeras sociedades y antiguas culturas, los primeros "dioses" y la intervención en la evolución humana, asi como las primeras guerras y disputas territoriales. Los vencedores aprendieron que para sobrevivir, debian poner primero los intereses de sus miembros inmediatos y no preocuparse por el de los demás. 

Aparecieron  los "reyes", que se decian "decendientes" de dioses... y la aparición de las "clases" sociales.  Aparecieron también las primeras reglas de convivencia en aquél tipo de sociedades. La historia está repleta de ejemplos de guerras, destrucción,  muertes e invasiones. Esta ha sido la "evolución" natural del Homo Sapiens, nuestra especie.

El hombre "moderno" no se diferencía mucho en sus acciones actuales, de las de sus antepasados, especialmente si recordamos que el Hombre de Cro Magnon era, cazador, se movilizaba y avanzaba empujando a los grupos humanos que encontraba, ocupando las tierras y no importandole el destino de los que eran desplazados. Esto muestra que no hay mucha diferencia entre los sentimientos de aquellos lejanos antepasados y los actuales seres humanos.

Las clases privilegiadas encontraron formas para mantener el control de unos pocos... hacia las mayorias. Y se inventaron las religiones, una excelente forma para controlar las mentes y las acciones. Siglos y siglos de estar "endoctrinando" las mentes de las masas analfabetas e ignorantes, hablandoles acerca de la necesidad de "aceptación" de las divisiones de las clases sociales como algo que era "disposición divina", fue condicionando la mente para aceptar otras reglas sociales: aceptar con resignación la voluntad de "dios" y su posición en el mundo y su destino, fueran cual fueran sus sentimientos. Aprendieron a reprimirlos y aceptar.

Ha habido en la Historia de la Humanidad, muchos seres evolucionados que veian claramente la manipulación de que eran objeto los pueblos de la Tierra y se atrevian a hablar en contra. Dejaron sus filosofias y enseñanzas que hablaban del Amor de unos por otros, de la Compasion y la Misericordia, del Perdón, de la Cooperación y Solidaridad, de "dar de comer al hambriento y vestir al desnudo", etc. etc.  

Hay cientos de miles de seres humanos que tomaron la decisión de seguir estas enseñanzas a través de los tiempos... y lo siguen haciendo hasta estos tiempos. Existen MILLONES de seres humanos compasivos, solidarios y misericordiosos con sus hermanos los Homo Sapiens, e inclusive se preocupan por la naturaleza y todos los seres vivos que la habitan.  Trabajan organizados, en grupos o en forma individual, son los Shamanes de los indígenas y los líderes de grupos organizados ecológicos o defensores de los Derechos Humanos.  

ESAS PERSONAS SON LAS MANOS Y LA PRESENCIA  DE DIOS, EL VIVE Y LATE EN LOS CORAZONES DE LOS QUE AMAN. ES LA ENERGIA QUE MOTIVA, QUE APOYA, QUE SOSTIENE, QUE ANIMA  AL QUE AMA  INCONDICIONALMENTE Y LE RECOMPENSA CON EL REGOCIJO Y LA PAZ INTERIOR... Y LA SATISFACCION DEL DEBER CUMPLIDO.

Obviamente que los Medios de Comunicación controlados, no van a dar la publicidad que le dan por ejemplo a esos Cruceros de los Millonarios y los Sitios Turísticos de moda. La gente común se muere si le quitan de la tv los programas de chismes de la farándula, las novelas y los deportes. Y estoy hablando de la clase media y la baja, no de los ricos y millonarios.

El condicionamiento mental ... ESE ES EL VERDADERO INFIERNO... y viven contentos en él...!!!   mientras miles de seres humanos mueren de hambre y enfermedad, consecuencias de las guerras por el Poder. 

Qué tiene que ver pues, Dios... en todo esto ?  

Discúlpame Marti, pero ese escrito de ese "sacerdote católico"  es lo más hipócrita y vergonzoso que he leido... sentí ganas de vomitar. Porqué toleran esas cosas los curas ? 

