Los que  seguís el blog desde hace tiempo, sabreis que tuvimos la fantástica  oportunidad de entrevistarle con motivo de su visita al Forum d’ Avignon.  Nos pareció una idea muy interesante el hecho de haceros partícipes de  la misma, recopilando y formulando algunas de las preguntas más  interesantes que nos hicisteis llegar a través del propio blog y que  Sasskia respondió de manera equitativa a las nuestras propias. Saldrán  en la segunda parte, que esperamos publicar muy pronto.
Finalmente,  y tras agradecer de nuevo a Sasskia su enorme disposición, publicamos  la primera de las dos partes en que hemos dividido la entrevista, la  cual esperamos que os parezca tan interesante y didáctica como nos  resultó a nosotros, y en la que pretendímos profundizar en los temas de  desarrollo de ciudad, que nos resultan especialmente relevantes.
Entrevista a Saskia Sassen
Desde  hace tiempo vienes trabajando con la idea de «urbanizar la tecnología»,  y es un concepto que, nos parece, guarda mucha relación con otro que  venimos trabajando desde hace un tiempo en Paisaje Transversal, que es  la figura de Smart citizen. Digamos que con Smart citizen venimos a  reivindicar que hay una alternativa al modelo de ciudad inteligente  (Smart city) que están promocionando desde las grandes corporaciones  tecnológicas (CISCO, Siemens, IBM, etc.), un modelo centralizador,  privativo y jerárquico. En cambio,nosotros fundamentamos la idea  de Smart citizen en dos axiomas, el primero de los cuales es que: «No  hay ciudades inteligentes sin ciudadanía inteligente».
Ese es uno  de los problemas, que lo que hoy, a esta altura de su implementación,  llamamos ciudades inteligentes son en realidad ciudadanos poco  inteligentes porque no son open-source y vienen a menudo controladas por  grandes empresas que venden y siguen gestionando esas tecnologías.  Recomiendo el pequeño volumen de Adam Greenfield, uno de los mejores  textos que han tratado este tema. [1]
Además, no promueven la inteligencia digital en la ciudadanía, que se ve reducida a elegir qué botón apretar.
El  segundo de los fundamentos es que «Frente al ideal hipertecnificado de  la tecnología «inteligente» aplicada a la ciudad, hay otro tipo de  tecnología que podríamos denominar como social que permite hacer un uso  más inteligente de la ciudad». Desde esta perspectiva, entendemos que un  huerto urbano es tanto o más que un Smartphone. ¿Cuáles cree que son  los peligros y las potencialidades de estas dos perspectivas de  introducción y uso de la tecnología en la ciudad? ¿Crees que pueden ser  dos modelos compatibles o antagónicos? ¿Por qué?
Bueno,  para ciertas infrasestructuras complejas y que deben funcionar  puntualmente, es necesario tener un control central que detecte  cualquier problema y gobierne su funcionamiento. Pero, para la  ciudadanía amplia, si queremos promover su participación, necesitamos lo  que me gusta llamar un «open-source urbanism».
Cada  residente de un vecindario, tiene un tipo de conocimiento sobre la  ciudad o sobre una parte de la misma, que es diferente del conocimiento  que pueden tener en el ayuntamiento, o cualquier experto o especialista  del gobierno municipal. Los niños pequeños, conocen su barrio de un modo  muy diferente al que lo hacen los adultos, no sólo porque sean más  bajitos y sus ojos estén más cercanos al suelo. Las personas sin techo  de la ciudad de Nueva York, conocen muchísimo más sobre los hábitos de  las ratas a lo largo del ciclo del día y de la noche, del verano y del  invierno, del bien y del mal que hacen; que el mejor de los expertos  urbanos. Y este conocimiento, que existe y es diferente al hecho de  conocer la tecnología para comunicarlo, puede aprenderse de una manera  rápida y sencilla.
Han  pasado ya algunos años desde la publicación de su libro «La Ciudad  Global». ¿Cómo ve esa obra hoy en día, atendiendo al desarrollo que han  tenido las ciudades en las últimas décadas y a la explosión urbana de  países como China, Brasil, India, etc.?
A medida  que ha avanzado la globalizacion economica, ha aumentado el numero de  ciudades globales en el mundo. Hoy en día, hay unas cien —mayores o  menores— ciudades globales. La ciudad global es una especie de espacio  frontera entre economias nacionales (cada una con sus propias culturas  económicas) y sistemas económicos globalizados, y en ese sentido  estandarizados, parecidos a un nivel muy complejo.
Juega un  rol estrategico en la expansión de la globalización, pero también es un  espacio para reivindicaciones en un mundo globalizado, justamente por  ese carácter de espacio estratégico. Es como las minas y las fábricas de  acero en los inicios del capitalismo, que jugaron un papel estratégico y  esencial para las reivindicaciones de los trabajadores, precisamente  porque eran espacios estratégicos para las nuevas economías.
Las clases  medias, modestas, comienzan a marcharse de las ciudades globales  buscando, a menudo, puestos de trabajo fuera de la ciudad. Esto es,  porque estas ciudades han ido generando un aumento en los puestos de  trabajo de salarios muy bajos —los restaurantes, los teatros, limpieza  de edificos, tiendas…— La gente sin poder, se está concentrando en estas  ciudades, manifestándose y, en mi opinión, consiguen influir en la  historia, política, etc.
Veo  realmente que las tendencias que yo identifiqué como emergentes a  finales de los ochenta, están ahora realizandose plenamente a través de  todas las ciudades globales.