" Siento cierta vergüenza cuando veo a algún joven sacerdote, recién salido del seminario que, con suficiencia y calma, le explica a una madre que acaba de perder a su niño, que en realidad es mejor que haya sido así, que Dios lo quiso y que por lo tanto ella, esa pobre madre, no tiene que dejarse abatir por el dolor. "

Sintió verguenza ? no dice nada de haber tenido una plática con el joven sacerdote. No dice nada de haber iniciado un movimiento en su iglesia, en su templo... para explicar de otra forma las escrituras. No dice nada de HABER EMPEZADO EL... a cambiar sus sermones desde el púlpito... de hablar con LA VERDAD a su congregación.  ESTO ES LO QUE DEBERIAN DE HACER TODOS LOS SACERDOTES CATOLICOS... Y TODOS LOS PASTORES PROTESTANTES TAMBIEN...  ... tuvo mucha razón Carl Marx: "la religión es el opio de los pueblos". Además, Dios no inventó la religión, fue el hombre quien inventó a Dios y a la Religion.

El Ser Humano actual, como especie, se parece muchísimo en sus motivaciones al hombre de Cro Magnón. Despreocupado de los asuntos de los demás, y egoista cuando se trata de compartir o "respetar el derecho de los demás". A mi modo de ver, hay un gran sector de la especie, que se quedú "atascado" en aquella época (por algo a algunos especímenes se les dice "cavernícolas"). Si nosotros hubiésemos evolucionado a partir del Neanderthal, quien sabe si nuestro destino hubiera sido diferente.  El Neanherthal demostró no ser amante de las invasiones y guerras; prefirió salir de sus tierras y dejar a sus primos alli. Hay quienes apoyan la Teoria de que hubo una intervención, una manipulación genética para asegurar la sobrevivencia del Cro Magnon, debido a sus especiales características, que no era tan "pasivo" como el Neandhertal.

Bueno, hasta aqui mis "divagues".  

Saludos,
Gilda

Respuesta  Mensaje 5 de 11 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 26/03/2012 05:49
Gilda, en lo que te di para leer los otros dias ... justamente el que escribio el libro hace una diferencia entre el hombre de Cro Magnon y el Neanderthalfue una de las tantas cosas que me gusto, e intereso ... vaya a saber a lo mejor tiene razon despues de todo ...

Uno es el "originario" el otro es el "manipulado". No deja de ser interesante no?

En cuanto al sacerdote, yo lo comprendo, a la Mdre Teresa x ej. entre tantos le paso lo mismo, y lo que te puse del libro "donde anidan los Angeles", habla sobre ese tema. Religiosos que ante el desolador panorama al que se enfrentan dudan .. pero no es sencillo amiguis.

Respuesta  Mensaje 6 de 11 en el tema 
De: GILDA08 Enviado: 27/03/2012 03:53
Si, asi es. Hay tambien unos documentales fabulosos del History Channel en You Tube, basados precisamente en los estudios
Arqueológicos de los antepasados del hombre. Ahora existen mas herramientas de laboratorio y Tecnologia que cuando nosotros fuimos a la escuela.
Estamos re-aprendiendo, los viejos Paradigmas ya no funcionan.

Los sacerdotes y la gente religiosa como la Madre Teresa, son ejemplos de cómo se preocupan y ocupan del dolor ajeno, en función del sentido de la
Relación con Dios y sus mandamientos y el " temor" al castigo divino. Ellos mas que nadie son los que andan más confundidos que otras personas que no creen en ninguna religión y " se ocupan" por hacer algo en beneficio de los más pobres, sin pensar en "quedar bien con nadie" , de este mundo o de "allá arriba". Esa es la gran diferencia.

Porqué insistir en estar cuestionando a Dios sobre el porqué del dolor y sufrimiento en el mundo, cuando las respuestas estan bien claras ? El mundo está como está, porque no se quieren ver las razones reales que estan frente a nosotros amiga.  Por eso dije que me habian dado ganas de vomitar al leer lo que escribe ese sacerdote. Ellos mejor que nadie en el mundo, conocen las verdades, la realidad tal cual es, y deciden seguirle haciendo " al tonto", engañandose a si mismos, paralizados por el temor a ir más allá y escudriñar en los textos "prohibidos" por la iglesia. Son unos cobardes, unas marionetas que ayudan y apoyan a seguir manteniendo la gran mentira del Dios castigador, del pecado y del Infierno, y permitiendo que la gente sufra injusticias y sufrimientos innecesarios, porque les siguen enseñando que "Es la voluntad de Dios"; y asi, tronchan de raiz el espíritu de lucha en el ser humano que posee un Alma buena, sencilla y confundida. De esa forma, se ponen quietos y se abandonan " en las manos de Dios"

Hasta luego, que descanses la noche de este Lunes amiga.

Maria Ines.



Respuesta  Mensaje 7 de 11 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 27/03/2012 04:13
Quizas tengas razon Ines, con los religiosos, pero creo que hay muchos que no saben. A veces uno cree que las personas pueden tomar ciertas posiciones y me he dado cuenta que en muchisimos casos no lo pueden hacer. Puede que ellos sean entrampados mas que nadie porque siguieron un camino equivocado y no logran el equilibrio. No es sencillo, ni digo que sean todos. Pero hay gente que hace y ha hecho actos heroicos x los demas, han sido torturados, y muertos, y no dejan su fe. Mira este video, es un tanto horroroso lo que se ve en el, pero se aprende un monton, alli hay un sacerdote negro, kongoles, el ve lo que pasa, pero nu duda al parecer de su fe, hasta lastima me dio. Y se compromete y hace. Que se yo ... vaya que es dura la cosa no?
 
Por aqui llego el frio, sin otoño, sin anestesia. Me pregunto que sera de nosotros este invierno, el pais no esta preparado para este cambio de clima, nosotros menos ... en fin que se le va a hacer no?
 
Ahora te dejo el enlace, los voy a subri asi lo puedes visionar si gustas. Sobre todo quedaras sorprendida (al menos yo lo quede) por lo que significa este mineral, como se obtiene, en donde se encuntra, lo que dependemos de el, tanto que no lo puedo creer, y que las guerras tribales del kongo no son talesay!!! amiguis que terrible es ir descubriendo todo ... hasta que punto!!! se ha llegado.
 
Un abrazo desde aqui abajito compañera.

Respuesta  Mensaje 8 de 11 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 27/03/2012 04:31
Bueno, el documental del que te hablo esta aqui:
 
Sobre el tema del Coltan, tengo mas material para postear, pero aun no lo armo, subi este para que veas en que mundo se mueven a veces algunos religiosos, el sacerdote negro, yo creo que no se da cuenta, ... tu saca conclusiones. Y como el hay tantos ...

Respuesta  Mensaje 9 de 11 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 01/04/2012 06:51
El dolor es la metáfora extrema de nuestra capacidad de sentir
No es fealdad ni despropósito, sino uno de los medios para encontrar el sentido