Es  cierto, llevamos tiempo siendo testigos de los efectos devastadores de  la globalización, pero paralelamente, estamos viendo que también está  permitiendo articular o promover movimientos sociales, incentivar  protestas, etc. Ahí tenemos la Primavera Árabe, 15M, Occupy, Taksim en  Turquía, Brasil… sin embargo esta nueva “concepción” de la globalización  tiene un fuerte carácter local, algo a lo que algunos han denominado  como glocal ¿Cree que esta reformulación de la globalización puede  servir para solventar los problemas que ella misma ha generado?
No se si  resolver los problemas que ha generado. Estos problemas incluyen muchos  espacios no urbanos, mucha concentración de poder en la rama ejecutiva  de nuestros estados liberales, y concentración de riquezas en ciertos  sectores, en lo más alto de la distribución de riqueza. Pero creo que  sí, que la ciudad global, la red de ellas, que suponen un espacio de  gran concetración de riquezas, infrasestructuras y capacidades  (técnicas, económicas, etc), es un espacio que debe transformarse en  parte de la solución – tanto económica, como ecológica, política,  social… he escrito bastante sobre eso.
Hay agentes de cambio en la ciudad global.
Emergen  dos actores estratégicos. La ciudad global representa un momento en la  trayectoria del capital globalizado donde, ese capital tan electrónico,  poderoso, elusivo e invisible, se personifica en hombres y mujeres, y se  convierte en una necesidad de edificios y de infraestructura. Estos  hombres y mujeres lo quieren todo: sus estilos de vida, sus casas, etc.  Esto se materializa en el espacio urbano, y se vuelve una energía social  muy distinta a la de la vieja burguesía. El segundo actor, es el  plantel de trabajadores a baja remuneración, que incluye migrantes o  inmigrantes, minoridades ciudadanas y otros grupos discriminados. En el  espacio de la ciudad global se convierten en una fuerza social  importante, y visible.
Todo esto  me hace pensar en un concepto que lleva más allá de la experiencia de  cada caso —La Calle Global. No es un concepto nuevo, de hecho, la calle  global es parte de muchas de nuestras historias a lo largo del tiempo y  del espacio, incluso como formas diferentes y específicas según  correspondieran. En cada uno de los casos actuales, diría que la calle,  la calle urbana como espacio público, debe ser diferenciada de la noción  clásica europea de espacio ritual para la actividad pública, junto con  otros casos europeos como la piazza y el emblemático boulevard.
Pienso que  el espacio de «la calle», que por supuesto incluye las plazas y  cualquier otro espacio abierto disponible, es más duro, más crudo y un  espacio menos ritualizado. La calle puede, así, ser concebida como un  espacio donde las nuevas formas sociales y políticas pueden ser  realizadas, más que como un espacio para promulgar las rutinas rituales.  Estirando un poco este concepto, podemos decir que, políticamente,  «calle y plaza» deben estar diferenciados de «boulevard y piazza». Las  primeras señales de acción, las segundas, rituales. [2]
Las  denominadas ciudades globales se han convertido en los principales  motores económicos mundiales, muchas veces con mayor peso que los  propios Estados. ¿Considera que el Estado-nación como  organización  política y social puede desaparecer o transformarse?
En mi libro, «Territorio, autoridad y derechos»,  desarrollé un análisis en gran detalle de mi intrpretación al respecto.  Resumido de un modo breve, explica que hay partes del estado que  pierden vigencia: cuando una economía se no se regulariza y se  privatiza, el poder legislativo pierde funciones sobre ella. Pero el  ejecutivo las gana, porque los grandes actores institucionales que  implantan las nuevas pautas para la globalización económica, necesitan  el poder ejecutivo para que implementen las nuevas reglas del juego.
Yo creo  que esta parte se ha perdido un poco en el discurso general donde se ha  usado un lenguaje más general (e incorrecto, a mi manera de ver): «el  estado cae, pierde», no, ciertas parte del estado pierden, pero el  ejectutivo gana, si bien gana volviéndose colaborador de una política  económica que privilegia a los grandes actores financieros y económicos,  a la austeridad  para los ciudadanos, etc.
Se  habla mucho, también, del poder de las redes sociales y la tecnología  para la transformación de la sociedad, y hemos visto que han sido un  factor determinante en las nuevas formas de protesta. 
Hoy  en día, se está hablando mucho de nuevos modelos de democracia en red y  vemos las  potencialidades que las nuevas tecnologías plantean para  hacer política de forma más participativa. ¿Considera que sería posible  nuevo modelo  de gobernanza global y desde la base y aprovechando el  potencial de las redes?
Considero  que es un factor importantísimo pero, al mismo tiempo, hay que implantar  esas capacidades e iniciativas en tejidos urbanos, sociales, políticos o  económicos, que tienen la capcidad de forzarrealidades complejas, sobre  el milagro que son esos espacios puramente técnicos. He escrito,  también, mucho sobre esta interacción, por ejemplo en el texto: «Digital formations of the powerful and the powerless»
 [1] Enlazamos los títulos de sus dos obras más importantes: «Everyware: The Dawning Age of Ubiquitous Computing» y «Urban Computing and its Discontents» [2] Para más información sobre el concepto de la Calle Global leer: «The  Global Street: Making the Political» Globalizations, Octubre 2011, Vol.  8, No. 5, pp. 565–571 
Entrevista publicada en paisajetransversal.org
Ssociologos