El dolor es una realidad cuya aceptación tratamos continuamente de postergar, a pesar de que es la metáfora extrema de nuestra capacidad de sentir. El dolor tiene unas causas, pero hablar de ellas pone en peligro el “orden” establecido o inducido. Por eso se esconden las causas del sufrimiento que origina el poder legitimado por un modelo político, económico, cultural, moderno o tradicional, que no se revisa y que se constituye dogmáticamente como única fórmula de interacción social, ocultándose las responsabilidades tras las espaldas y en las sombras. Gozar el placer, sufrir el dolor, no vivir de ellos, sería la manifestación de una verdadera madurez humana.
 De tanto que miramos, no vemos; de tanto que nos hablan no oímos; de tanto que poseemos estamos insensibilizados para buscar. Pero nos queda el dolor como el sentido que en algún momento nos despierta de nuestro inconsciente sueño. Se teme al dolor, pero el dolor nos puede acercar a nuestra humanidad. Aunque nosotros lo neguemos, él está ahí. Aunque, incluso, en los círculos sociales más cercanos e íntimos nos parezca “incorrecto” demostrar la “debilidad” de padecer, el dolor, tercamente, estará presente.
Del dolor no se quiere hablar porque provoca, porque nos enfrenta, porque nos intranquiliza. Pero si pudiéramos medir el nivel de dolor que hoy el ser humano produce y se produce, es probable que el experimento hiciera saltar por los aires el supuesto laboratorio, ante el grito concentrado que se encierra en las entrañas del alma de este planeta.
El dolor es, pues, una realidad cuya aceptación nosotros tratamos continuamente de postergar, pero que a la altura de nuestra actual conciencia social su existencia impide que nos durmamos en esta inconsciencia que nos anula, que nos insensibiliza: el dolor es la metáfora extrema de nuestra capacidad de sentir.
Se habla del dolor causado por la frustración, la soledad, la renuncia, la humillación, el desprecio, la incomprensión. También se habla del dolor de los que no tienen nada, de los que emigran, de los que abandonan a los hijos, de los que torturan y de los que son torturados; de los delincuentes, de los que no tienen trabajo, de los que no poseen asistencia médica para sí mismos o para sus seres queridos; de los que se ven arrastrados por guerras que ni comprenden ni les van, de los desplazados, de los sometidos por epidemias que los que tienen las soluciones contra ellas no están interesados en erradicar.
Doble lectura
Y ese dolor que es “estéticamente feo” no lo asumimos como realidad humana cuando se manifiesta como pobreza, dependencia, enfermedad, injusticia, violencia, ignorancia, desamparo... atreviéndonos a negar o a omitir la verdad que se esconde: el dolor está ahí porque lo producimos en nuestra fábrica de mentiras y de imágenes aparentes que alimenta la máscara social, aunque se diga que son efectos no deseados, incontrolados.
Pero esos efectos no deseados también se reciclan y se vive de ellos, son portadas de todos los medios de comunicación. Para eso es para lo que se utiliza el dolor, el ajeno claro, en una sociedad de la imagen y el hedonismo: se utiliza el sufrimiento físico y psíquico como espectáculo, nutriendo con el morbo el vacío que dejan las frustraciones en los proyectos, las dificultades para conseguir los sueños, las injusticias justificadas con discursos cargados de confusión y mentiras.
Según la Academia de la Lengua, morbo es sinónimo de enfermedad. Se denomina morboso a lo que causa enfermedad o es propio de ella, y por extensión, según el diccionario de la lengua española, se llama así a aquello que revela un estado físico o psíquico insano. La morbosidad, sigue diciendo, es el conjunto de alteraciones patológicas que caracterizan el estado sanitario de un país.
Con el morbo se intenta nutrir (como al cuerpo con la comida basura) a un espíritu errante que sin aliento se arrima a la primera fuente de calor que encuentra, para lograr algún tipo de energía que le permita seguir existiendo un tiempo más, aunque esa fuente sea venenosa y cree adicción. El brillo de esa fuente es la trampa que hace caer a todos los inocentes y los desprevenidos.
Responsabilidad de civilización
Tamaña responsabilidad la que tiene esta civilización que llega a altas cotas de riqueza a costa de anular el espíritu, nutriéndolo con los productos de su propia insensatez, sin asumir los efectos de sus actos alienándose hasta la locura por no querer ver ni sentir. Gozar el placer, sufrir el dolor, no vivir de ellos, sería la manifestación de una verdadera madurez humana.
El dolor que se pretende convertir en espectáculo, que se convierte en una imagen fija de llanto y de desesperación de niños, viejos y mujeres que sufren, es un dolor que aleja al que sufre de su espectador: es la imagen del dolor en los tiempos de la “reproducción técnica”, como quizás lo denominaría el sociólogo W. Benjamín.
¿Realmente esas informaciones espectaculares llaman a la solidaridad? ¿O se convierten en una satisfacción personal, para el que la observa repetidamente, porque, por esta vez y en estas circunstancias, a este espectador de turno no le ha tocado ese sufrimiento?
Parece que queramos consolidar esta sociedad a base de construir espectáculo con todo lo que pudiera hablar de trascendencia humana, frivolizando y despersonalizando cualquier experiencia, aunque para ello se degrade a los protagonistas.
Dolor y tecnología
De esta forma colocamos, en un escenario artificial, escenas reales, con actores e historias que no han sido imaginados por ningún autor de novelas. Pero en esos escenarios cualquier historia verá transformados sus contenidos y significados gracias a los recursos de las tecnologías y a la insistencia en imágenes repetidas hasta la saciedad.
Imágenes que al final dejan de conmover porque de tanto proyectarse ya no se ven, ni se oyen. Los sentidos han perdido sensibilidad y reflejo porque ya no es novedad el dolor del mundo y porque nunca se terminan de explicar las causas últimas de esa realidad-espectáculo.
También porque la información que esconde la historia contada, deja de ser importante porque el protagonismo termina teniéndolo el periodista que logró las imágenes, la agencia o el medio de comunicación que mejor cubrió el evento, la ONG que llegó a desplegar recursos para “aliviar” la situación, las declaraciones de solidaridad de las instituciones públicas nacionales o internacionales con una cascada de buenos deseos, etc.
Muchos de estos “observadores de primera fila” (y de larga distancia) terminarán recibiendo premios a la mejor cobertura, presupuestos mejores para su labor asistencial, o en el peor de los casos, nuevas fuentes de negocio para las empresas de servicios oportunos y oportunistas que quizás sean las que dieron origen a la situación que se menciona. De los dolientes no se volverá a hablar, parece que queda zanjado su dolor con las medidas racionales adoptadas. Luego se mirará para otro dolor reciente, o muy viejo, del que no habíamos hecho aún espectáculo alguno.

Respuesta  Mensaje 10 de 11 en el tema 
De: Marti2 Enviado: 01/04/2012 06:51
El dolor como espectáculo
El dolor no se puede convertir en un espectáculo porque éste nos insensibiliza por su propia naturaleza como entretenimiento. Tampoco puede descubrirse la trascendencia de los hechos de los que se informa porque éstos hechos están confundido dentro del continúo bombardeo de informaciones intrascendentes. No se puede hablar del dolor que experimentan los desplazados, los heridos, los hambrientos, etc., y después hablar del tiempo que nos impide tomar el sol en la playa, o esquiar porque no ha nevado suficientemente.
El dolor tiene facultades que se pierden en el marasmo de acontecimientos informativos, enumerados como el que hace una letanía, un juego para la memoria. Por otro lado, el negar el dolor, ocultarlo o frivolizarlo, nos arranca, nos desgarra, una parte importante de nuestra humanidad
Tras esta realidad, otra, aún más tenebrosa si cabe. El dolor tiene unas causas y hablar de ellas pondría en peligro el “orden” establecido o inducido. Por eso se esconden las causas del dolor que origina el poder legitimado por un modelo político, económico, cultural, moderno o tradicional, que no se revisa y que se constituye dogmáticamente como única fórmula de interacción social, ocultándose las responsabilidades tras las espaldas y en las sombras.
Por eso, se señala con el dedo largo de los poderosos al dolor causado por los anatematizados, o por los marginados, por los que son excluidos o por los que se auto excluyen, por los revoltosos, por los inconformistas, los que nunca accederán a la domesticación y de los cuales se ofrecen todas las imágenes posibles que hablen de su degradación y de su locura.
Tendencia del día siguiente
Sobre las débiles espaldas de éstos cae la culpa y la responsabilidad de todo un sistema que no funciona, pero que sí permite los privilegios de una minoría de intocables, aunque también degradados, humanamente hablando, tanto o más que los que han resultado ser las víctimas propiciatorias.
El segundo aspecto que queremos destacar aquí es lo que llamaríamos la tendencia del día siguiente. Después de un dolor, la receta es alentar la recuperación de la normalidad con el olvido de lo pasado, cuanto más pronto mejor. Recuperar la normalidad, ¿qué es eso? Todo dolor requiere de un duelo.
El duelo es, también, un proceso natural por el cual el ser humano asimila la experiencia vivida y se fortalece a través de ella. El esfuerzo por llegar a la “normalidad” es un esfuerzo contra-natura; la normalidad es el duelo, es el dolor, es la experiencia del dolor, es la renuncia a la frivolidad y a la simpleza, es la asunción de todas las facetas del vivir.
La normalidad no existe. Existen nuevas circunstancias siempre, cuánto más después de un dolor. Lo que se produce es un proceso de readaptación a las nuevas circunstancias; a una realidad extraña a la “normalidad” que antes se tenía. Nada es igual después del sufrimiento. Nada es igual tras la invasión de un país; tras un terremoto; tras un accidente; tras la muerte de un ser querido.
Vivir el duelo
Todo tipo de dolor merece un duelo, requiere un duelo. Un duelo supone vivir un proceso de aceptación de la pérdida (por enfermedad, por muerte, por catástrofe natural o provocada); un proceso de reflexión y asimilación de la vivencia; no una huída para “quitármela de encima”, lo más pronto posible, pues toda vivencia deja una impronta, una huella de la que hay que sacar sabiduría y fuerza. Si no se las tiene en cuenta, las experiencias dolorosas y traumáticas se distorsionarán y emergerán con nuevas manifestaciones y sufrimientos, porque “se cicatrizaron sus heridas en falso”.
No digo que el dolor haga falta para ganar méritos y lograr el reino de los cielos, digo que el dolor propio es una fuente de energía que nos empuja a la creación. Digo que el dolor nos informa de la realidad que vivimos y que tenemos que superar. Digo que el dolor nos habla de las creencias que nos condicionan, pero que también nos dan sentido. Digo que el dolor nos informa de las injusticias que cometemos y que padecemos. Digo que el dolor manifiesta aquellos gritos del alma que no queremos escuchar. El dolor no es fealdad ni despropósito, el dolor es uno de los medios para encontrar el sentido.
Hay que valorar la presencia del dolor como sensibilidad propia, como efecto de nuestra capacidad de amor, como consecuencia de la empatía que tenemos con todo lo que nos rodea y con todos los que nos rodean; el dolor como impulso para la solidaridad, como razón para la acción social que no siempre tiene que ser acción experta o de profesionales. Porque al que vive el dolor y sabe que es un síntoma que anuncia la posibilidad de muerte (del tipo que sea), no le consuelan las explicaciones técnicas de los expertos, le confortan la solidaridad humana, la compañía cercana, la mano amiga.
Perder el sentido del dolor es perder un radar poderoso cuya incómoda presencia nos empuja a tratar de encontrar respuestas a la pregunta que nos provoca: ¿por qué esta realidad está siendo así? Esta cualidad humana impide que nos perdamos eternamente en el universo de lo fácil, de lo pueril, de la mentira, de lo falso, de lo aparente, de la muerte sin sentido de lo físico, y sobre todo de la desconexión con el aliento que mantiene la vida.
Experiencia individual
El dolor es también una experiencia individual, nadie vive el dolor de la misma manera, aunque las vivencias o las circunstancias sean las mismas. Cuando se pretende vivir el dolor ajeno, se le arrebata al otro la oportunidad de fortalecimiento y maduración personal que el dolor le produce.
No hablo del que provoca dolor al otro: esa responsabilidad ha de ser perseguida por la justicia humana. Hablo del que va al duelo y tiene que ser consolado por los deudos del fallecido, porque se busca protagonismo gracias a ese dolor. Es el que hace caridad ante las cámaras, la prensa o ante el mismísimo Dios para conseguir mayor ratio de gloria terrena y celestial.
Hablo de las aparentes muestras de conmoción de los administradores políticos frente a una previsible catástrofe, cuando la visión de sus consecuencias no le llevan a preguntarse ¿qué hice yo para evitar que esto sucediera? O ¿cuánta responsabilidad tengo en el dolor de estas gentes? Llevándoles estas preguntas a actuar en consecuencia.

 Por Alicia Montesdeoca.

Respuesta  Mensaje 11 de 11 en el tema 
De: GILDA08 Enviado: 14/07/2013 03:09
Mientras nos quieran seguir metiendo entre ceja y ceja que el origen del hombre viene de una pareja que se nombraban Adan y Eva y que a la mujer la hicieron de una costilla del varón, nadie va a poder explicarse el porqué el hombre es víctima y victimario a la vez. Las respuestas no estan en la Biblia ni en los textos Sagrados de las Religiones, al contrario... esos textos son para mantenernos confundidos.

Es más fácil creer en las Teorias que nos hablan de que el Homo Sapiens es una raza híbrida, un experimento que a través de los miles de años de su existencia, ha ido evolucionando, mutando e inclusive in-volucionando genéticamente. Es muy fácilmente identificar en estos tiempos, si observamos y ponémos atención a nuestro alrededor, a personajes que encajan perfectamente en cada una de esas 3 categorias. Sólo asi se explica que existan hombres tan brillantes y humanitarios, inventores e investigadores científicos dedicados a beneficiar a la humanidad, artistas en tantas áreas, y a la vez... criminales en serie, asesinos psicópatas y seres con apariencia humana capaces de las peores atrocidades en contra de su misma especie y en contra del planeta.

Asi es de sencillo. Algunos de nosotros nos empeñamos en complicar las cosas, buscando y siguiendo interrogantes que ha tiempo han sido respondidos por la misma Historia del Hombre sobre la Tierra.

Saludos,




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